Diego Albanese un Puma de ley, renunció al seleccinado argentino por motivos personales. El primero en saberlo fue Marcelo Loffreda.
Le llevó un buen tiempo materializar en decisión final sus pensamientos. Desde hace algunos meses la idea le daba vueltas en la cabeza, pero como el fuego interior seguía encendido -tardará en apagarse del todo-, fue postergando la determinación. Pero la mente, a partir de los requerimientos como padre de familia, venció al corazón Puma mientras acompañaba a su hijo Mateo -de 21 meses-, en la guardia de un hospital de la ciudad inglesa de Leeds, donde reside desde hace dos años.
Mientras cuidaba al mayor de sus hijos -afectado por un virus-, Diego Luis Albanese chocó contra la realidad y se dio cuenta de que las necesidades ahora pasan por estar más cerca de la familia. Esa situación provocó el clic. Natalia, su esposa, y Lucas, el segundo heredero -de tres meses-, completan ese íntimo universo, a veces un poco relegado por sus obligaciones con el seleccionado nacional. Entonces, el wing, reconocido en su impecable trayectoria por el coraje sin límites, tomó impulso y resolvió retirarse de la actividad internacional. A días de su cumpleaños N° 31 asumió esta determinación.
Primero se lo comunicó a su mujer: Listo, decisión tomada, no juego más, le expresó. Pero después dio otro paso, para el que necesitó armarse de valentía. Desde el Reino Unido llamó a Marcelo Loffreda, el entrenador del plantel nacional, y con la voz entrecortada le transmitió la noticia. Me temblaban las manos cuando hablaba con el Tano, confesó. Ese diálogo, sorpresivo y emotivo, significó el final del vínculo de nueve años entre Albanese y la emblemática camiseta celeste y blanca, la misma que supo lucir y defender con irrefrenable pasión en los 55 tests que disputó.
Varios fueron los motivos que motivaron esta decisión. El nacimiento de nuestro segundo hijo -en mayo último- hizo que me quedara en Inglaterra (no participó de los tests con Gales y la gira por Nueva Zelanda) y tuviera tiempo para pensar y descansar un poco del rugby. Venía de una vorágine muy intensa, y el desgaste, el trajín, es otro factor de peso.
En ese lapso -continúa- empecé a darme cuenta de que mis prioridades habían cambiado radicalmente; me preguntaba si realmente tenía la energía y la motivación necesarias para dejar la familia sola, viajar continuamente, estar concentrado, extrañar a los chicos, etcétera. La familia empezaba a tirar mucho más que antes, y la verdad es que me costaba encontrar la respuesta, pues jugar para los Pumas es algo espectacular, y cuando uno empieza a tener estos cuestionamientos internos es porque ya no está completamente entregado mentalmente para estar en la selección. No podés jugar en Los Pumas si no estás metido al 110%; no sería justo para el equipo, detalla Albanese.
Ya no habrá más conmovedoras arremetidas de este pequeño-gigante N° 11 con los colores Puma; ya no se lo verá guapear, pelear como un titán ante adversarios superiores en envergadura física, pero inferiores al compararlos desde los parámetros del coraje. ¡Fue algo tremendo!, una de las decisiones más difíciles que me tocó afrontar. Se mezclaron varias sensaciones, porque pasaron nueve años maravillosos. Eso también pesó a la hora de decidirme, porque con todo lo que me tocó vivir ya estoy más que realizado.
No quedaron cuentas pendientes entre Albanese y el seleccionado: Sé que voy a extrañar toda la adrenalina previa a un test match; ¡no sabés lo que se siente cuando los All Blacks te hacen el Haka en la cara..! Es una emoción muy fuerte, como lo es jugar a cancha llena en la Argentina… pero cuando recuerdo eso me doy cuenta de que viví más de lo que alguna vez imaginé. Entonces, siento alegría por lo que me tocó. A la vez, estoy tranquilo porque siempre me brindé por entero y disfruté de cada momento al máximo.
No se hace fácil asumir la despedida de uno los mejores jugadores que alguna vez llegaron al equipo nacional. Porque supo ser ejemplo de entrega, sacrificio, disciplina y respeto, valores de gran necesidad para el actual traspaso generacional. Ese es el codiciado legado que deja, así como supo regalar actos inolvidables, tal vez resumidos en el try a los irlandeses en el Mundial de 1999. El votó como mejor performance individual la alcanzada ante Francia en 2002 (llegó al in-goal después de una medialuna espectacular), pero en la épica noche de Lens, el Torito Albanese fue condecorado como héroe eterno. Fuente: La NaciónDebutó a los 21 años, en 1994 con Los Pumas, en una Copa Panamericana. Después, nunca estuvo fuera de una convocatoria y hasta brilló en seven.Fue uno de los primeros en conocer la resolución de Albanese, y al consultarlo sobre esta baja para el plantel nacional el técnico Marcelo Loffreda expresó: Es una pérdida muy importante. Nos va a doler y se va a sentir la ausencia de Diego. Por sus características humanas y técnicas, va a ser difícil poder encontrar un reemplazo para todo lo que él representaba dentro del grupo. Todo ese ímpetu que transmitía dentro de una cancha para ir hacia adelante también lo distinguía fuera de ella. Sobresalía por su seguridad, liderazgo, por la entrega incondicional, por la actitud de dejar todo.
Marcelo Loffreda DT de Los Pumas
Fue uno de los primeros en conocer la resolución de Albanese, y al consultarlo sobre esta baja para el plantel nacional el técnico Marcelo Loffreda expresó: Es una pérdida muy importante. Nos va a doler y se va a sentir la ausencia de Diego. Por sus características humanas y técnicas, va a ser difícil poder encontrar un reemplazo para todo lo que él representaba dentro del grupo. Todo ese ímpetu que transmitía dentro de una cancha para ir hacia adelante también lo distinguía fuera de ella. Sobresalía por su seguridad, liderazgo, por la entrega incondicional, por la actitud de dejar todo.
Fuente: Diario Los Andes (Mendoza)