Caben pocas dudas de que el mejor escaparate en el que fijarse es la rutina de trabajo de un número uno del mundo, como ocurrió con Tiger Woods y ocurre ahora con los hábitos de su sucesor, el inglés Luke Donald, quien se ha abrazado a técnicas de rugby para hallar la excelencia.
Donald, vigente mejor golfista del planeta, y su compatriota Lee Westwood, el segundo del escalafón, han visto en ciertas técnicas del rugby y alguna de sus fases de la preparación física argumentos válidos para mejorar el “swing” bajo presión.
Desde el punto de vista empírico la fórmula funciona y así lo han entendido el irlandés Padraig Harrington -tres ‘Grandes’ en su palmarés- y el norirlandés Darren Clarke, último campeón del Abierto Británico. Ambos también se han abrazado al rugby para mejorar sus rendimientos.
El rugby está de moda entre los mejores del golf europeo, aunque entre ambas modalidades deportivas las similitudes parecen inverosímiles.
Donald lleva dos años asesorado por el experto en rugby Dave Alred. Cuando ambos comenzaron la relación laboral el golfista inglés figuraba en el puesto número 32 del ránking mundial. Ahora es el líder.
Harrington, a tenor de las mejorías en el juego de Donald y su errático golf de las dos últimas campañas -es el número 88 del mundo-, se verá con Dave Alred esta semana en Abu Dhabi, el próximo torneo que reúne a los mejores golfistas del planeta.
En cuanto a Clarke, de 43 años, sus hábitos han cambiado por completo por culpa del rugby. El norirlandés se ha despedido de las pintas de cerveza con las que celebraba sus títulos, los últimos logrados en Mallorca y el Abierto Británico de 2011, y ha seguido los consejos de Westwood para afrontar esta nueva etapa.
El plan físico casi espartano al que le somete desde el pasado mes Johnnie Blommfield, preparador físico del XV de Inglaterra y del equipo de rugby del Ulster, le ha cambiado a Clarke métodos y costumbres.
“Los puntos comunes entre un delantero de rugby y un golfista son inmensos. Estás solo con el balón, y solo tienes una oportunidad, única. Nadie puede ayudarte en el intento. No tienes compañeros de equipo ni amigos”, reflexiona Alred en una entrevista que publica el dublinés ‘The Independent’.
Dave Alred, que es hándicap 3, ayudó al inglés Jonny Wilkinshon a convertirse en uno de los mayores anotadores del rugby mundial. De hecho, Wilkinshon intenta que el pie de apoyo quede muy cerca del balón y utiliza su pierna de golpeo como un palo de golf.
Este preparador inglés también asesoró al apertura del XV de Irlanda Jonathan Sexton, y Luke Donald fue su primer cliente en el ámbito del golf.
Alred define su trabajo como una mezcla de entrenador mental y de rendimiento. “A grandes rasgos, lo que estoy tratando de hacer mentalmente con Luke (Donald) es crear un aire de inevitabilidad acerca de todo lo que hace”, comenta.
Donald resume el trabajo con Alred de esta manera: “Tratamos de buscar formas de hacer más eficiente la práctica y formas de practicar más bajo presión, en lugar de la rutina de golpear cientos de pelotas sin más”.
Desde que Darren Clarke ganó el Abierto Británico, su carrera como golfista se alargó inesperadamente.
“Jonny (Blommfield) es un científico de deportes y él me dice todo lo que debo hacer en el gimnasio, cómo proteger mis ojos del sol, la nutrición y otros muchos detalles. Mi consumo de alcohol es ahora mismo cero”, apunta el veterano Clarke.
Vida sana para un golf sano, parecen proclamar los expertos de rugby ahora infiltrados en el golf. Tanto es así que Clarke, compulsivo con la ingesta de café y empedernido fumador de puros -hábito que compartía con el español Miguel Ángel Jiménez- está tratando abandonar nicotina y cafeína. Cosas del rugby
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