Jockey comenzó con un triunfo agónico, pero merecido, el Torneo del Interior. Superó a Marista RC de Mendoza por 28 a 26, por la primera fecha del Grupo 3 de la Zona Ascenso.
Convencimiento. Voluntad. Actitud mental. Derroche de ganas verde en un partido de pronóstico incierto. Sobre el final lo ganó Jockey Club coronando un segundo tiempo emotivo, tenso, eterno, no apto para cardíacos.
Para visualizar lo ocurrido en el predio de barrio Las Acacias en la tarde de ayer habría que dividir estrictamente el cotejo en dos segmentos. En el primero, el líder, sin lugar a dudas, fue el equipo visitante que mostró lo mejor de su rugby. Los mendocinos hicieron diferencias en los contactos, en el manejo del balón y en la concreción efectiva de las oportunidades que se le brindaron para marcar.
Como contracara, el dueño de casa no podía poner en marcha su libreto merced a muchas imprecisiones y al desacierto en las opciones para poner al quince hípico en el campo contrario.
Recuperando balones desde las formaciones sueltas o manteniéndolos bajo su control, Marista se hizo fuerte. Con primeras fases muy sólidas y dinámicas, los desequilibrios y los espacios comenzaban a aparecer en la defensa de los dirigidos por Pigni-Nonis, factores que los invitados aprovecharon para facturar y generar una gran amplitud en el tanteador que culminó con 17 puntos de diferencia a favor de los cuyanos.
Palabras mágicas
Los entretiempos en todos los deportes no sólo sirven para que los jugadores repongan fuerzas y que se analice el planteo del juego, por lo menos para Jockey no lo es. La mayoría de los segundos tiempos del verde son la prueba manifiesta de lo que se puede lograr cuando se apela, palabra mediante, a la fibra íntima de cada jugador. Este encuentro no fue la excepción, los dueños de casa arrancaron la segunda parte con todo.
Sorprendido, el equipo visitante fue abrumado por el conjunto hípico que transformó sus debilidades en fortalezas y con el transcurrir de los minutos los atrapó en su campo, lo sometió con tries (Peralta y Menta) y achicó la brecha en puntos transformando en exiguas las desigualdades en el tanteador.
Con equilibrio establecido, el encuentro sufrió una serie de complicaciones que alteraron el ritmo que este venía trayendo. Lesionado el árbitro y remplazado por uno de los jueces de touch, los ánimos se caldearon. En esta situación los capitaneados por Pablo Sessarego demostraron la entereza necesaria para no perder el control y continuar evolucionando hacia el objetivo final: el triunfo.
Con control de balón y buena gestión de manos, los backs locales dieron la puntada final a un buen movimiento ofensivo que culminó con Morea desparramado en el ingoal y el empate en el bolsillo.
La última palabra quedó en los pies de Nicolás Ferreyra, que con efectividad le puso el broche de oro de una tarde para el recuerdo.
Jockey se hizo dueño de toda la emoción, de la sonrisa de su fiel hinchada, de la victoria y de otra alegría que quedará en las páginas de la historia verde. El próximo fin de semana la lomita será el destino de los discípulos de Pigni-Nonis. La U lo espera. El aire comienza a oler a revancha.
Por Fernando de Goycoechea – Gustavo Ferradans
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