A partir de su estilo convincente y efectivo, Alumni se mostró superior frente a un CASI irresoluto; los de Tortuguitas tonificaron su candidatura. Todas las estadísticas del campeonato de Buenos Aires.
En este tramo decisivo, la prioridad de los favoritos está enfocada en acorazar esa categorización, y ese propósito adquiere supremo compromiso si es necesario hacerlo valer frente a un adversario involucrado en idéntica misión. La meta es escalar lo más alto posible para meterse en las semifinales, aunque se sabe que para conseguirlo hace falta algo más que buenas intenciones. Todos esos requisitos los desplegó Alumni en la Catedral, donde aprobó el examen que lo reivindica como meritorio escolta y agiganta una vieja ilusión de romper con el maleficio de las definiciones. El marcador puede sugerir cierta agonía (victoria por 18-11), pero la realidad indicó todo lo contrario.
Las necesidades de ambos recargaron de adrenalina un enfrentamiento históricamente de alto voltaje. Pero la imponente propuesta de los hombres de Tortuguitas asomó nítida en esa ebullición. Miguel de Achával comandó con el ejemplo su tropa de delanteros para tomar la dirección de la apasionante batalla. Entonces, con mejor posesión y dúctil en la ejecución, la formación rojiblanca desplegó su interesante repertorio para tener a maltraer al CASI que, pese a su pasión, no encontró respuestas. En esa media hora de categórica supremacía, los vencedores se lucieron con una fórmula de jerarquía: un pack agresivo, una pareja de conductores (Paganini y Uriburu) inspirados y desplazamientos veloces, punzantes. La Academia , de buena estructura defensiva, se vio desbordada por esa intensidad y artillería. Bottini exploró una grieta -provocada con Avramovic como señuelo- por el centro de la cancha para irrumpir en el in-goal. Van der Ghote integró su confiabilidad y Moresco remató en la bandera derecha una formidable réplica colectiva, enérgica y fulminante (15-0).
El Atlético , por más confundido que se vea, no conoce de rendiciones. A partir de ese fuego logró una incipiente recuperación. Siempre dependiente de los arrestos individuales, encontró algo de alivio en la potencia de Salcedo. El lungo N° 11, casi gateando, estiró su brazo para apoyar milimétricamente. La conquista sirvió para reconciliar el entusiasmo con la convicción, y Landajo cerró el parcial con una sensación estimulante (8-15).
El acercamiento en el tanteador -en el juego no existió paridad- le dio nuevos bríos al CASI, aunque las imprecisiones frustraron su cometido. Las intermitencias de Landajo (no estuvo tan fino en sus envíos a los palos: falló un gol y tres de cinco penales) tampoco contribuyeron para adquirir sustentabilidad.
La desesperación traicionó a los sanisidrenses, como ocurrió en el penal rápido que jugó Landajo debajo de los palos -a un minuto del epílogo del capítulo inicial-, pero el N° 10 perdió el balón y el contraataque pudo haber terminado en try de Di Masi. Alumni se replegó en la expectativa, pero se sintió tranquilo, condición adquirida a partir de su estable prestancia y porque indujo a su obnubilado adversario hacia los errores.
La temperatura de la contienda por momentos ardió, y en ese ámbito el más beneficiado resultó el ganador, pues nunca perdió el control, mientras que al Atlético le pesó su creciente desencanto. Los minutos se consumían y por más esfuerzo que hacía, sus resoluciones no tenían consistencia, una imperfección que no termina de superar.
En este importante examen, Alumni obtuvo una buena nota, pero por experiencias pasadas, habrá que prestarle atención a la mesura de Guillermo Mazzoni: “Esto sólo nos demuestra que estamos. Le ganamos a un gran equipo y eso nos confirma que es un presente positivo, pero nada más, todavía nos falta. ¿Qué nos falta? Ganarles a Hindú y al SIC, que no pudimos”.
“No estamos para pensar en las semifinales”
Después de cuatro meses de ausencia por la operación de la rodilla izquierda, Agustín Figuerola reapareció en la primera del CASI. Pero las sensaciones del N° 9 contrastaron. “La rodilla anduvo bien, pero el partido no me conformó para nada. No estamos para pensar en las semifinales; hay que apuntar a Pucará y nada más. Ni miro la tabla, sólo tenemos que pensar en jugar bien”, se sinceró Figue.
Por Santiago Roccetti (Diario La Nación)
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