Tucumán Lawn Tennis venció 16 a 13 a Jockey Club de esta ciudad en la final del Torneo del Interior de rugby, de la zona Ascenso. Los verdes villamarienses cerraron un año histórico.
El rugby tuvo su fiesta. Gran cantidad de público local y visitante se movilizó hasta el predio hípico de barrio Las Acacias para presenciar la final en la zona Ascenso del Torneo del Interior 2004. Con un excelente marco por fuera y una batalla inolvidable dentro del campo de juego el Campeonato nacional se despidió hasta su próxima edición. Jockey Club y Tucumán Lawn Tennis fueron dignos contendientes de un palpitante, emotivo e inolvidable partido definitorio.
Con la misma pasión, similar objetivo e idéntico hambre de gloria las dos escuadras se enfrentaron para dirimir quién desarrollaría el mejor planteo para quedarse con la gloria. En virtud de lo expuesto ayer, los dos conjuntos, más allá del resultado final, demostraron los méritos necesarios para darle al cotejo un matiz de incertidumbre.
En la primera etapa la visita sacó a relucir la dinámica propia del juego norteño, es decir: actitud combativa con los delanteros, formaciones consolidadas, maules movedizos y mucho juego penetrante cerca de las formaciones. Todas estas virtudes pusieron al conjunto de Ferro-Cajal un paso adelante en el desarrollo de las acciones. Con disposición arrolladora y buena técnica los tucumanos impusieron condiciones tanto en el juego suelto como en las formaciones fijas.
A pesar de las ventajas, los dueños de casa se las arreglaron para controlar las arremetidas y hasta poder aprovechar las infracciones de su oponente para aventajarlo, patada de Chiaramello mediante, en el marcador.
Pero a pesar de los esfuerzos verdes por mantener bajo control a su invitado, los norteños utilizando sus armas más efectivas (envíos de Cisneros a los postes y el trabajo coordinado de los delanteros en el maul dinámico) terminarían dándole muy buenos dividendos en el control del balón, del tramo del partido y del tanteador.
Para atenuar la levantada tucumana, los conductores del quince villamariense apelaron a la búsqueda en el banco de suplentes de soluciones. La movida de la dupla técnica funcionó y el dueño de casa pudo enfriar gracias a los cambios, sobre el final de la etapa, las intenciones de su contrincante.
Lucha final
En los últimos cuarenta minutos Jockey Club, finalmente, desplegó lo que venía demostrando durante sus últimas presentaciones, mucho volumen de juego, buena gestión a la hora de trasladar el balón tanto con los forwards como arietes o para atacar vertiginosamente con los backs.
En el animarse a más, el equipo local eclipsó al ímpetu tucumano pero careció del toque final, del remate oportuno de las situaciones de try que se le presentaron. Con gran cantidad de chances a favor, algunas increíbles, para alcanzar a Tucumán LT en el marcador, la falta de definición y el correr de los minutos fueron minando el sueño de campeonar de los hombres de verde.
Los tucumanos, por su parte, se dedicaron a mantener el resultado. A través de un recio control de las pocas pelotas disponibles y de una abnegada defensa supieron soportar cada uno de los mejores momentos de su anfitrión. Emparejados en las formaciones y en los contactos, el equipo del norte no dejó pasar una de sus pocas oportunidades en el desarrollo del capítulo final y merced a la efectividad de su apertura Cisneros, a cinco minutos del final, alargó con la concreción de un penal la diferencia en el resultado.
Asimilado el último golpe, Jockey salió dispuesto a todo y en su arrebato de amor propio se llevó por delante a los visitantes luego de un electrizante y dinámico movimiento colectivo que culminó con Morea de panza en el ingoal. La última conquista llenó de ilusiones a buena parte de los asistentes, sin embargo el epílogo ya era inevitable, sin más tiempo para torcer la historia el triunfo y un pedacito de historia se fueron para el Jardín de la República.
El aplauso de la parcialidad verde, en principio, a los nuevos campeones y luego para los dirigidos por Pigni- Nonis fue el mejor final para una tarde inolvidable. El tributo de la gente, el aliento, el aguante, la falta de mezquindad a la hora de reconocer la dignidad del oponente. Códigos del rugby. Ejemplos a imitar.
Por Fernando de Goycoechea (Villa María)