El impulsor de la Américas Rugby Championship habló con referí de la importancia estratégica del torneo y el futuro de Uruguay en el alto nivel.
– ¿Cómo se llega al arranque de la Américas Rugby Championship?
– Fue un trabajo duro. Veníamos de no encontrarle la vuelta en América a cómo achicar distancias entre las potencias y las no tanto, teniendo en cuenta que Argentina tenía que primero armarse, y después empezar a brindar la perspectiva para que todos crezcan en la región.
EEUU y Canadá también estaban un poco aislados en el mundo. El desafío fue grande, las reuniones, el idioma… Finalmente estamos a días del arranque. Seguramente no sea perfecto, pero hoy tenemos un torneo con una idea en común. Tal vez no sean torneos excepcionales como un Championship, o un Seis Naciones, pero había que empezar. Se necesitaba que Argentina fuera sensible a la realidad de los países vecinos, que sin soberbia necesitaban una mano de un país desarrollado.
– ¿Cómo ve World Rugby el torneo?
– Lo ven como un gran desafío. Todos quieren que se desarrollen las Américas. Lo mismo con las islas, pero la diferencia es que en América la cantidad de gente es inmensa. Claramente es un mercado a explorar. Quieren más que nada en América del Norte se expanda.
– ¿Qué quedó pendiente?
– La mas importante es el artículo 9 (que regula la cesión de jugadores por parte de los clubes). Argentina no dará tests por este motivo. Y eso que es el único tiene uso libre de jugadores. Muchos jugadores de EEUU, Canadá, Uruguay no fueron cedidos por sus clubes. Los países terminan siendo productores de jugadores para Europa. No podemos contar con ellos y encima muchas veces terminan jugando para otros países. Es la mayor pelea que tenemos que dar en los próximos años.
– ¿En 2016 se podrá conseguir?
– Es la pelea, no pasa por el tiempo. Los clubes siempre van a poner sus intereses adelante, lo cual es lógico porque defienden su negocio. La World Rugby tiene que ser muy severa con el artículo 9. Es el problema que termina teniendo las islas, que terminan renunciando por los contratos que le ofrecen los clubes. No podemos permitir que ocurra eso más. Hay un tema de principios muy importante: que podamos desarrollar a los países, no podés desarrollar si no tenes competencia.
¿En qué punto se plantean que deje de ser una apuesta y pase a ser un negocio?
– Es difícil de ver porque se hace por primera vez. Es como cuando empezó el profesionalismo en 1995. El torneo ha sido subsidiado por World Rugby, y las uniones ponen un 10-15%, más que nada en alojamientos. La idea es que no sea deficitario para las uniones. Nos dimos un plazo de 5 años para invertir. Creemos que World Rugby durante cinco años va a invertir. Dependerá mucho de cómo lo percibe el público de América del Norte. En América del Sur tenemos exposición en Argentina y Uruguay ya lo ha hecho. Estoy convencido que va a dar utilidades, o por lo menos que no va a necesitar ser subsidiado.
¿Qué rol juegan los mercados de Brasil y USA en la estrategia?
– Es proporcional a la cantidad de gente. En Uruguay es increíblemente conocido, pero los ingresos en comparación al fútbol son bajos. Con Argentina pasa lo mismo e incluso el sponsorship comparado con Italia es menos. Con muy poco, con el mercado que tienen, EEUU Brasil y Canadá pueden hacer mucho. Si sumamos todo el territorio, tenemos una competencia panregional muy importante. Hablo de negocio para que tengan más ingresos para planes de alto rendimiento. No superavitario, porque son uniones sin fines de lucro. Ojo, y eso que podríamos haberlo vendido, como pasa con el Seven de Las Vegas. Hubo gente que quiso comprarlo. Pensá que es un torneo que lo comprás por menos de US$ 1 millón por año. Cualquier empresa apostaría, pero no queremos que el private equity condicione a las uniones. Porque ahí entran los problemas de quién controla a quién. Queremos que la base sea lo importante, no meter una liga profesional que nos empiece a desbandar. Si ponés lo comercial primero, el torneo crece pero no te queda nada.
¿Pero para crecer no es necesario que los jugadores sean profesionales?
– El dinero no arranca antes de lo profesional. Tenés que ser profesional al margen del dinero. Después va a llegar. Empezás como todos los amateurs, con una beca o sueldo mínimo para costease. Si eso lo vas mejorando, si jugás 10 partidos por año, los ingresos van a seguir creciendo. Es el plan que hicieron Los Pumas: en 2008 no había nada. Hoy hay casi 60 chicos que perciben un ingreso. Algunos es una beca, otros beca más premio, otros un sueldo y otros un contrato más premios. Es mucho el dinero porque llegaste a esa instancia. Hay instancia previas. Si la URU recibe ingresos los jugadores van a tener más recursos, y ahí van a tener las mismas oportunidades que los países a los que se enfrentan. Fue mi gran discusión en World Rugby: te pueden dar condiciones de entrenamiento, subsidiar gimnasios, entrenadores, pero si no tenés competencia, no sirve. Los jugadores se terminan yendo. Voy más allá: si vos tenés la plataforma del Super Rugby (torneo de equipos del Hemisferio Sur), si se sigue expandiendo, si se suma otra franquicia, ¿por qué no pensar que Uruguay o Chile sean parte de esa franquicia? ¿Por qué Uruguay no puede ser parte del Super Rugby? La puerta esta abierta para ir para ahí.
¿El torneo también apunta ahí?
– Cien por ciento. Es el plan que presenté en Sanzaar (organismo que reúne a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia) el 21 de enero. Habiendo hablado con Brasil, Uruguay y EEUU, propuse para en el futuro inmediato evaluar más franquicias en el norte y sur de América. Se planteó y está el camino, hay un grupo de trabajo que lo evaluará.
¿Económicamente sería atractivo para Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia?
– Ellos ven que con argentina los ingresos en América del sur pasaron de 200 mil dólares a casi cinco millones por año. Hay un crecimiento que se respalda por el rugby. Puede pasar con el resto de América, si trabajamos en conjunto. Hoy Brasil no está preparado, Uruguay estaría cerca, le falta pero está cerca.
¿Le preocupan las diferencias de puntos que puede haber con Brasil, por ejemplo? ¿Puede afectar la imagen del torneo que pierde por 80 puntos?
– Es un problema, sí. Pero no te olvides que Argentina perdió por 70 con Sudáfrica en el segundo año del Rugby Championship. No le tengo miedo a la parte del aprendizaje. El problema es si no hay competitividad constante, si pierde todos los partidos por 80 puntos. En ese punto tendríamos que evaluar cómo podemos ayudar a que el país que le toque perder por esos márgenes, porque eso sí va a poner en jaque el torneo.
¿Cuánto afecta en la estrategia que Argentina no juegue con su principal equipo por estar enfocado en el Super Rugby?
– Te saco de esa idea para mirarlo desde otro lado. ¿Hoy no son los mejores? Puede ser. Pero tenemos que lograr en esta etapa que las uniones más desarrolladas cuenten con un segundo equipo que esté a nivel de Uruguay, de Chile, para que jueguen con ellos. Para mí ese sueño de los países no tan desarrollados jueguen con Inglaterra, desgraciadamente no se puede dar hoy porque es muy ancha la brecha económica. Es algo a tener en cuenta para desarrollar torneos que sirvan.
– ¿Pero no atenta contra lo comercial que para el público argentino no sea el principal torneo?
– Argentina en realidad en esta etapa se plantea que se desarrolle el rugby de la región, y por eso resignamos un poco lo comercial, sí. Ni hablar, pero como cuando Sudáfrica nos permitió jugar la Vodacom Cup en la primera parte de nuestra evolución.
– ¿Dónde ve al torneo en cinco años?
– Me gustaría ver más países, sumar a Paraguay, a México, Colombia, hacerlo femenino, y cambiarlo de fecha para que todos los partidos sean todos full test.
Fuente: www.referi.uy
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