"No me obsesiona dirigir a Los Pumas"

Él no es de esos que se ven más grandes en el espejo por haber marcado un hito en historia deportiva de su país. Haber ganado la Vodacom Cup, invicto y en la mismísima Sudáfrica (templo del buen rugby si los hay), no alcanzó para que él dejara de ser “el Huevo”, Daniel Hourcade. Apelativo que, dicho sea de paso, nada tiene que ver con el tesón que exige el rugby.
“Es que cuando era chico tenía la cabeza como un huevo”, explica. “Me lo puso mi hermano Luis y quedó. A veces me llaman por mi nombre y no me doy por aludido. Ahora soy ’el Huevo’, je”.
Aquéllos primeros tiempos también asistieron a su otro “bautismo”, el que lo unió para siempre con la ovalada. “Empecé en el colegio, en sexto grado, y me prendió rápido el bichito. Arranqué de medio scrum, pero después jugaba de lo que fuera, lo importante era jugar”, recuerda.
De los patios del “Tulio García Fernández” pasó a los campos de Universitario, en cuya primera división debutó, según el mismo cuenta, de casualidad. “En el 76’ aún no había cambios, y como había faltado un jugador, me llamaron a mí, que estaba en la tribuna. ¡Cómo me golpearon ese día! Pero yo estaba feliz”, desempolva el head coach de los Pampas.
Como todo aquél que alguna vez se embarró las manos en el terreno de las haches, Daniel tiene un partido guardado en el arcón de las memorias indelebles.
“Nos tocaba jugar contra Tucumán Rugby, que iba puntero. Eran unos monstruos, tenían ocho Pumas en el equipo y ofensivamente te arrasaban. Fue un partido increíble, les ganamos con un try en el último minuto. Yo terminé acalambrado y apenas podía respirar, pero la felicidad era enorme. El que pagó los platos rotos fue Los Tarcos, que en la fecha siguiente fue rival de los “verdinegros” y se comió 40, je”.
El gran DT
Su impulsiva faceta de técnico lo empujó a entrenar divisiones juveniles 12 años antes de su retiro como jugador, en 1992. “Yo quería seguir jugando, pero me ’convencieron’ de que debía ser el DT de la Primera. Ya no sabían cómo rajarme”, desnuda la cruel realidad sin perder la sonrisa “el Huevo”, que cumpliría con Huirapuca lo que no pudo con las “serpientes”: ser campeón como técnico.
Tras dirigir a los “naranjas” y a los “naranjitas”, se marchó a trabajar al exterior por consejo de sus amigos Ricardo Arregui y Juan Monterrubio. “Fue la mejor decisión que pude tomar. Me cambió la vida”, agradece. “En Portugal logré muchas cosas. Al seleccionado lo saqué campeón del “Seis Naciones B” por primera vez en la historia, y luego clasificamos al Mundial de Francia 2007, algo que Portugal nunca había logrado. Dos años después, había el doble de jugadores en ese país”, dimensiona su paso por la patria lusa.
De todas formas, nada se compararía al grito de su imbatible Pampas XV, que arrasó en la Vodacom Cup 2011: “fue tocar el cielo con las manos. No pensábamos en ser campeones, sólo en ganar el partido siguiente, y creo que eso fue fundamental. Fue mágico, algo que nunca olvidaré”. Y, lógico…
¿El sucesor?
Santiago Phelan renovó sólo por dos años, así que el próximo Mundial no lo verá como DT de Los Pumas. Daniel se hace el que no sabe, pero ya debe tener los oídos tapados de escuchar lo mismo: “¿vas a ser vos el sucesor, ‘Huevo’?”.
“Yo soy feliz donde estoy. Soy parte del staff nacional, tengo una excelente relación con ’Tati’, y por eso me siento parte de Los Pumas. Sería muy lindo, pero no me obsesiona ser el técnico. Entrenar a los Pampas y a los Jaguares ya es un privilegio”, cierra un políticamente correcto Hourcade.
Pero la gente lo pide, y al “Huevo” le sobra espalda para llegar a Londres 2015 con la batuta en la mano.
Frases
“Siempre les digo a mis jugadores que disfruten, que el tiempo es corto. A un título podés festejarlo una semana, pero los amigos te quedan para toda la vida”
“No puedo nombrar amigos, porque me olvidaría de muchos. Pero eso es lo bueno: que tengo un montón de buenos amigos. Son el mayor tesoro que me dio el rugby”
“El rugby es una forma de vida. Aprendés a dar todo, a no rendirte nunca, a tomar decisiones, a respetar al rival y a las reglas. Nunca dejás de aprender”.
Por Federico Esposito (Diario La Gaceta)