La presencia de Diego Maradona en las gradas del King Power Stadium de Leicester tuvo una gran influencia en el espectáculo y el espíritu argentino.
El “olé, olé, olé, olé, Diego, Diego” fue solo el presagio de una tarde donde el ex capitán de la selección argentina de fútbol, se transformaría en una pieza clave del espectáculo que arrojó a Los Pumas como justos ganadores de la contienda frente a Tonga.
Pasando las 13 horas, el King Power Stadium, donde Gary Lineker brilló durante los ’80, vio descender de una van negra con los vidrios polarizados a Maradona, acompañado por su pareja, Rocío Oliva y al ex capitán del seleccionado argentino Agustín Pichot, que se acercó para acompañarlo, puesto que había sido él quien lo invitó para apoyar a Los Pumas.
El romance que Maradona mantiene con la afición argentina empezó a escribir un nuevo capítulo, cuando el “diez” se sentó en las gradas, donde cruzó besos, abrazos, fotos y canciones con todos los hinchas argentinos.
Sentado junto a Bernard Lapasset (Presidente de World Rugby), Carlos Araujo (Presidente de la Unión Argentina de Rugby) y el mismo Pichot, Diego vivió cada alternativa de lo que ocurría en la cancha, en carne propia. Arengando, revoleando una camiseta argentina, cantando y exultante como de costumbre, el Diez disfrutó como un niño de pocos años.
Aún faltaba lo mejor
Pero más allá de la victoria y las felicitaciones del caso por la victoria, lo mejor ocurrió en los vestuarios argentinos. Ya en el túnel, Maradona apareció acompañado una vez más por Agustín Pichot, quien le dijo que al capitán del equipo Agustín Creevy: “¿Lo acompañas vos al vestuario?”. Creevy se estrechó en un fuerte abrazo y tras recibir la felicitación, entró con Diego a donde se encontraba el resto del equipo.
Pero no solo los argentinos festejaron con Maradona. Al enterarse de la presencia del astro en el vestuario rival, también los tonganos empezaron a desfilar en una procesión de jugadores que entraban al festejo albiceleste con alguna prenda para que Diego firme.
Ya en la intimidad del grupo argentino, Diego tomó el micrófono, y luego de cambiar tres camisetas suyas por las de Creevy, Landajo y Sánchez, dio una sentida charla que terminó con el aplauso de todos los jugadores de Los Pumas.
“Ustedes están haciendo las cosas que deberían hacer otros”, comenzó diciendo Maradona, “en un país de fútbol, Argentina siente por el rugby, por lo que ustedes transmiten en la cancha, por eso yo estoy acá, porque un país los apoya”, prosiguió ante la silenciosa mirada de los presentes que grababan con sus teléfonos móviles el discurso improvisado de Maradona.
Después hubo tiempo para festejos, con canciones y bailes donde no faltó la canción de “La Mano de Dios”, que el cantante Rodrigo compuso en honor a él hace ya varios años y que sirvió de himno para el festejo interno del vestuario
Las sensaciones en los jugadores
Leonardo Senatore no ocultó sus sentimientos tras la presencia del campeón del mundo de 1986 al decir que “lo de Maradona es lo que despierta un poco el jugador argentino por la pasión y lo que contagia desde adentro para afuera”. Por su lado Martín Landajo, fue más cauto al reflexionar que “fue algo muy lindo, nos dijo unas palabras y nos felicitó. Está bueno y fue un gran momento, pero ahora ya estamos pensando en rugby y en lo que viene”.
Por último, Jerónimo de la Fuente no guardó elogios tras lo vivido en el vestuario. “Es increíble. Llegué al vestuario y no sabía que estaba ahí y cuando entré escuché la canción del Potro Rodrigo ”La mano de Dios” y no lo podía creer, verlo a Diego saltando entre todos. Es lo que transmite, a los argentinos nos transmite mucho”.
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