Tras haber superado a CUBA por 42-25; empero, el líder sigue acusando agotamiento y continúa lejos de su plenitud.
Misión cumplida, Alumni, pero no mucho más que eso, ¿eh? No hace falta que te diga (y vos lo sabés mejor que nadie) que sólo decidiste acelerar el pulso contra el pegajoso y voluntarioso CUBA para completar con tu nombre uno de los casilleros en blanco destinados a los cuatro mejores. Que no sin resoplar conseguiste la victoria (42-25; parcial de 23-13), no sin evidenciar, tanto en el rostro como en el alma, el agotamiento causado por los tremendos esfuerzos que debiste realizar hasta ahora para convertirte en el dueño de todos los elogios.
Otra vez, por segunda ocasión consecutiva en tu rica historia, ingresaste en las semifinales del torneo de la URBA. Otra vez lograste un punto extra en este certamen por marcar más de cuatro tries (siete apoyaste en Villa de Mayo, cuatro de ellos en la primera etapa); otra vez lograste mantener intacto tu andar triunfal en esta Zona Campeonato, sumando tu tercer éxito seguido como visitante frente a los universitarios (48-10 en 2002 y 64-15 en 2003). Además, tu defensa continúa siendo la menos vencida (37 tries en contra en 10 partidos) y tu ataque, el tercero entre los más mortíferos (111 conquistas en igual cantidad de compromisos, detrás de las 120 del SIC y las 117 de Hindú)…
Vaya orgullo, aunque claro, vos, siempre inconformista, dirás que nuevamente te faltó consistencia en las alturas (6 pelotas perdidas sobre 19 lines lanzados) y puntería en los intentos a los palos (el centro Santiago Bottini falló cuatro conversiones y el apertura Ignacio Visser, una). Pero sobre todo aire, aire para poder tomar impulso cuando querés y no tener que sentirte apremiado como te sentiste ayer, al menos hasta los 25 minutos del segundo tiempo, cuando CUBA presionaba y presionaba con ímpetu y estabas en ventaja por apenas tres puntos (23-20).
Después te tranquilizaste un poco, porque llegaron las conquistas del segunda línea Jaime Arocena -surgida de un scrum, previo knock-on inexistente del fullback Gutiérrez O´Farrell cobrado por el árbitro-, del pilar Alberto Vernet Basualdo, uno de tus principales estandartes, y del medio-scrum Abel Picchio.
La sonrisa te duró hasta que cayó la amonestación de tu tercera línea Guillermo Mazzoni por un tackle a destiempo (los de Tortuguitas acumulan 18 amarillas y una tarjeta roja en la temporada). Hasta el tercer festejo del centro anfitrión Pablo Acuña, concretado a tu espalda. Hasta que te enteraste de que tu octavo Miguel de Achával se incorporaba al malón de lesionados. Hasta que pudiste respirar bien hondo y darte cuenta de que al fin habías sacado el pasaje que tanto anhelabas.
Por Martín Villasante
De la Redacción de LA NACION