Llegó como si fuera cualquier fecha. Con bolsito en mano, saludó a cada una de las personas. Amable, siempre accedió a firmar autógrafos a los niños de juveniles y posó con su mejor sonrisa para todas las fotos.
Rimas Álvarez, ídolo en Burzaco, quiso devolverle un poco del cariño que le brindó su gente en toda su carrera intachable y se despidió de las canchas de rugby en el club que lo vio crecer y dar sus primeros pasos con la ovalada: Pucará.
“Sí, la verdad es que jugar un partido en la cancha uno de Pucará es algo que me quedaba pendiente”, le confesó el Flaco a Scrum, luego de haber disfrutado de dos encuentros junto a sus amigos y con un marco de público que lo hizo sentir como en su casa, luego de muchos años sin pisar ese verde césped del campo de juego.
– ¿Qué sensaciones te deja esta despedida que ya se concretó después de tanto tiempo organizarla?
– Sí, fue saliendo un poco así, después vi que tomó otra magnitud, que quería jugar con los chicos de la Primera de acá y no podían jugar con los de la 74, así que fui convocando otros chicos más de Los Pumas; y con Los Pumas Classic no tuve la oportunidad de jugar, iba a ir este año pero me lastimé en el último partido con Perpignan y no pude ir. Pude conocer muchos de los de ahí, así que contento de que haya venido toda esta gente y haya sido un partido lindo.
Y el tiempo en la gran carrera de Rimas pasó rápido. Tras 11 años de defender la camiseta de Perpignan, de disputar dos Mundiales con Los Pumas, con quienes acumuló 44 caps, y sumar varias batallas en diferentes torneos, el segunda línea se despidió de la ovalada volviendo a sus raíces, de las cuales nunca pudo despejarse y siempre logró estar al tanto de las novedades.
– ¿El año pasado seguiste la campaña de los chicos de Primera, hablaste con ellos?
– No, no, hay mucha edad de por medio. Hablé un poco por amigos en común del club que me comentaban como iban yendo, alguna vez leía comentarios y la verdad es que fue una temporada buenísima en todas las Divisiones, así que los felicito.
– ¿Y cómo fue ver gente que hace tanto tiempo no veías dentro una cancha?
– Fue divertido. Durante la semana me cruzaba con gente que venía a correr y gente grande también que se entrenaba para este sábado.
– Me comentaron que Mauro Bai, entrenador de Pucará, te quería convencer para que juegues los últimos 3 meses en Pucará…
– Mauro Bai me está invitando a la casa en los últimos tres meses, pero les voy a hacer mal a los chicos porque corren muy rápido. (risas)
– ¿Se puede decir que estás accediendo de a poco o falta para convencerte?
– No, le falta mucho. Te digo, los voy a estorbar a los chicos en la cancha porque corren demasiado.
– ¿Tal vez despedirte del rugby en un Torneo de la URBA?
– Es complicado. Tengo cuatro hijos y no me puedo venir tres meses, es muy complicado.
– Misión imposible entonces… ¿Decís que Mauro se va a rendir?
– No sé si se va a rendir, pero es difícil que me pueda convencer.
– ¿Y cómo sentiste todo el cariño que te da la gente, tanta foto, autógrafo?
– Bárbaro, la verdad es que sorprende todo el cariño, sobre todo por tantos años que estuve afuera, y la gente que diga el Flaco jugaba acá, en Pucará, la verdad es que muy lindo.
– Parece que nunca te fuiste de Pucará…
– Parece que sí.
– ¿Cómo sigue tu futuro ahora?
– El sábado me estoy volviendo a Francia, y ahora que estoy retirado del rugby tengo que empezar algunos proyectos para hacer otra cosa, pero ligado al rugby porque me gusta, pero no como medio de vida.
– ¿Puede ser que en un futuro, no sé si cercano, puedas estar metido en Pucará?
– Difícil, porque después mis chicos van a crecer y no voy a poder moverlos. Puede ser muy lejano.
Y con mucha alegría, Rimas coronó su tarde especial con dos partidos en los que reunió a su gente y disfrutó de su familia, la de Burzaco, que esperaba ansiosa aquel retorno. Sin dudar, y con mucha contundencia a la hora de responder si su corazón siempre va a ser del Rojo, sentenció: “Sí, obvio”. Todo un ejemplo, El Flaco siempre será recordado en Pucará como un gran emblema y una excelente persona fuera de la cancha.
Por Sabrina Otaegui
Scrum.com
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