El seleccionado de la Unión de Rugby de Rosario ha iniciado su semana más importante del año. En pocos días más jugará nuevamente una final del Argentino de Uniones, buscando una corona que se le niega desde 1965 y que ahora le pertenece a Córdoba, su rival del domingo.
Pero más allá del futuro análisis del partido y por ende el resultado que depare la final del Argentino es importante tener en cuenta algunas cosas que merecen ser destacadas. Hoy Rosario ha respondido con creces a las expectativas de quienes siguen este juego del rugby. El final del próximo domingo no hará variar nuestra valoración de lo hecho, más allá que un buen resultado significará una enorme alegría.
Este plantel, ha demostrado que nuestro rugby está entre los mejores de la Argentina. Tras aquellas dudas sembradas hace un par de meses en el inicio de la pretemporada, se ha logrado plasmar -en muy poco tiempo- una idea de juego, para terminar conformado un equipo. Y eso es mérito de un staff de entrenadores que supieron transmitir conceptos, pero también es un gran logro de ese puñado de jugadores que supieron interpretar y llevaron a la cancha la partitura adecuada. Es cierto que hoy Rosario ya no viste de smoking, ahora se puso el overoll del laburante, para suplir o disimular algunas falencias técnicas. No juega lindo, juega para ganar, como lo han hecho históricamente quienes han buscando el lugar más alto del podio en nuestro máximo torneo argentino.
Lo hecho hasta ahora demuestra que la estructura armada hace menos de un año, por la nueva generación de entrenadores, comienza a dar sus frutos. Ese debería ser uno de los aspectos más salientes y destacables de este proceso. Un eventual triunfo no debería marearnos y una eventual derrota, tampoco sería motivo para que alguien esgrima la palabra fracaso. Este trabajo, basado en esfuerzo, humildad, espíritu solidario, debe seguir siendo el objetivo principal para quienes tienen la delicada tarea de conducir los destinos de nuestro rugby, independientemente del circunstancial resultado.
Lo hecho ha sido un gran paso. Enorme, gigantesco. Pero ha sido un paso, nada más. Debe servir para recordar al poeta, cuando dice “caminante no hay camino, se hace camino el andar”. Y este proyecto merece que siga andando, porque ha demostrado que se transita por la buena senda.
Hoy el rugby de esta unión, está representado por un equipo que merece el mejor de los aplausos, al margen de lo que marque el tablero de la final. Y eso es motivo más que suficiente para sentirse orgulloso de estos muchachos.
Por Carlos E.Bustos (supertry.com)
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