Fue símbolo y capitán de Los Pumas durante muchos años y ahora es el Vicepresidente de la World Rugby. El liderazgo, el poder y los procesos. Todo en la cabeza de un hombre que llegó a ser referencia en el deporte que ama.
Agustín Pichot posa para la cámara en su nuevo lugar de trabajo: una productora de contenidos deportivos. El fondo no ofrece grandilocuencias. El es puro contenido, cero envoltorio. La verdad, poco rugby en su oficina de Martínez. En las paredes cuelgan retratos familiares, y con amigos. Entre ellos están los de la banda “La 74”, aquel grupito inquebrantable que se forjó en el CASI y que resulta ser una red contención para el líder en cuestión. Ahora bien, si tantas batallas libró Pichot jugando para Los Pumas, ¿a dónde están las camisetas de los All Blacks y los Wallabies, de los Los Springboks y Les Blues? ¿ A dónde están los trofeos de guerra que se intercambian después de los partidos? “Para mi la camiseta Argentina era mi vida. Y el símbolo más importante. Nunca di la camiseta, salvo si valía la pena. Tal vez porque nos toca representar la Nación defender de alguna manera un suelo, cumplir un sueño”, dice Pichot, el mismo líder que se apasiona con las historias de Napoleón y San Martín, a diez años del histórico tercer puesto en el Mundial de Francia.
-Hay una historia que cuenta a San Martín en el final de sus días. Como vio que su nieta lloraba, le regaló una medalla que había ganado por pelear para la corona española ante el ejército de Napoleón, en la batalla de Bailén. Su hija se lo reprochó “¿Cómo le vas a dar esa medalla para que se la cuelgue a una simple muñeca?”. A lo que San Martín respondió: “¿Para qué sirve la gloria si no puede calmar ni el llanto de una niña?”
-El de San Martín es un muy buen ejemplo. A mi me pegó mucho en la parte de historia del derecho romano cómo trataban los emperadores la gloria. Repetían que la gloria era efímera. Para mí, lo importante es el momento, disfrutar ese momento, y no los trofeos. Los trofeos, y más en el deporte, son más nostalgia que otra cosa. En el momento sí que significan un montón, pero después es sólo un recuerdo. Lo más importante es seguir para adelante y no para atrás. Y usar las enseñanzas que te dejó ese momento para hacer cosas mejores. Y usar las cosas que aprendió para reconstruir las cosas malas y hacer cosas buenas. La historia de los Pumas conmigo fue así. Pasamos por miles de derrotas, hasta lograr dejar una huella bien marcada en la historia del rugby mundial.
¿Cuál es la principal responsabilidad de un dirigente?
-Tiene que ver en tratar de que nuestros atletas puedan encontrar un lugar dónde desarrollarse y educarse. Si hoy existe un rugby federal en la Argentina es porque hay igualdad. Y sin politizar la palabra igualdad. Hoy, un chico de los Tarcos de Tucumán puede competir contra los mejores de Buenos Aires. Antes el rugby era centralizado. Este es un caso parecido a lo que pasó con otros países. “Che, no los traigamos a un Mundial a Fiji, a Samoa y a Rumania, y de golpe les pidamos, que jueguen bien”. Realmente, ayudémoslos a crecer en serio. Antes la World Rugby (anglosajona) pensaba: tengámoslos quietitos porque nos pueden llegar a ganar.
-Esa política dirigencial de no ayudar a los más débiles la sufrieron los Pumas…
-Claro, en el 2007, Argentina le gana en el partido inaugural a Francia y da un sacudón en el establisment,. Por eso cuando me llaman para sumarme a la World Rugby, les dije: “Miren que yo no voy a entrar para quedarme en el molde, eh”. Exactamente lo mismo que me pasó como jugador. Yo rompí con algunas cosas en la Argentina, no por rebelde, sino porque me tocó estar en un momento de quiebre histórico, de una forma del rugby, conservadora, amateur. Soy un convencido de que el deporte está para educar. Es ahí dónde los chicos van a pasarla bien, poder buscar y educar valores, respecto al réferi, respecto a tus compañeros. No es que llegás a una carrera de tiempo para otra cosa. No, pará. Acá disfrutá de este momento. En el rugby juegan todos: el gordo, el flaco. No es que si la pateás mal de derecha, te quedás afuera del equipo.
-¿Tenés miedo de que el profesionalismo rompa los valores que pregona el rugby?
-El dinero no corrompe, tienta, pero no corrompe. El que toma malas decisiones es uno. Amateur o profesional. Por si acaso: ¿cómo se explica que el mismo tipo de rugby que va a la cancha de Vélez y te dice no chifles a los All Blacks, al otro día va a la San Martín a ver a River y, sacado, putea al réferi todo el partido? Es el contexto. Por eso digo, los del rugby somos una casta.
-Hablando de insultos, ¿no le tenés miedo a la futbolización del rugby?
-Eso sería volver a criticar al fútbol. Y al fútbol no hay que criticarlo. El análisis tiene que volver a poner la lupa en sobre cómo somos cómo sociedad. A Messi lo putean porque no canta el himno. Yo lo hablé con Carlitos (Tevez) de eso. Y no hay que comparar a los dos seleccionados. Yo estoy convencido de que Messi lo vive intensamente. Es una fantasía eso de que no canta el himno. Y que tiene que ver en el caso de que si fuera cierto. ¿Son menos nacionalista que uno? No tiene nada que ver cantar con jugar. Yo te hago el mejor marketing de todos. Canto, me rasgo las vestiduras, y capaz que después soy un desastre dentro de la cancha. Yo creo que hay que analizarnos como sociedad…
-Luis Scola le temía a la futbolización del básquetbol, de hecho, en Río 2016 le pidió a la hinchada argentina que no confunda los deportes todo el partido ¿Por qué se establece la comparación con el fútbol, viendo al fútbol desde un lado malo?
-Hay un pre-concepto, lo bueno que tiene el fútbol es que da una radiografía exacta a lo que somos como país. Todos nos quedamos hasta tarde a ver si Argentina clasificaba al Mundial, ¿no? Ese sentido de pertenencia es algo que no tiene el rugby, ni el voleibol, ni el básquetbol, ni el automovilismo. Alguno te podrá decir: “A los Pumas los veo contra los All Blacks, pero si pierden no me hago ninguna malasangre”. Todo un país depende del fútbol. Y eso es algo increíble. Ahora, no le podemos tirar todo este peso a un deporte. El gas pimienta, los chiflidos, las muertes.. Es como si el fútbol permitiese que afloren todos los instintos primarios. Acá, en la oficina en dónde trabajo, hay uno que si pierde River no sabés lo que es… También es hincha del rugby, pero si pierde el CASI no pasa nada, es un lírico el tipo. Y estamos hablando de la misma persona, ja. Yo lo hablaba con Javier (Mascherano) de lo bueno que sería desdramatizar el fútbol. Si a un chico de doce años, como el de River (NdeR: Claudio Echeverri), ya lo sacamos en el diario titulando que va a ser Messi, lo arruinamos. ¿Y si no lo llega a ser como Messi? Es doble el daño. Además no disfruta nada: se pierde de ser feliz cinco años, de los doce años hasta los diecisiete, lapso en donde pudo haber tenido un contrato profesional. Ese chico el potrero no lo tuvo, se lo quitaron. El potrero es jugar, divertirte. Si no lo hacés, perdés la parte educacional del deporte.
-¿Qué pasa si tu hijo te dice que quiere jugar al fútbol…?
-Si mi hijo me dice que quiere vivir de eso, ya arrancó mal. Yo le voy a decir: “Dale para adelante, voy a ser el primero apoyarte” Pero no ponga las zanahoria antes del laburo. Es lo mismo que me pasó en mi época de jugador. Mi historia es muy distinta a la de Messi, y no me comparo ni un poco. Al contrario, me tiro muy para abajo todavía. A los 17 años estaba jugando en la M19 B en el CASI. Dos años más tarde estaba jugando un Mundial. Di un salto enorme. Recuerdo que me dejaron afuera de los menores de 19 de los Pumitas. Fue un salto derecho a Los Pumas. Por eso, hay que ser disciplinado y quemar las etapas.
-¿Y se pueden transpolar cosas del rugby al fútbol?
-El sistema es igual, no es diferente. Conceptualmente es lo mismo. ¿Cuál es el fin de ser dirigente? ¿Que la Selección vaya a Rusia, o que cada vez más chicos jueguen al fútbol y crezcan y se eduquen? Si empezás con que el objetivo es clasificar al Mundial, si empezás por la punta del Iceberg, olvidate. Siempre hablo con Sebastián (Verón) de que hay que mejorar la educación deportiva en los colegios, que está anulada. ¿Dónde empieza el deporte? En los colegios, rugby para mujeres y varones, rugby mixto, básquetbol, voleibol, y tantísimos deportes a los que no se les da pelota. Hemos perdido la parte educativa-lúdica.
-Crecimos mucho en el rugby, pero aún no tenemos la materia prima que tienen los neocelandeses. En el fútbol, por el contrario, tenemos mucha materia prima, pero no logramos sacar ventajas ¿Por qué pasa eso?
-Por el método, acá no tenemos método. Lo del 2007 se dio porque había muchos clubes que formaron jugadores de rugby. Deportiva Francesa formó a Juan Martín Hernández y a Roncero, era un club de segunda, no jugó mucho en Primera, pero tenía un método. En el fútbol, salen los Messi, sale un Mascherano, de Villa Fiorito sale un Maradona. Pero Argentina no tiene método. Alemania, sí. Esto lo aprendí afuera, eh. La UAR (Unión Argentina de Rugby) tiene un método. Los chicos a los 17 años entran en un plan y se los perfecciona lo máximo posible. Tal vez, es verdad, Moroni no equipare a un McKenzie (fullback neocelandés) o a Savea (wing neocelandés) cuando corra. Porque claro, no tenemos la biomecánica de ellos, pero tenemos otras cosas, que antes del 2007, sin método, no teníamos. En el método físico, mental, técnico ahora somos mejores.
-¿Vos creés que en veinte años vamos a estar equiparados con Nueva Zelanda?
-Mirá el fútbol. ¿Por qué Perú te empata, por qué se niveló tanto? Mirá Islandia, que con 300 mil habitantes se mete en un Mundial. ¿Son los menos? Sí, son los menos. A mí me mostraron el plan. Con un método ordenado el deporte crece. Yo vi el método de Alemania, lo hizo con la misma empresa del 2007, que se llama Nexos. Los inventores del método, perfeccionan el método. Los All Blacks hacen lo mismo. Por ejemplo, juegan por pesos distintos en las infantiles. Son 4 millones de habitantes nada más. Y dominan el rugby mundial. Por estar en esos detalles, juegan como juegan. Inglaterra con 100 millones de libras más por año, no le puede ganar. Yo estoy muy cerca de Nueva Zelanda, es lo que más copio o miro como dirigente. Siempre están pensando en innovaciones tecnológicas para potenciar a sus equipos. Y nosotros estamos viendo si ponemos el TMO.
-¿Te considerás un buen líder?
-No corresponde que lo diga yo. Lo mío siempre fue natural, el líder tiene muchas aristas. Por decir algo, yo fui mucho mejor líder en el 2007 que en el 2003. Es más fácil ser el líder de una empresa. Es muy complicado ser líder de un equipo nacional: cuesta manejar un montón de voluntades diferentes. Estoy entre los líderes del rugby mundial, soy el vicepresidente de la World Rugby, y tengo mi forma de liderar. Hay un capitán es Bill Beaumont. Y trato de darle mi impronta. Aprendo todos los días de él y de mis compañeros. Antes el líder era más solemne; por eso yo era el último en entrar a la cancha. A veces escucho frases del tipo: “Al rugby lo maneja”. No, flaco, hay que ser un poco más republicano. Yo leo todo, porque si leés una cosa, estás escuchando lo que querés escuchar. Yo soy más de la idea de estar siempre en las redes sociales para escuchar todo. Si me preguntás algo, y lo pienso, ya estoy especulando. Y si mañana no me toca más estar en la World Rugby, me voy a mi casa. Yo ya viajé en Primera por todo el mundo, ya fui a todas las Royal Box, a todos los estadios. No estoy para estar con un traje sentado, solemne, en un palco.
-Antes llegabas a un vestuario, y ya devengabas que un líder era líder . Hoy se cuestiona mucho al líder, porque hay más acceso a la información…
-Y está buenísimo que así sea. Hay que estar preparado para ser líder. Hay que saber escuchar. Yo llegué a World Rugby y dije: “Vamos a Fiji” y Bill me dijo: “Vamos a ir a dar un mensaje y a escucharlos. No a pasear”. Hicimos un plan y hoy Fiji hizo así (señala para arriba). Eso le cambió la vida a un montón de personas. ¿Por qué lo logramos? Nunca se habían sentado con los dueños de los clubes, del rugby profesional. Unificamos un criterio, hagamos un calendario único, y la única forma de hacerlo es escucharlos. Acá lo mismo con el Nacional de Clubes. Y a los argentinos nos falta mucho de escuchar al otro.
-¿De qué líderes de los que tuviste aprendiste más?
-Primero de mis viejos. Uno empieza con el respeto en casa, mis dos padres tenían una gran personalidad. Eso de entrada me marcó un respeto por mi hermano mayor y mis padres. Imaginame de chico, yo era de los que cuestionaba al líder, eh. Pero leo mucho y de muchas personas distintas. Desde el “Che” Guevara, pasando por Napoleón (porque me gusta mucho la historia), a San Martín. Desde líderes nacionales a culturales, más cercanos. Desde un Andrés Calamaro, a Santiago Solari o Seba Verón, “Pepe” Sánchez, Lucha Aymar, también son gente con las que hablo sobre estos temas. (13000)
-¿Por qué crees que es tan necesaria la figura del líder dentro de un equipo o de la sociedad? ¿Vos, cuando entrabas a la cancha, sentías que tu equipo te necesitaba?
-Es una buena pregunta. Al haber tantas voluntades es necesario uno. A veces el entrenador dice: “Este a mí no me responde, pero sí lo hace con el grupo, y ése es un tema de vestuario. El líder se necesita porque si todos fueran librepensadores, que está bueno, necesitás que converjan en un lugar y para eso debe haber alguien porque sino es una anarquía total.Todos creemos que tenemos las mejores ideas. Lo que hace el líder es unificarlas para que resalten y sean un bien común. Eso hace un buen líder. Ahora, cuando el líder te impone una idea ya no es un buen líder.
-¿Ese era el Pichot del 2003?
-Exactamente. El del Mundial 2003 era un Pichot que decía: “Yo juego bien, sigan mi ritmo”. Total yo jugaba fenómeno, o lo creía, pero a la vez no llegaba a jugar fenómeno porque cuando vos vas a una velocidad y tus compañeros a otra, nunca vas a jugar bien. Ahí aprendí que tenés que sacrificar ser el mejor o hacer la tuya. Yo podía decir: “Contra los All Blacks jugué fenómeno”, sin importar que hayamos perdido por treinta puntos.
-¿Cuando Messi no logra mejorar a los compañeros en la Selección, es que es un mal líder?
-Yo creo que es al revés. Que todos depositan en él sus culpas. Acá se invierte la pirámide. Vos sos el mejor zaguero, volante o delantero, pero si ustedes tres no son los mejores, Messi nunca va a ser el mejor Messi. Porque se piensa que Messi tiene que ser el mejor zaguero, el mejor volante o el mejor tirador de tiros libres. Es imposible. Un buen líder siempre necesita tener otros líderes cerca suyo para poder llegar al objetivo en común del equipo. Todo líder tiene que tener una revolución intelectual desde el juego, o desde afuera. Decir cosas para promover un cambio. Los líderes tienen que entender lo que pasa adentro y afuera del equipo. No es justo para él. Lo justo para él es que el resto eleve su nivel y le saquen responsabilidad para que él sea un mejor Messi. ¿Es culpa del técnico? Tampoco. Todos somos culpables de mirar la TV y decir, inconscientemente, Messi nos va a salvar.
-¿Nos pasa solamente en el deporte o excede a lo personal lo de la necesidad de delegar responsabilidades en otro? Ahora se habla de formar equipos de trabajo…
-Somos muy de decir: “Vos, Macri… Vos, Cristina, el que sea, ayudame”. Creo que ahí hay un error nuestro como sociedad. ¿Qué aportamos para hacer de esta una mejor sociedad? Solo es imposible. Yo miro siempre para adelante, que se use lo que se hizo bien y no lo que se hizo mal. Ahora si cada vez tiramos todo y le echamos la culpa al que se fue, no salimos más. No soy del Pro, no soy kirchnerista, y aporto lo mejor de todo, desde el deporte, para que el país esté mejor. Ojalá puedan trabajar en equipo, y no peleándose todo el tiempo. Yo soy la antítesis. Para mí se pelea una sola vez.
-¿Cuándo hay que dar la pelea?
-Para mí en la ideología. Esto es lo que peleamos. Y te hablo de algo muy lírico. Peleémonos en las elecciones, después no nos sigamos peleando porque no avanzas nunca.
-¿Cuál fue tu error más grande?
-Tal vez, bajarlo a Lisandro (Arbizu) para la Copa del Mundo del 2007. En 2005 o 2006, se tomó la decisión y fue un error. Se podría haber dado una chance más para que esté. ¡Y salió espectacular después en el Mundial, eh! Esa baja y la del Ruso Abramovich, que ahí disentí con el Tano (Loffreda, entrenador de Los Pumas en ese Mundial), pero no solo tomaba yo las decisiones.
-Si tuvieras que definir al poder, ¿qué dirías?
-Simple, el poder se gesta en la toma de decisiones. Si vos la decisión la tomás para un lugar o para el bien común más grande que tengas.
-El Modelo de Grondona hizo que con su propia muerte el fútbol argentino perdiera su peso en la FIFA.
-Yo no creo que Grondona haya sido el que te daba el poder, o que mí lugar de vicepresidente de la World Rugby le dé poder a Argentina. Yo creo que es un error creer que era Grondona en sí el tema. El tema es el fútbol argentino. Yo estoy donde estoy por los cien años de historia del rugby argentino, no por mi gestión. No podes confundir. Yo creo que tantos años en el poder no está bien. Esa costumbre de perpetuidad en el poder que tiene el argentino no es buena; al contrario: es negativa.
Por Javier Lanza
enganche.com.ar
El apertura tucumano, Nicolás Sánchez, hoy con presente en Tokyo Suntory Sungoliath, equipo de la Top League One, habló con Patricio Fernández en XV Rugby Club sobre su...
Leer Más