Gonzalo Quesada ya les anunció a sus jugadores que no tendrán acción por el Súper Rugby en lo que resta del año. Si bien aún no hay una confirmación oficial de la Sanzaar, el entrenador de Jaguares tomó esa decisión porque percibió que la energía destinada a algo que está incierto empezaba a generar un efecto contraproducente en deportistas que, como todo el mundo, pueden entrenarse solamente en sus casas. “Desde que se suspendió todo veníamos haciendo varias rutinas diarias, físicas y mentales, pero en los últimos días aflojamos. Hay jugadores que están solos y en un departamento, por lo cual toda esa carga que le dábamos empezaba a ser negativa”, dijo el coach de la franquicia de la UAR durante una charla que mantuvo el lunes vía Instagram con alumnos de la escuela de periodismo Deportea.
La incertidumbre acerca de qué pasará cuando la gente comience a salir de sus viviendas tiene también al deporte contra las cuerdas. Nadie puede saber en qué momento y en qué competencia retornará a la actividad. Hay fuertes señales de que la vuelta no tendrá el mismo escenario que antes. Si los hubiere, los partidos incluso serían a puertas cerradas, sólo para la televisión. Con todo el perjuicio económico que ello generará. La Unión australiana está a las puertas de un agujero de 160 millones de dólares. Otras han quebrado. Todos los clubes y uniones han rebajado sueldos de sus jugadores y licenciado personal.
“Hay algo que está claro: nadie en el mundo sabe cuándo se terminará esto y eso nos iguala a todos. Cuando volvamos, todos vamos a estar en igualdad de condiciones. Yo veo muy difícil que se haga la ventana de julio. Te diría que es seguro que Italia no vendrá. Y lo mismo Francia. Pero tampoco sabemos qué va a pasar con el Rugby Championship. Así que la incertidumbre en los jugadores es un punto muy importante por trabajar con el staff”, señaló ayer Mario Ledesma, entrenador de los Pumas, para LA NACION .
A ese panorama de incertidumbre y crisis se lanzó Agustín Pichot para competir por la presidencia de World Rugby (WR). El actual vicepresidente es de esa gente que ve una oportunidad en una crisis. Si bien la idea de competir con el actual chairman , el inglés Bill Beaumont, estaba en su cabeza desde antes de la Copa del Mundo del año pasado ( LA NACION lo detalló en una nota del 24 de octubre), el cambio de postura de Bernard Laporte (el argentino lo contaba como su candidato a vice , pero el francés se fue con Beaumont) y algunos otros detalles lo tuvieron en pausa en meses recientes, hasta que el fin de semana salió con todo a la cancha.
Lo que hará ahora el ex capitán de los Pumas es ir por todo el poder. Y en esa puja tendrá enfrente al bloque europeo, que nunca dejó en manos de otro el puesto de presidente. Si Pichot afronta esa disputa, lo hace porque ve que tiene buenas posibilidades de ganar
Decir que Pichot va contra el poder no sólo no es cierto sino que es también menospreciarlo. Pichot es parte del poder del rugby. La gran mayoría de las iniciativas que tomó WR en estos cuatro últimos años tuvieron su sello. Lo que hará ahora el ex capitán de los Pumas es ir por todo el poder. Y en esa puja tendrá enfrente al bloque europeo, que nunca dejó en manos de otro el puesto de presidente. Si Pichot afronta esa disputa, lo hace porque ve que tiene buenas posibilidades de ganar. Atrás de él está nada menos que la Sanzaar y el argentino tiene de su lado un grupo vital aunque no vote: los jugadores.
El rugby profesional ya estaba en crisis antes de la pandemia. El modelo de competencia que impulsaba Pichot y que Europa le bajó no sólo apunta a mayores oportunidades para los países de segundo y tercer órdenes, sino también al control de la poderosa caja de la que dispone World Rugby. El argentino sabe que la crisis abrirá otro mapa y que en ese plano él puede moverse mejor que ningún otro. Al primer impacto ya lo dio: como en sus tiempos de medio-scrum, atacó la base cuando nadie lo esperaba y con el partido a punto de definirse.
Por: Jorge Búsico
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