Partidazo. Del primer minuto al último. Sin respiros ni concesiones, con dos protagonistas de lujo y un justo ganador: Duendes. Ayer, en la primera fecha del Nacional de Clubes 2008, el conjunto de Las Delicias se impuso a CASI 42-33 (5-1), dando por momentos una verdadera lección de rugby.
El verdinegro hizo todos los méritos para que la victoria de ayer se encuadre en las de las grandes epopeyas. En un partido bastante parejo y muy disputado, arrancó mal. Con un ritmo infernal, un juego de muchas fases, con control y apoyo, CASI pegó primero, y lo hizo dos veces. El primer try fue por mérito propio y el segundo por un error ajeno, pero lo cierto es que antes de los diez minutos se imponía 12-0 ante la sorpresa del público local.
Pero lejos de amilanarse, Duendes pronto elaboró la respuesta y con el try de Máximo Boffelli demostró que no estaba muerto. Había muchas cosas en juego en el partido, pero la principal pasaba por ver dónde estaba parado el equipo en el contexto nacional, por eso aún herido siguió dando pelea.
Cada minuto fue de una exigencia física y mental tremenda y Duendes demostró que su fama no es puro cuento. Empezó a atacar a su "encumbrado rival" (que llegó a Rosario ostentando el invicto y el liderazgo en el torneo de Buenos Aires) y a encontrar huecos en la defensa. Luciano Fachetti aterrizó en el ingoal académico y la conversión de Mateo Escalante estableció el empate transitorio. Pero Duendes estaba para más. Internamente los verdinegros sabían que podían. Y fueron por más.
Los forwards trabajaron a destajo y los backs mostraron una efectividad increíble. Fue un cóctel perfecto con el que Duendes siguió sumando. La concentración que tuvo el equipo también rindió sus frutos. De hecho en el try de Juan Imhoff, era casi try del CASI y de una pelota recuperada, nació la nueva conquista de Duendes.
Pasada la media hora, Alvaro Fulco y Simón Boffelli volvieron a sumar sendas conquistas con las que Duendes fue al descanso imponiéndose 31-12. Ya era paliza.
En el complemento, CASI se vio obligado a salir a buscar el descuento, pero jugó (como lo hizo casi todo el partido) sin profundidad. Cuando lo hizo, hirió y llegó al descuento. Así la visita se puso a tiro cerca del final pero el drop de Mateo Escalante estiró una vez más las diferencias y selló el resultado.
Duendes ganó. Lo hizo con solvencia, humildad y un tremendo amor propio, que de seguir mostrándolo va a llevar al fantasma muy muy lejos.
Fuente: Diario La Capital