Desde el primer torneo en 1989 hasta hoy, el Seven de Punta del Este pasó por diversas etapas en las que la competencia fue adquiriendo mayores niveles de exigencia, aunque también tuvo su ocaso.
Desde el primer torneo en 1989 hasta hoy, el Seven de Punta del Este pasó por diversas etapas en las que la competencia fue adquiriendo mayores niveles de exigencia, aunque también tuvo su ocaso; por la cancha pasaron grandes jugadores internacionales y locales;en 2009, esta tradicional cita recupera su brillo.
Un grupo de aventureros y visionarios amigos del club Old Boys se animó a organizar un seven para fortalecer los vínculos en la región mediante la disciplina que los apasiona. Para el primer torneo, en 1989, recurrieron a varios conocidos jugadores argentinos -muchos clubes se entusiasmaron con la propuesta- y así nació el Seven de Punta del Este, en cuya primera experiencia se coronó el combinado organizador.
El éxito rápidamente quedó a la vista y la apuesta se agrandó en 1990, con la convocatoria de figuras de Nueva Zelanda, Australia y Francia. El encanto del balneario uruguayo siempre influyó, pero la competencia también empezaba a crecer en exigencia y nivel. La aparición de los neozelandeses Zinzan Brooke, Walter Little, John Timu, Frank Bunce, Eric Rush y Craig Innes; los australianos John Eales y Jason Little, y el francés Frank Mesnel jerarquizó el evento y contagió a los rivales. No pasó demasiado tiempo hasta que el encuentro en el campus de Maldonado recobrará casi obligatoriedad para aquellos que querían medirse con adversarios fuertes y, además, vivir un momento inolvidable.
El crecimiento resultó sorprendente. En 1993 el certamen fue incluido en el calendario de giras mundiales, y ese año se inscribieron 33 equipos. Nueva Zelanda y Australia disputaron una final atrapante, en la cual triunfaron los Hombres de Negro, comandados por Eric Rush -se convirtió en un habitué del Este- y Glenn Osbourne. En la temporada siguiente llegó una de las estrellas que se comprometió con el torneo y mucho tuvo que ver en apuntalar su evolución: el fijiano Waisale Serevi, considerado por muchos como el mejor jugador de la historia en la especialidad.
Aquellos aires románticos de los primeros tiempos quedaron de lado ante las pretensiones deportivas. Los jugadores ya no se contentaban simplemente con participar. Además, la trascendencia era tal que empezaron a sentirse atraídos varios seleccionados y así llegaron los Pumas (campeón en 1995, con Agustín Pichot), Samoa, Canadá y Tonga, por ejemplo. El gigante Jonah Lomu, el samoano Brian Lima y el australiano Ben Tune se sumaron al desfile de valores consagrados para colocar al seven esteño definitivamente entre las mejores pruebas del planeta ovalado. Tanto es así que en 1997 la International Board designó al campeonato como una de las etapas clasificatorias para la Copa del Mundo de Hong Kong.
Después de ese crecimiento incontenible llegó un período más parecido a una meseta, pero por estos días está recobrando la importancia que supo tener. El año último fue una demostración de que la tradicional cita recuperó su brillo. Los combinados internacionales reconocieron la propuesta y se acercaron a la costa uruguaya. Samoa, vencedor en la final de Buenos Aires (25-0), se llevó la Copa de Oro, mientras que Tonga, que en el cotejo decisivo aventajó a Uruguay (19-10), conquistó la Copa de Plata. La supremacía de los representantes del Pacífico ha sido inobjetable, pero también varios conjuntos de nuestro país dieron muestra de valor que tiene esta competencia. Por ejemplo, el Jockey Club de Salta se adjudicó la Copa de Bronce; los cordobeses de La Tablada y los rosarinos de Duendes lucharon por la Copa Estímulo, mientras que Hindú fue eliminado por los samoanos en las semifinales por el cetro principal.
En otro paso para apuntalar el relanzamiento del certamen, en esta oportunidad se pudo agrandar el cupo de participantes: competirán 26 equipos, entre los cuales habrá siete selecciones nacionales. La Argentina se presentará con una formación interesante, pero también asistirán el combinado uruguayo, Fiji, Chile, Tonga, Samoa e Italia. De todas maneras, los representantes argentinos dominarán la escena, pues habrá 13 equipos de nuestro país, nómina que se completa con la inclusión de Alumni, Duendes (Rosario), Pucará, La Tablada (Córdoba), Tierra del Fuego, San Fernando (flamante campeón del Seven de la URBA), Los Tordos (Mendoza), Cardenales (Tucumán), Jockey Club (Salta), Buenos Aires, el SIC y el combinado de Moby Dick.
La propuesta, por la categoría de los participantes y nombres se ve sumamente atrayente. El Seven de Punta del Este, justo en la temporada de su 20° aniversario, vuelve a conmover, a dos meses de la realización de la Copa del Mundo de la modalidad. El objetivo de varios equipos es prepararse para llegar de la mejor manera a Dubai, y este torneo es una oportunidad inmejorable para alcanzar dicho acondicionamiento. Por eso surge la certeza de que el espectáculo está garantizado. Sólo habrá que esperar el kick-off y disfrutar.
Por Santiago Rocetti
LA NACION