Último día del año 2015. Momento exacto para mirar para atrás y hacer un breve análisis de todo lo que paso en el rugby de Córdoba con el flamante “Plan 2020”. ¿Funcionó? ¿No Funcionó? ¿Mejoró nuestro rugby bajo la presidencia de Gustavo “Tuti” Paz? ¿Se estancó nuestro juego?. Si uno hace un análisis netamente numérico de la performance de nuestros equipos en las distintas competencias nacionales, el saldo es por demás negativo. Si uno analiza, que nuestra provincia solamente tuvo un “Puma” en el última Copa del Mundo y un sólo jugador contratado para la franquicia que disputará el Súper Rugby, evidentemente, algo no anda bien….Mirá el informe a continuación
Ricardo Bordcoch, ex Presidente del club Universitario y ex árbitro internacional de la IRB (actual World Rugby), y ex integrante del staff de árbitros de la Unión Argentina de Rugby, conoce desde su gestación el plan 2020, el cual reemplazó, a la última gestión de la presidencia de Enrique Schmal (2012-2013). Frente a este cambio, el hombre de la “U” sostuvo: “Creo que hemos asistido a una manifestación plagada de buenas intenciones que lamentablemente no han logrado materializarse. Como todo proceso que pretende revertir un estado de situación, el denominado Plan 2020 debió enfrentarse a un baño de realidad, ya que una cosa son las propuestas diagramadas desde un Power Point con la ayuda de especialistas, y otra la gestión cotidiana. Súmese a ello, que la mayoría de quienes integran el Consejo elegido hace dos años eran personas con poca o ninguna experiencia en el manejo de una entidad de segundo grado como es la Unión Cordobesa de Rugby”.
“También hubo cierto desdén hacia quienes les precedieron en la gestión instalando la idea de un fracaso rotundo de las viejas estructuras. Esto generó a mi juicio un caldo de cultivo en el que terminó por estancarse la gestión. Pocos fueron los hitos que merezcan ser reconocidos como un progreso, entre ellos me permito señalar el prolijo manejo contable de la entidad y la transparencia de sus números, como la reorganización de la competencia juvenil que liberó de la espalda de los clubes con menos jugadores la obligación de contribuir al desarrollo, en un acto de sinceramiento digno de mención”.
“No me voy a detener a señalar falencias e imperfecciones, en cambio diré a modo de pincelada que los logros distan de congeniar con el anuncio que con “bombos y platillos”, se hizo hace dos años en Carlos Paz. La supuesta homogeneidad del grupo que se eligió en su momento para conducir el rugby cordobés, parece no haber sido el mejor mecanismo para alcanzar los propósitos enunciados, ya que se ha terminado confundiendo valores, al priorizar las relaciones entre sus miembros por sobre la discusión franca y abierta de los problemas que aquejan a nuestro deporte. Tampoco el corte generacional impuesto tozudamente por algunos protagonistas ha demostrado ser de utilidad al rugby de Córdoba convirtiéndose en una consigna vacía de contenido. Nadie nació sabiendo, y la experiencia personal es irreemplazable, pero el costo de avanzar a prueba y error, es a mi juicio demasiado alto para una entidad que ya lleva más de 80 años de vida. Es decir no nació ayer ni hace dos años. Flaco favor le hacemos a quienes forjaron su prestigio y aportaron su esfuerzo, transitando caminos que podrían evitarse apelando a la experiencia de quienes ya la adquirieron”.
Siendo Presidente del Club Universitario, fuiste uno de los gestores de este nuevo plan estratégico para el rugby de Córdoba, junto a miembros de clubes de Tablada y Tala. ¿Cuál es el sentimiento actual de lo que se pudo ver puertas adentro de la casa madre de nuestro rugby?
“En su momento, siendo presidente del Club Universitario, consideré una necesidad de buscar una salida a la difícil situación política que atravesaba el rugby cordobés desde hacía dos años, que exhibía una profunda grieta entre las entidades que lo componen, y consideré apropiada, la vía de la búsqueda de consensos en la elaboración de un plan que con carácter previo a las nominaciones para integrar el Consejo, fijara las políticas y objetivos. Eso me llevó a participar en las primeras reuniones a las que asistían no más de cuatro o cinco clubes. Luego se sumaron algunos otros con ciertos reparos y finalmente la cosa tomó vuelo”.
“En la última reunión que participé en este proceso, puesto que luego cesé en mi mandato en el club, la decisión fue designar un grupo de representantes encargados de elaborar dicho proyecto. El proyecto se logró plasmar en el denominado plan 2020, pero para mi sorpresa, las mismas personas que fueron encargadas de su elaboración se terminaron autodesignando como miembros del futuro órgano de gobierno de la unión, cuando ese no era su propósito ni el mandato que se les dió. Los clubes consintieron este mecanismo en lo que a mi juicio fue un claro error político, ya que de esa manera cedieron la iniciativa en el ejercicio de sus facultades estatutarias en terceras personas ajenas a dicha representación. En cuanto a sentimientos, tengo la impresión que pudo haberse hecho mejor”.
– ¿La idea principal siempre fue producir un cambio en la política del rugby cordobés?
– Precisamente, la necesidad de contar con un plan director, que sirviera de guía a quienes fueran designados para la conducción y de instrumento de control de gestión a los mandatarios, es decir los clubes y de esa manera se lograra superar la división que entonces había.
Frente a tu primera respuesta….”Creo que hemos asistido a una manifestación plagada de buenas intenciones que lamentablemente no han logrado materializarse”…¿Cuáles fueron las falencias en este caso en particular?
“Fundamentalmente la unión no tuvo un desempeño institucional propio de su jerarquía, concretamente me refiero a que las reuniones del Consejo solían no contar con quórum y que las actas se realizaban tardíamente. A partir de allí, se puede trazar una línea divisoria, ya que las actas constituyen el instrumento por el que el órgano de gobierno de una entidad civil pone de manifiesto sus actos. El estatuto de la organización no es un cuadro para colgar en la pared, y tanto las instituciones que la integran como sus representantes tienen como primera misión respetar sus normas. A partir de allí se traza un concepto de respeto por la ley que debiera ser norma para toda gestión. Creo que sobró buena voluntad y esfuerzo, pero falta de experiencia y eficiencia en la gestión”.
Frente a su opinión sobre el pobre Campeonato Argentino que pasó, el cual no tuvo la difusión de otros años, no contó con participación de público en las canchas y el nivel deportivo que no estuvo a la altura de las circunstancias, excepto el mostrado por Buenos Aires, Bordcoch manifestó: “Creo que ha habido un giro copernicano en las preferencias de los protagonistas y el público. En mis tiempos de jugador y aún de referee, el calendario de las competencias no era tan extenso como lo es hoy en día. Y el Campeonato Argentino era un ámbito donde se medían los mejores jugadores de cada provincia. Con el advenimiento de la competencia de clubes sustentada por la UAR, evidentemente jugadores y público han inclinado sus preferencias por la de clubes. Y era previsible, ya que los clubes despiertan mayor pasión que el seleccionado, que en tren de ser sincero, no tiene hinchas. No obstante en defensa de los Campeonatos Argentinos, debo decir que constituyen la mejor vidriera para los jugadores que no militan en los clubes que participan habitualmente en las competencias nacionales de clubes. Por lo tanto entiendo que pese la falta de apoyo del público, debe sostenerse su realización a toda costa. De otro modo no hubieran surgido jugadores con presencia nacional e internacional provenientes de clubes o uniones más pequeños”.
Sobre el futuro de la competencia de uniones más importante del país, expresó: “Probablemente en un futuro puedan convertirse en un torneo semi profesional que permita a sus protagonistas dedicarle mayor tiempo a la preparación, y de ese modo ofrecer un mejor espectáculo. En este momento existe una franja excesivamente ancha entre los jugadores que participan en la competencia internacional y el escalón sucesivo que debe ser llenado de alguna manera, puesto que de otro modo la tendencia será a su ampliación, alejándonos cada vez más al rugby nacional del internacional por razones obvias. Ese espacio no puede ni debe ser llenado por los clubes, sin embargo bien podría la competencia regional o provincial cumplir ese cometido. Algo habrá que hacer en ese sentido”.
Ante el amateurismo que reina en la argentina y el profesionalismo para unos pocos que cuenta nuestro rugby, el ex árbitro internacional, dijo: “En ese sentido creo que la UAR redistribuye con criterio los fondos que genera el rugby profesional, tanto en la competencia como en el coaching, y es una decisión política que los clubes no participen del rugby profesional, lo cual considero que es un acierto. Por otra parte este deporte ha logrado sobrevivir en nuestro país más de un siglo sin profesionalismo, lógico es suponer que pueda hacerlo otro tanto de la misma manera. La transferencia de los valores que sustentaron esa supervivencia debe consistir en un hito de todos los programas de enseñanza del deporte y en ellos hay que estar firmemente comprometidos”.
Córdoba desde la última gestión de Marcelo Ambroggio en la Unión Cordobesa de Rugby, ha perdido peso político en la UAR. ¿A tu criterio, qué deberíamos hacer para tomar un rol mayor en la Unión Argentina?
– La UAR es una entidad de tercer grado, la conforman todas las uniones provinciales que como dije son entidades de segundo grado constituidas por los clubes. Esta introducción obedece a que claramente estamos en presencia de organizaciones que si bien tienen por objeto administrar el deporte, los procesos que desembocan en la elección de sus autoridades son políticos. Con esto quiero decir que, quien llega a la conducción de alguna de las uniones provinciales, lo hace precedido de su trayectoria y capacidad demostrada en sus respectivos clubes. Para llegar a la UAR, el camino se estrecha, ya que si bien en el esquema actual de elección de miembros del Consejo Directivo basta con ser propuesto por alguna de las uniones provinciales, dado que en los hechos es prácticamente imposible la existencia de dos listas, no es suficiente la sola nominación y menos si no se cuenta con trayectoria a nivel nacional. Con esto quiero decir que, no por representar a una unión importante como es la nuestra uno se puede creer que el resto le va a ceder espacios. Hay que ganarlos con méritos propios que son independientes de los de la entidad que se representa. Los espacios se disputan políticamente y en esa lucha te puede ir bien o mal”.
“A mí juicio, Córdoba ocupa el lugar que le corresponde y para el que ha hecho méritos. ¿Podría ser mejor? Probablemente, pero como te dije antes, si vas a disputar espacios vas a generar resistencias y como en todo, te puede ir bien o mal. Es así de simple. En una de esas la estrategia de nuestra unión haya sido no confrontar y entablar buenas relaciones con los demás sectores de la UAR, ello parece en alguna manera justificar algunas posturas asumidas por el Consejo. En ese contexto no se puede esperar más que una palmadita en la espalda (que no se le niega a nadie). Pero si hubieras disputado espacios y te hubiera tocado perder probablemente ni eso tendrías”.
– Qué futuro le ves a corto y largo plazo en el rugby cordobés……
“El rugby cordobés lleva como expresé antes, más de ocho décadas de vida. Estaba antes de que cada uno de nosotros se vinculó a él y va a seguir estando cuando todos hayamos desaparecido, porque no depende solamente de quienes ocasionalmente se encuentren a su comando. Ha resistido cientos de embates y probado su fortaleza. El futuro lo va a encontrar al rugby cordobés donde haga falta, seguramente aportando sus cualidades que siempre lo caracterizaron, como nunca darse por vencido y luchar hasta el silbato final”.
Por Martín Quetglas
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