La victoria de los campeones del mundo en Dublín volvió a exponer una de sus principales armas: la brutal potencia en las formaciones fijas.
Sudáfrica dominó por completo el scrum, ganando seis penales, incluido uno que terminó en try penal, para celebrar en Irlanda por primera vez desde 2012. Los dueños de casa, además, sufrieron cinco tarjetas amarillas, entre ellas la mostrada a James Ryan, que se transformó en roja a los 20 minutos.
En diálogo con Off The Ball, Quinlan descartó que la expulsión haya sido determinante en el retroceso del pack irlandés.
Según explicó, el equipo estaba preparado para reorganizar la segunda línea con un forward suelto, por lo que “no fue un factor decisivo”.
Para el ex jugador, la diferencia radicó en la superioridad absoluta de los Boks:
“El scrum simplemente capituló. Matthew Carley podría haber mostrado más amarillas a la primera línea irlandesa”, afirmó.
Quinlan fue categórico al describir el dominio sudafricano:
“Nunca había visto un scrum como ese. Son fenomenales. Fueron a buscar sangre y demostraron una crueldad enorme”.
El analista destacó que Sudáfrica incluso renunció a sumar de a tres en varias ocasiones, dejando en claro su confianza en el scrum como plataforma ofensiva.
Además, subrayó la profundidad del plantel: “Los pilares que entraron fueron determinantes, y todavía tienen seis más de nivel similar. Incluso sin Ox Nche y Frans Malherbe, probablemente sus dos titulares”.
Quinlan también elogió a Boan Venter, quien continúa consolidándose en el seleccionado: “Lo seguí en Edimburgo por el URC. Es muy potente en la melé. Ahora lleva varios partidos con Sudáfrica y fue increíblemente efectivo”.
El irlandés cerró haciendo referencia a una decisión táctica que sorprendió a muchos: el ingreso de dos pilares antes del entretiempo.
“¿Quién toma una decisión así? Solo Rassie. Probablemente sea el único que se anima”, concluyó.








