En el mundo del rugby hay muchísimos partidos inter-nacionales, pero pocos concentran la atención sea cual fuere el rival si juegan los All Blacks.
Quiere el destino que afortunadamente sean Los Pumas los próximos rivales de los neozelandeses el próximo sábado a las 4.35 (hora argentina). El Rugby Championship sigue su curso y en este tercera fecha el seleccionado argentino se verá las caras contra el equipo que lo despachó hace casi exactamente un año atrás (en otras condiciones, claro) de los cuartos de final del Mundial.
Por supuesto, otras son las circunstancias: el equipo argentino llega a Wellington entonado, confiado en sus capacidades y consciente de sus limitaciones, cargado de expectativas tras el empate ante Sudáfrica hace dos sábados en Mendoza y sabedor del poderío de su anfitrión, que le ganó con amplitud (más que en el resultado, en el juego) a un seleccionado australiano con pretensiones.
Por el lado del equipo de Phelan, hay prudencia, respeto al rival pero también hay confianza. El sabemos cómo jugarles resuena en las paredes del Amora Hotel de Wellington, lugar de alojamiento de los albicelestes. Ayer, el propio Tati confirmó el equipo con dos variantes en relación a los que vienen de igualar frente a Sudáfrica: regresan los lesionados Juan Martín Hernández y Juan Manuel Leguizamón por Nicolás Sánchez y Álvaro Galindo.
La realidad, la historia y las estadísticas se dan de bruces con las intenciones argentinas. No hay victorias ante los All Blacks y no parece ser éste el momento para dar el zarpazo. Pero Los Pumas están -a pesar de las 34 horas de viaje demoledoras- de buen talante y con ganas de hacer historia.
Las preguntas pasan por saber cómo planteará Phelan el partido. Está claro que la defensa seguirá siendo el bastión de este equipo y que se jugará una patriada al buscar la forma de atacarlos. Pero primero va a haber que conseguir la pelota y en eso, como los All Blacks, pocos.
Australia sufrió en la última fecha a una tercera línea muy enchufada (McCaw está intratable) y a los tres del fondo, que están hechos una pesadilla. Con un poder de ataque letal, tanto Israel Dagg, Cory Jane y Hosea Gear tienen sobradas condiciones para hacerle pasar a cualquier equipo muy malos momentos si la pelota queda aden-tro y no es defendida esa pelota de manera apropiada.
Pero los All Blacks no son sólo eso. El poderío del equipo entrenado por Steve Hansen es casi ilimitado y en todas sus líneas presenta jugadores de excepción.
Hay que tener paciencia y no queda más remedio que esperar a que el pitazo inicial de inicio al partido y allí sí, será momento para analizar qué hicieron Los Pumas en términos de crecimiento en el juego respecto al partido anterior. Eso es lo que cuenta, porque el resultado es en buena parte una anécdota. Pare-ce un cliché, pero es así. Ciento por ciento.
Por: Eugenio Astesiano
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