Para algunos puede ser una vuelta del destino y seguramente no es la primera vez que dos amigos de rugby se enfrentan cara a cara, cada uno con su respectivo equipo. Historias como esas abundan en este juego, donde hasta familias enteras intercambiaron tackles con distintas camisetas.
PARÍS – Para algunos puede ser una vuelta del destino y seguramente no es la primera vez que dos amigos de rugby se enfrentan cara a cara, cada uno con su respectivo equipo. Historias como esas abundan en este juego, donde hasta familias enteras intercambiaron tackles con distintas camisetas. Pero este es el Mundial de las sorpresas (como muchos ya bautizaron) y hay tiempo para alguna que otra más.
Marcelo Loffreda y Jake White buscarán este domingo un lugar en la final de la IRB Copa Mundial de Rugby, pero su amistad no quedará en el camino, al cabo de ese trascendental encuentro para sus vidas.
Amigos de palabras y hechos
La relación entre los dos entrenadores es buena desde hace tiempo. El técnico sudafricano invitó personalmente al argentino, en abril de 2005 a asistir a unos entrenamientos de los Springboks junto a otros colegas, en un hecho habitual del africano, ya que había tenido ese mismo gesto con entrenadores de la categoría del inglés Clive Woodward.
Pero también White estuvo en Argentina y compartió varios momentos con Marcelo Loffreda. Con muchas charlas sobre rugby en el medio, el ida y vuelta entre ambos no se detuvo.
Ese mismo año, Loffreda presenció la derrota inglesa ante los All Blacks junto a Jake White, quien apuntó: "Fue un encuentro positivo. Intercambiamos opiniones sobre algunas características del juego de Inglaterra, de qué modo atacarlos, cómo defenderse. Quedamos en volver a hablar, porque a él lo esperaban para el encuentro con Irlanda".
Pero tal vez el gesto más sólido de esa amistad ocurrió éste año, cuando Leicester puso sus ojos sobre Marcelo Loffreda para la próxima temporada en la Premiership inglesa. La primera opción para ocupar el cargo que tenía el australiano Pat Howards (otro con buena relación con Loffreda) fue el mismo White, pero el sudafricano desestimó la oferta para seguir trabajando con el equipo de su país. Pero fue uno de los fuertes impulsores en la contratación de Loffreda, que finalmente se concretó.
"El scrum y el maul argentino son los más fuertes del mundo, por eso es bueno estar con él y compartir ideas. Él hizo algunos entrenamientos en colegios y escuelas acerca de lo que pensamos que será el rugby dentro de cinco años", comentó White y agregó "el rugby cambió desde 2003. Él me preguntó sobre algunos aspectos de nuestro juego, hablamos sobre rugby y luego fuimos a ver algunos partidos de Super 14".
"Marcelo es mi amigo, su hijo estuvo en mi casa tres semanas a comienzos de este año. Marcelo me llevó a algunos clubes y me mostró cómo los argentinos trabajan el maul y el ruck. Es bueno compartir ideas con él. Pero no se de sus secretos", reveló el técnico de los Springboks.
Los Pumas con padre sudafricano
Bien conocido que el mote de Los Pumas nació en la gira del seleccionado por tierras sudafricanas en 1965, pero la relación entre ambos continentes va un poco más allá en lo rugbístico.
Es que el rigor del seleccionado argentino, vino de la mano de un sudafricano que dejaría una huella indeleble: Izak van Heerden.
Este entrenador, surgido en Natal, llegó a Argentina en la primavera de 1964. Ese mismo año la mayor autoridad del rugby mundial por esos días, Danny Craven, había hecho la oferta de una gira para el próximo año por Sudáfrica, tras ver al equipo Argentino disputar el Sudamericano de San Pablo.
Izak van Heerden entrenó a Los Pumas del 65 durante tres duros meses, para finalmente conseguir aquel triunfo por 11 a 6 en el Ellis Park, el 19 de junio de 1965, que sería el punto de partida de la historia del rugby argentino.
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