El Jockey Club de Rosario no le perdono la vida al conjunto de Alumni, y en su propia le propino una goleada y con el ingoal invicto. 24 a 0 finalizo el encuentro correspondiente al Nacional de Clubes 2008
Los matamos". Entre risas, marcados gestos de emoción y abrazos interminables por la alegría, esa fue la frase que predominó entre los jugadores de Jockey cuando el partido se murió. Y no era para menos. El verdiblanco había terminado de dar una demostración cabal de rugby en su visita a Alumni, uno de los principales animadores del torneo de la Urba en los últimos años. Fue contundente, un triunfo inobjetable. Por eso, se quedó con la victoria por 24 a 0, en el marco de la 1ª fecha del Nacional de Clubes.
La clave fue que no tuvo fisuras en su juego. Durante los ochenta minutos pudo mantener la concentración y supo encontrarle la vuelta al rival de turno, que es un hueso duro de roer.
El conjunto de Fisherton sólo pasó momentos de zozobra en el arranque. Fue un período de 10 minutos donde el de Tortuguitas, con el pack de forwards como abanderado, generó peligro. Pero no pasó de eso. Merced a una gran defensa, que supo aguantar con oficio y sin cometer penales, la línea del ingoal resultó inquebrantable.
Distinta fue la historia cuando la pelota cambió de dueño. El soberano trabajo de los delanteros, que siempre se reagruparon con inmediatez, y la gran tarea de los backs empezaron a inclinar la balanza notablemente.
De un momento a otro Jockey se autoproclamó amo de las acciones, condición que mantuvo durante el resto del desarrollo, gracias a que encontró la manera de jugar el partido como le convino. Desactivó los ataques de su rival, que siempre intentó avanzar cerca de las formaciones, y gravitó utilizando un amplio repertorio tanto con los forwards como con los backs.
Una de las madres del éxito fue la velocidad, que estuvo presente a la hora de tacklear, un aspecto destacable en la tarde de ayer, apoyar a su compañero y de atacar.
Jockey jugó un partido de alto vuelo. Su única falencia, por buscar una, estuvo en la obtención en la hilera debido a que perdió cinco pelotas (en tres le cobraron parcial).
Sin embargo, ahí recuperó cuatro. No hay vuelta que darle. Lo que hizo en Tortuguitas fue una muestra cabal de rugby.
La factura fue importante, tanto por el rendimiento como por el rival. Sin embargo, pudo ser mayor debido a que la supremacía que existió dentro del campo de juego no se reflejó plenamente en el tanteador. Pero la falta de definición de algunas oportunidades no puede eclipsar la inobjetable victoria.
Fuente: Diario La Capital – Rosario