El ex entrenador del seleccionado quiere afianzar su crecimiento en Inglaterra, el Tano conversó con Clarín y dejó en claro su postura sobre el presente y el futuro del rugby argentino.
El ingeniero es, por definición, aquel que resuelve con ingenio las trazas y modos de conseguir o ejecutar algo. Y, seguramente, Marcelo Loffreda, ingeniero de profesión, llevó a cabo con éxito todo lo que se trazó en su carrera. El ex en trenador de Los Pumas conquistó el tercer puesto de oro en el Mundial de Francia y, tras esa brillante actuación, se fue a dirigir al Leicester, uno de los mejores equipos de Europa. A más de dos meses de su arribo a suelo inglés, el Tano conversó con Clarín y dejó en claro su postura sobre el presente y el futuro del rugby argentino.
¿Cómo ves el hecho de que no se tomen decisiones sobre el futuro institucional de la Unión Argentina de Rugby?
Evidentemente no es bueno que se dilate tanto una decisión. Se están dando muchas vueltas cuando esos temas deberían tener un final contundente, mucho más directo y más rápido para poder seguir adelante. Estamos estancados.
¿Qué sensaciones te quedan?
Siento mucha lástima después de que nosotros conseguimos semejante logro deportivo. Es una lástima no poder aprovechar el envión y seguir mirando para adelante. No sé si es frustración o impotencia, pero siento que se están dejando pasar oportunidades muy grandes para el futuro del rugby argentino. Más que nada por la enseñanza que dejaron los jugadores. Me parece que las prioridades las están manejando por otro lado. Todo esto es más político que otra cosa y eso está demorando las decisiones más trascendentales: están dejando de lado al seleccionado y todavía no se hizo la elección sobre el futuro coach de Los Pumas. Sinceramente, los dirigentes deberían ver más de cerca esos puntos.
¿Te llamaron de la UAR para pedirte un consejo?
No y tampoco es el momento indicado para que lo hagan. Estoy demasiado compenetrado en mi trabajo, acá en Inglaterra.
¿Qué sería lo mejor para el rugby argentino?
Habría que mantener alguna coherencia con lo que se hizo hasta el momento. Por ejemplo, estaría bueno que algunas de las personas que estuvieron adentro del staff de la Selección puedan mantener una continuidad. Más allá de que se utilicen distintas ideas respecto al juego, serviría para la organización. Eso sí: sostengo que el que esté a cargo del seleccionado debe hacerlo full time. Si no, se va a hacer muy difícil poder llevar adelante un trabajo sólido. ¿Por qué? Porque ésto requiere tiempo y estar mucho más compenetrado sobre lo que está pasando, respecto de cómo estábamos nosotros. Aquellas personas deberán estar informadas y viajar constantemente a Europa para ver a los jugadores.
¿Qué hay que modificar del ámbito nacional?
Para puntualizar un hecho, sería muy conveniente que haya un lugar de entrenamiento específico donde puedan practicar todos los seleccionados argentinos. También sería muy bueno que haya un centro de alto rendimiento, donde se pueda perfeccionar lo físico, como sucedió en Pensacola, previo al Mundial. Y habría que llevar a cabo un programa de caza talentos.
¿Te parece bien que Argentina juegue el Tres Naciones recién en cuatro años?
No. Antes, nos deberían haber dado cabida en un torneo del hemisferio Norte. Principalmente porque tenemos a casi todos los jugadores en Europa.
¿Volverías a dirigir a Los Pumas?
Ni se me ocurre en este momento de mi carrera. Estoy muy metido con el Leicester y con esta nueva etapa de mi vida, que no quiero desaprovechar. La verdad, no se me pasó por la cabeza volver a Los Pumas.
¿Te siguen reconociendo por el tercer puesto en el Mundial?
Sí, absolutamente. Lo que el seleccionado logró en el Mundial es algo que excede hasta la comprensión de los mismos argentinos que están más involucrados al rugby. Sinceramente fue algo que pegó enormemente y la gente lo sigue valorando; le da una importancia muy grande.
¿Qué fue lo que más recordás de tu paso como entrenador de la Selección?
La unión del equipo y la solidaridad. Esas cosas siempre me van a quedar guardadas bien adentro.
Marcelo Loffreda, pero ante todo Sir Loffreda. Un ingeniero de lujo. Ahora y siempre.
Fuente: Diario Clarín – Iván Pelisch
http://www.clarin.com/diario/2008/01/10/deportes/d-04201.htm