Pichot reconoce que el principal desafío es sostener el crecimiento comercial del rugby sin alterar su esencia.
Dueño un carisma tal que le ha abierto puertas en todos lados y lo ha eyectado en apenas 10 años de carrera dirigencial a la vicepresidencia de World Rugby, ente que controla el rugby mundial, Agustín Pichot puede permitirse combinar traje con zapatillas deportivas sin que a nadie se le ocurra tratarlo de ridículo.
¿A qué obedece ese desapego por el código de etiqueta? Quizás tenga algo que ver con el desprecio que sentía cuando era jugador hacia la International Rugby Board, que durante tanto tiempo le negó a darle a Argentina un lugar en la mesa chica. Sin embargo, el ex medio scrum de Los Pumas aseguró que no se trata de un capricho. “Te recuerda quién sos. Es un símbolo de que nunca estaría completamente cómodo con un traje. Soy un rebelde de corazón”, explicó en una entrevista con el matutino británico The Daily Telegraph, en la que se refirió a la paradoja de ser hoy uno de los hombres de traje a los que miraba con recelo cuando lucía la cinta de capitán.
Camisetas por camisas
“Usar un traje te da la oportunidad de cambiar el juego para los jugadores. Ahí es donde el traje se vuelve importante. Si se lo usa para tomar vuelos de primera clase alrededor del mundo, entonces no lo necesito”, aseguró Pichot, cuya hiperactividad lo llevó a acoplar al rugby argentino a las estructuras del primer mundo en menos de una década. Un proceso necesario, pero tan vertiginoso que no estuvo exento de convulsiones.
Ahora, trabajando a la par de Bill Beaumont en la jefatura de World Rugby desde hace un año, Pichot apunta a seguir logrando cambios a nivel mundial. “No necesito estar en palco para ser feliz. Sólo necesito ver a Fiji o los equipos de Nivel Dos seguir creciendo. Si en tres años si no estoy haciendo la diferencia volveré a trabajar en mi club”, se desafió.
Una de las transformaciones que logró fue extender el período mínimo de residencia de extranjeros en un país (de tres a cinco años) para jugar en un seleccionado. “No podemos permitir que países más fuertes se aprovechen de otros más débiles que no tienen los mismos recursos”, argumentó.
Además, señaló que le gustaría seguir abriendo puertas. “Me gustaría ver a Georgia en el Seis Naciones. Y también desafiaría a la Sanzaar darle una oportunidad a Japón y abrir el Americas Rugby Championship a países como México. Que el juego femenino siga creciendo, establecer el rugby en China… ese es el tipo de cosas que me motivan a ponerme un traje”, describió. Y agregó: “me encanta cuando le gente dice que no podés hacer tal o cual cosa. Como cuando me dijeron que Argentina nunca llegaría a semifinales de un Mundial. Me encantan esos desafíos”.
Reuters
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