Positivo. Ese es sentimiento más saliente que surge de la charla entre alRugby.com y Juan Martín Fernández Lobbe, el nuevo capitán del seleccionado argentino.
En Pensacola, Florida, Los Pumas están entrenando aún más duro de lo que fueron las preparaciones para los Mundiales 2007 y 2011. Y el Corcho está pasándola, en sus propias palabras, “muy, muy bien”.
No sólo porque es un fanático de todo lo que tiene que ver con su preparación física, sino porque dentro de un grupo con objetivos claros y comunes es donde más cómodo se siente. Es un verdadero hombre de equipo, alguien que siempre pone el bien común por el individual y a quien la capitanía la siente con un palpable orgullo y con una enorme responsabilidad.
“Tuve una charla con Tati Phelan unos diez días antes de venir a Pensacola donde me dijo que iba a ser el capitán, y esperamos al viernes para anunciarlo al equipo porque estábamos esperando que estuviéramos todos juntos y había que esperar a que llegara Rorro (Roncero)”, dice desde el hotel sobre la costa del Golfo de México el más chico de los Fernández Lobbe. Y agrega: “Estoy muy, muy contento”.
En la charla mediante Skype -y en la que la paciencia del nuevo capitán se puso a prueba por los reiterados cortes en la línea de Speedy de quien esto escribe- queda claro que Juan Fernández Lobbe es genuino. Que desde su llegada al seleccionado de seven en el 2004 no cambió su personalidad. Sí maduró y se lo nota más concreto, más enfocado. Pero siempre fue apasionado de la camiseta, pensante y sólido en sus conceptos. Como buen ingeniero industrial que es.
“Vos decís que caía de maduro que yo iba a ser el capitán, pero no es así. De ninguna manera. Si bien había posibilidades de que lo fuera, hay otra gente que bien podría ser capitán de este equipo”, explica quitándose de encima toda especulación previa.
Su carrera rugbística lo vio liderar a Liceo Naval, su club de toda la vida y al que regresa siempre que está en Buenos Aires, en M17, M19 y en su plantel superior antes de emigrar a Europa. Fue capitán de Sale Sharks, su primer club profesional en su última temporada en el rugby inglés. En Toulon, su club desde mediados del 2009 suele ser el conductor cuando no está el capitán Joe van Niekerk. “No es que uno nace líder o que hace algo especial para ser líder”, dice renegando de la pregunta de cómo fue que se convirtió en líder.
“Yo no hago nada pensando en ponerme en el lugar de capitán. Es parte de un crecimiento en el que cuando arrancas sos soldado y seguís a los más grandes y después vas tomando distintas responsabilidades y encontrás un lugar”.
Su mente ovalada y fino análisis del juego le fue dando un lugar en la toma de decisiones. “Con Pato Albacete cuando no estaba Gonzalo Longo nos encargábamos del line”. Contaba el entrenador que lo hizo debutar en Los Pumas, Marcelo Loffreda, que Corcho estaba siempre atento a lo que pasaba alrededor del equipo, siempre buscando cómo ayudar en pos del equipo. Eso mismo quiere que sea su impronta en la capitanía, según se lee de lo que dice.
“Lo importante es el equipo y qué podemos hacer para que esté siempre lo mejor posible. No hay que volverse loco; hay que estar constantemente pensando en qué se puede hacer para mejorar; todo el tiempo hay que buscar mejorar”.
Si bien tuvo la fortuna de jugar bajo capitanes carismáticos, no buscará en ellos características para copiar. “Quiero ser yo, fiel a mí mismo. Quiero estar atento a las necesidades del equipo y ver cómo puedo ayudarlos”. En ese sentido, una charla con quien fuera su antecesor, le sirvió para encarar este camino que está empezando a recorrer. Feli (Contepomi) me dijo que fuera lo más natural y que me brinde al equipo. Si trato de imitar a alguien no me va a salir bien.
Claro que su personalidad Puma se fue formando mirándose en el espejo de los más grandes. Su primer ídolo fue su hermano mayor Nacho. Si bien me acuerdo de ir con mi padre a Vélez a ver a Los Pumas en batallas en las que se notaba que estaban todos juntos y que eran un equipo, verlo jugar a Nacho era buenísimo. No era cholulo de Los Pumas, de pedir cosas, pero sí me encantaba ver todo lo bueno que le tocaba vivir a mi hermano.
Cuando le llegó el turno, había mamado en su club Liceo Naval -donde su padre jugó hasta las 21 años, cuando se dedicó al estudio- y de sus hermanos (además de Nacho, está Nicolás otro gran tercera línea) lo que significaba ser rugbier. Luego sí tuvo en Agustín Pichot, Mario Ledesma, Rodrigo Roncero, Gonzalo Longo, Felipe Contepomi y obviamente Nacho, referentes de los que aprendió la responsabilidad que conlleva ser Puma.
Lo que viene es espectacular, dice. Uno se lo imagina con agua en la boca ante la idea de jugar contra los Springboks, los All Blacks y los Wallabies en los próximos meses. Reconoce el privilegio que le toca vivir.
El Rugby Championship va a estar buenísimo y nosotros tenemos la enorme suerte de poder jugarlo. Nos va a tocar disfrutar en la cancha lo que muchos van a disfrutar en las tribunas y por la tele. Entonces es importante lo que estamos haciendo ahora de prepararnos a conciencia y con muchas ganas. Lo que hoy nos toca vivir es algo que tenemos que agradecer eternamente a todos los que vinieron antes de nosotros. Y para eso, tenemos que asumir el enorme compromiso de estar a la altura.
No hay nada más lindo que trabajar duro y después ver que el fruto de ese esfuerzo lo ves en la cancha. No habla acá de éxitos desde lo cuantitativo sino cualitativo. Crecer partido a partido y año a año es el gran objetivo.
Pensacola y su Athletes Performance es un lugar único de enorme significativo para la psiquis del biotipo Puma. Esta vez, los jugadores están trabajando aún más duro que en las anteriores dos visitas. El desafío de un Mundial es enorme. Aunque jugar el Rugby Championship implica otro enorme desgaste desde lo físico.
Son los tres mejores equipos del mundo. No tengo predilección por ninguno en especial y sé que tanto los All Blacks, como los Wallabies como los Springboks son equipazos. Las tres terceras líneas son dificilísimas… ¡son todos cracks! Te puedo decir que Kieran Read es el manual del octavo. Si bien cambia camisetas, no buscará la de nadie en especial. Guardó tres de compañeros suyos en los clubes europeos y el resto, van para mi club. Ahí hay gente que las disfruta mas que yo.
Si bien Corcho fue octavo en sus últimos partidos con el seleccionado, no hablé con Tati de dónde quiere que juegue. Eso lo decide él y mientras esté dentro de la cancha, juego donde le sea útil al equipo.
Esa utilidad al equipo de la que tanto habla quedó claramente evidenciada en el Mundial. Destinado a ser su Mundial -algo que él reniega porque si fuera ‘mi’ mundial, ¿qué me queda para el futuro? Ojalá que ‘mi’ Mundial sea el próximo, dice- se lesionó la rodilla contra Escocia. A pesar de saber que su futuro tendría una operación para reparar sus ligamentos cruzados y un largo parate, quiso quedarse con el plantel, ayudando, tirando para adelante, buscando el bien de su equipo.
Si no podía ayudarlos desde dentro de la cancha, entonces que fuera desde afuera. Siempre con felicidad. Claro y cristalino. Optimista. Positivo. Un Fernández Lobbe auténtico.
Se apaga la luz en Pensacola, y mientras se recupera de una congestión nasal por el movimiento entre aire acondicionado y calor, la charla va llegando a su natural fin. Queda claro que en Fernández Lobbe, Los Pumas tendrán un gran capitán, un líder que no estará solo.
Hay que escuchar a todos los que tengan algo para aportar. Hay gente muy valiosa en este plantel, jóvenes con experiencia y chicos inteligentes. El objetivo tiene que ser estar bien como grupo desde el primero al último día del torneo. Vamos a estar lejos de nuestras casas y familias durante mucho tiempo y es clave que como grupo estemos bien. Es fácil darse cuenta de que el equipo es lo realmente importante.
En la toma de decisiones, queda claro que no está solo. Mis dos apoyos principales van a ser Pato Albacete y Juani Hernández; porque vemos el rugby de la misma manera, porque los conozco bien, porque confío plenamente en lo que ellos sienten por esta camiseta y por lo que hicieron.
Para terminar, sigue repitiéndose y contagia positivismo. Lo que viene es espectacular. Va a estar muy, muy bueno.
Siete años siendo Puma
Juan Fernández Lobbe no jugó para Los Pumitas M19 y M21. No era bueno, no había pegado el estirón. No merecía estar, dice sin dudar. Empezó a destacarse en su Liceo Naval amado y después de salir campeón con Buenos Aires del Seven de la República (había representado a la provincia en M19 y M20) llegó al seleccionado de seven, donde jugó 11 torneos. Fue campeón en Los Ángeles 2004 y su último torneo fue el Mundial de Hong Kong. Debutó en mayores en 2004 contra Uruguay (jugó un rato contra Venezuela) y debió esperar hasta 2005 para jugar en Los Pumas y desde aquel triunfo contra Escocia que nunca quedó afuera, salvo por lesión. Pasó por el Sale Sharks de Inglaterra y juega hace dos temporadas en el Toulon de la Costa Azul francesa.
Referentes
Aitor Otaño (1965-66), Héctor Silva (1967-1971), Hugo Porta (1977-87), Lisandro Arbizu (1992-2003), Agustín Pichot (2003-2007), Felipe Contepomi (2008) y ahora Juan Fernández Lobbe. El tercera línea surgido de las raíces del club Liceo Naval será el nuevo capitán de Los Pumas.
Cada uno de esos capitanes del seleccionado argentino (y hubo muchos más) tuvo su impronta y su momento de gloria. Otaño lideró aquel grupo de Los Pumas 1965.
Pochola Silva siguió el camino trazado por quien él siempre consideró su capitán y condujo al seleccionado a los primeros triunfos contra equipos europeos. Porta fue el más longevo de los capitanes y el que más se destacó por su rara habilidad natural. Lisandro Arbizu fue el más joven en asumir la capitanía y fue líder, con interrupciones, hasta 2003. Agustín Pichot aprendió de sus errores para convertirse en el gran capitán de la gesta Pumas del 2007. Y Felipe Contepomi trajo su gran juego como marca de su liderazgo.
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
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