Brillante definición. El juego no les había resultado fácil a los tucumanos en la primera parte. En la segunda mitad dominaron desde el inicio. El árbitro fue permisivo con la visita.
Los naranjas fueron contundentes ante Córdoba y se clasificaron para la gran final
El poder del scrum volvió a ser clave, porque Tucumán resultó imparable para los dogos cordobeses. El contundente marcador de 43 a 18 refleja la gran superioridad naranja en el balance del duelo que ambos equipos protagonizaron ayer en un Lawn Tennis repleto, que cobijó a miles de espectadores.
Claro que dicho así, pareciera que Tucumán fue un claro dominador a lo largo del encuentro. No fue así. En la primera parte debió luchar contra un rival desordenado, que llevó a los naranjas al juego que más le convenía, ensuciando las distintas formaciones, en especial el scrum, que tan claramente dominaron los tucumanos.
También tuvo que luchar contra la permisividad de un pésimo árbitro de Buenos Aires (Miguel Sandoval), que nunca pudo solucionar las constantes infracciones que cometían en cada formación los delanteros de la camiseta roja.
El mérito de los visitantes, en esta primera parte, estuvo en la buena tarea en el line out, donde fueron mejores, y en los dos movimientos ofensivos que realizaron con sus backs. Aquí volvió a funcionar la defensa local.
En esta difícil primera parte, Tucumán se fue al descanso en desventaja, por 6-8. Fueron dos penales de Molinuevo contra un drop de San Martín y un try de Padro para los cordobeses. Un premio un poco exagerado para lo que había ocurrido en el campo de juego.
En la segunda parte, Tucumán arrancó mejor, con otra actitud ofensiva. Desde el inicio mismo buscó poner el juego en el campo rival. El dominio de los forwards fue mucho más claro y los backs también comenzaron a tomar protagonismo, no sólo en defensa, sino también encarando por los distintos sectores de la cancha. A los 5 minutos, los naranjas ya habían conseguido dos tries y sacaron una diferencia de 20 a 8. Ya no quedaban dudas: se les abría el camino a la victoria.
La impotencia cordobesa se hizo evidente y sus hombres reaccionaron provocando fricciones en las que Tucumán nunca quiso entrar. Así llegó -aunque tarde- una amarilla más y luego una roja para Libeau y para Trouet, respectivamente.
Un drop y dos penales de Molinuevo, más los tries de Pérez Reid y de Centurión, le permitieron a Tucumán sellar una victoria espectacular. Una más. La que lo ubica en la gran final del Argentino. Tucumán, después de mucho tiempo, volvió a pelear en lo más alto del rugby nacional.
Por Tomás Gray (Tucumán)
Foto: Diario La Gaceta