El seleccionado debe reconstruirse, pero mientras no se sepa quiénes serán los entrenadores transcurrirán cinco meses de incertidumbre; la situación no ayuda para cubrir las necesidades del equipo.Faltan pocos días para que se cumplan tres meses de la despedida de los Pumas en la Copa del Mundo. La última imagen del seleccionado nacional está relacionada con la dolorosa caída ante Irlanda, en Adelaida. La derrota (16-15), con el profundo sinsabor que dejó, cerró el primer ciclo de conducción respetado de principio a fin. Nunca antes hubo tanto respaldo para un trabajo integral de cuatro años. Pero con la eliminación mundialista, la “gran meta” del período a cargo de Marcelo Loffreda y Daniel Baetti, se cerró una etapa e inmediatamente empezó a vivirse una nueva, que se consume entre las dudas.
Los mundiales establecen parámetros, delimitan los proyectos, y para un conjunto argentino urgido por restablecerse no es sana la pasividad por la que se transita. El panoroma sobre el destino de la selección es de absoluta incertidumbre. Eso preocupa.
El cuadro de situación es el siguiente: desde que el plantel se desmembró en Australia, ninguno de los integrantes de la delegación tuvo noticia alguna sobre el futuro. Hay que designar entrenadores, pero el tema no está resuelto porque en marzo (todavía no tienen fecha establecida ni se saben cuántas listas se presentarán) hay elecciones en la Unión Argentina de Rugby (UAR).
Hasta el momento mandan las especulaciones, pues la próxima reunión del consejo directivo se efectuará el 4 del mes venidero, y hasta que se croncrete no habrá resoluciones. Rumores es lo único que se puede recolectar por estas horas. Estos indican que el candidato más firme a suceder como presidente a Miguel Servera es Emilio Perasso. A su vez, también hay que elegir al responsable de la Comisión de Selecciones -otro puesto importante-, cargo que ocupa justamente Perasso.
La continuidad de Loffreda como técnico de los Pumas es una posiblidad abierta; además, como hombre del riñón de Perasso, es indudable de que, si accede a la presidencia, el Tano va a ser requerido para asumir alguna función. Con su fervor por este deporte resulta extraño imaginar que Loffreda podría desentenderse del rugby por un tiempo. ¿Si hace su aporte desde el área de coaching o como asesor de sus reemplazantes? Es una alternativa válida.
Sobre otros candidatos se sabe que Baetti aceptó volver a su club (Atlético del Rosario) y que no se planea contratar a un coach extranjero. El nombre de Fabián Turnes es uno de los que más se ha oído.
En el seno del plantel nacional no existe un consenso amplio sobre la extensión del mandato de Loffreda. Algunos rugbiers ven con buenos ojos que siga, otros no tomaron posición, pero un grupo más numeroso no está muy de acuerdo con que se prolongue la relación. “Nos va a venir bien cambiar un poco de aire” y “necesitamos probar cosas nuevas”, son algunos de los comentarios que se reciben hurgando en la intimidad.
Apartándose de las versiones, las personas directamente involucradas en la realidad del equipo nacional dieron su opinión. Loffreda ratificó la misma postura que mostró desde del día después del traspié con los irlandeses: “No he tomado ninguna decisión porque no me ofrecieron seguir. Quiero aprovechar el descanso y no doy vueltas sobre el tema; además, sigo analizando todo lo que pasó en los cuatro años y te aseguro que las conclusiones a las que llego son muy buenas”.
En sus explicaciones, el Tano dio más detalles: “Más allá de mi elección personal, hay que ver qué pasa con el recambio de autoridades en la UAR, si los nuevos dirigentes me llaman. Lo que sí voy a saber en cuanto me reincorpore al trabajo (es gerente de ventas de Alpargatas y retomará sus tareas en los primeros días del mes próximo) es si voy a estar disponible, si las obligaciones laborales me permiten acomodarme para estar en condiciones de dedicarle tiempo, que es mucho, al seleccionado. El otro factor que influirá en la decisión es el ánimo que tenga y si cuento con el apoyo de mi familia.
“Pero independientemente de mi situación personal -agregó-, existe la posibilidad de que se proponga a gente nueva para ser los entrenadores, y sería bueno que se abriera esa oportunidad para otros”, especificó Loffreda.
-Si resuelven que el entrenador de los Pumas sea rentado, ¿podría modificarse tu posición?
-No, eso no cambiaría nada mi manera de ver las cosas, porque no me puedo desligar de mi trabajo. Lo que sí habría que hacer es un reajuste del dinero que nos dieron en este tiempo.
Desde el rol de dirigente, Perasso compartió sus razones de esta paréntesis poco productivo. Estas son las referencias que hizo: “La estructura de los seleccionados está armada, el andamiaje sigue igual. ¿Por qué no designamos a los técnicos de los Pumas? Porque estaríamos invadiendo un área de las nuevas autoridades. Reconozco que lo ideal sería haber podido nombrar a los entrenadores en diciembre, pero desde el punto de vista práctico nunca se hizo nada durante enero, febrero y marzo. Los combinados provinciales tienen sus pretemporadas para el Campeonato Argentino (es
en marzo), los jugadores en Europa están afectados a sus clubes y el seleccionado de Buenos Aires se va de gira el mes próximo a Sudáfrica…
“Un poco antes de que termine el Argentino (el 3 de abril), ya se va a saber quiénes asumirán en la selección. En cuanto a los compromisos, está el Sudamericano (del 24 de abril al 1° de mayo, en Chile), los jugadores que están en el país se someterán al régimen de viáticos por el programa de preparación física, en mayo se haría una concentración en Europa y en junio está la visita de Gales (dos tests: 12 y 19) y la gira por Nueva Zelanda (un test: el 26, en Hamilton). La metodología que se viene desarrollando, excepto que las nuevas autoridades resuelvan cambiarla, se mantendrá”, aseguró el titular de la Comisión de Selecciones.
Los argumentos expuestos -se pueden compartir o no- son valederos, pero lo real es que cuando se despeje el interrogante sobre quiénes tomarán el timón de los Pumas, habrán pasado cinco meses de letargo y cuando pueda reunirse el plantel completo, habrán transcurrido siete meses. Esa es una ventaja más que está otorgando un equipo que no puede darse el lujo de seguir de tan lejos al grupo de elite de este deporte.
En Sudáfrica, que también tiene la silla del técnico libre, se presentaron los currículum de los postulantes, y en los próximos días se resolverá quién asume: Chester Williams es el preferido. En conclusión, de los diez mejores seleccionados del planeta -de acuerdo con cómo terminaron el Mundial- el argentino es el único que está paralizado. Ese no es un buen síntoma.
Los rugbiers necesitan definiciones, los nuevos técnicos requieren un margen razonable para evaluar jugadores y trazar las primeras líneas del trabajo; todo este tiempo que se está dejando escapar es un desperdicio, va en contra de cualquier intento de progreso. Los Pumas no pueden estar supeditados al ritmo de los dirigentes.
Por Santiago Roccetti
De la Redacción de LA NACION