Los gustos hay que dárselos en vida. Gimnasia tuvo esa oportunidad y no la dejó escapar. Volvió a consagrarse campeón del Regional del Litoral.
Los gustos hay que dárselos en vida. Gimnasia tuvo esa oportunidad y no la dejó escapar.
Volvió a consagrarse campeón del Regional del Litoral y se adjudicó la Copa Volkswagen en juego al superar a Jockey Club 14 a 10.
Pocos apostaban a un triunfo mens sana, sin embargo no dejaron dudas. Aparecieron en el momento justo, y mostraron con aciertos y errores incluídos, que lo del año pasado no fue casualidad, que en la alternancia que hace posible el crecimiento lo tiene, junto a Jockey, Duendes y Universitario, como uno de los animadores más destacados. Las pruebas, a la vista.
Si bien sufrió en los últimos minutos cuando Jockey lo asedió obligado por el resultado, mostró su pasta de campeón. Y lo demostró desde el arranque, presentando batalla en todos los sectores de la cancha.
El partido en sí fue parejo, y la lucha sin cuartel. El dominio del terreno y la posesión de la pelota se fueron alternando. Las marcas se destacaron a tal punto que, en la primera media hora, las únicas modificaciones que sufrió el marcador se dieron a través de penales; uno de Alberto Di Bernardo y otro de Martín Molina.
Y en partidos tan parejos, generalmente gana el que menos se equivoca. A los 35′ Jockey intentó salir del asedio atacando por el ciego pero involucró demasiada gente en la jugada. Gimnasia recuperó la pelota, la abrió rápidamente y Di Sabato anotó el primer try del partido, el que le dio las cifras definitivas al primer parcial (8-3).
Un complemento emotivo
Con un penal de Molina, los auriazules abrieron el segundo tiempo con cierta tranquilidad.
Mientras que Gimnasia, por esos pasajes se mostraba más práctico y consistente, Jockey no encontraba el camino. A los 11′ Hugo Cabeza, con experiencia y categoría, embocó un drop que resultó decisivo en el marcador ya que para Jockey, por más que intentó, no lo pudo alcanzar.
La levantada del verdiblanco le puso emoción a la final. El ingreso de Iñaki Barrandeguy le dio solidez al scrum verdiblanco y a través de esa vía generó un try penal donde quedó muy cerca del tanteador.
Los últimos diez minutos el clima fue de extrema tensión. Varias tarjetas amarillas surcaron el cielo de Fisherton pero ninguna afecto el resultado.
Con un eficaz defensa que nunca perdió el orden (a pesar de las oleadas casi permanentes de ataque de Jockey), y recuperando pelotas casi imposibles (hubo dos fundamentales, una de Lisandro Bosch y otra de Di Sabato), los mens sana fueron poniendo fin a la faena, fieles al dicho que para poder gozar mejor, primero es necesario sufrir.
Así, Gimnasia mostró su oficio y orden y volvió a cantar victoria, que no fue una cualquiera, sino la que le dio el bicampeonato. Nada menos.
Por Pablo Mihal ( Diario La Capital)
Foto: Diario La Capital