Será un partido que perfectamente podría definir un campeonato. Pero se verán las caras una instancia antes de la final. Tucumán y Buenos Aires jugarán una de las semifinales en el Jardín de la República.
¿Por qué? Porque la Naranja hizo los deberes (a medias) y se quedó con el primer puesto de la Zona 1. Las Águilas quedaron en deuda en la Zona 2, por lo que deberán ir a buscar su pasaporte para el gran partido de visitante. A pesar de esto, los 83 tantos que le hizo a Santa Fe en la última fecha por lo menos generan respeto y una mayor atención en los 15 del equipo norteño.
Tucumán llega cargado de muchas dudas. Salvo en el primer partido de su zona, frente a Salta, el equipo nunca terminó de convencer. A sus errores en el armado de las jugadas de ataque, en la última fecha, frente a Mendoza, se le sumó una endeblez defensiva que preocupó a propios y extraños. Más aún que se trata de un rubro en el que históricamente se han destacado las diferentes genera-ciones de Naranjas. Como atenuante de este problema, el primer tackle no está apareciendo en el momento justo, por lo que se les facilita a los rivales la llegada al in-goal. Aún así, su pack sigue demostrando un gran poderío físico. Su potencia hace retroceder a sus rivales cuando se lo propone, pero habrá que adosarle regularidad y variantes a este ítem, ya que no es posible mantener ese tipo de presión durante 80 minutos.
En semifinales no se enfrentan desde 2005, cuando Tucumán se quedó con el triunfo y posterior-mente con el titulo. Pero desde 2006 a 2008, las Águilas se quedaron con 3 finales consecutivas frente a La Naranja. Será un duelo a todo o nada, como cada vez que Tucumán y Buenos Aires se enfrentan.
Por: Juan Urchevich
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