El sueño estaba. La ilusión de competir al más alto nivel en una competencia regular era una deuda pendiente del rugby argentino. Pensar que mañana marcarán los 100 días antes del pick off de Los Pumas en la primera edición del Personal Rugby Championship hace que la piel ya se erice, se acelera la respiración, fluya la adrenalina. Dan ganas de que ya explote el Himno Nacional Argentino.
No estamos hablando de ningún jugador con reales expectativas de estar en el bonito estadio de Newlands. Es el sentir de los miles de hinchas argentinos que lejos de poder soñar con cruzar el océano que une a Argentina con Sudáfrica ya invirtieron su dinero para comprar entradas para los partidos de local. Salieron a la venta por un único canal de venta (www.uar.com.ar) y desde la entidad madre ya celebraban el arranque inicial en la venta. Sugerencia: apúrense a comprar sus tickets.
101 días hoy, 100 mañana, 99 y la cuenta que se acelera. Ayer se reunió Santiago Phelan con Daniel Hourcade para tener una visión real y acabada de cómo anduvo la tropa en la Vodacom Cup. Se volvieron dos etapas antes que el año pasado, pero el objetivo de ese equipo es jugar bien y formar jugadores, ya que ganar es una consecuencia de muchos factores. No se repitió el éxito deportivo del 2011, pero Hourcade volvió con buenos informes de varios jugadores jóvenes.
Entre los dos eligieron los jugadores que irán al Sudamericano en Chile el viernes de la semana próxima, empezaron a delinear planteles para junio y sus tres tests (uno con Italia y dos con Francia) y ya están pensando en los nombres de quienes estarán para jugar contra los Springboks el 18 de agosto. Faltan 101 días.
Mucho trabajo espera tanto a los seleccionados como a la Unión Argentina de Rugby en estos tres meses y monedas porque el desafío de poner a Los Pumas en Newlands, el estadio más viejo del mundo aún en pie, requiere de una planificación nueva. En 101 días comienza la aventura, el primer paso formal de un recorrido que lleva años de gestión y que luego seguirá con otros cinco pasos igual de complicados.
Sudáfrica será también el primer visitante a nuestro país, siendo el Malvinas Argentinas de Mendoza la sede para este histórico test de local. El rugby sudafricano tiene una muy larga relación con nuestro rugby; en 1932 los Junior Springboks jugaron en el país y la gira de 1965 por la República es parte integral del folclore del rugby nacional. Estos son amigos de verdad.
El ida y vuelta será el primer termómetro para saber donde están, realmente, parados Los Pumas. Más allá de lo que pase en junio – tres tests que hay que ganar, pero que se jugarán sin muchos de los mejores argentinos ya que tendrán vacaciones para poder estar disponibles en el Personal Rugby Championship- esta serie ida y vuelta con los Springboks dará una dimensión de lo que se viene.
El segundo de los viajes será más complicado. Wellington trae buenos recuerdos mundialistas del partido con Escocia en el Westpac Stadium en el Mundial el año pasado. Después de varios días de sol en la previa, la ciudad del viento mostró su peor cara para el test. En el 97 el clima había sido horrible en la previa y el día más duro del rugby argentino (8-93 contra unos All Blacks intratables). Claro que si fuera el clima el principal escollo, vaya y pase. Pero son los campeones del mundo los que esperarán en una de sus emblemáticas casas.
El cruce a la Gold Coast no deberá demandar más de tres horas de vuelo y la atracción del mar azul y las arenas blancas de una de las zonas más turísticas de Australia no formará parte del quehacer diario Puma: el rugby será la gran preocupación ante un rival al que ya se le ha ganado, aunque la última vez fue en aquel lejano 1997. Habrá que ver como van bancando los cuerpos y las mentes de los argentinos a una exigencia desconocida. Cruzar tantos husos horarios tiene su costo; jugar contra las mejores del mundo también.
El primer fixture de este cuatro naciones fue generoso con Los Pumas. Una lucha ganada en los escritorios que ayudará en la cancha. Cerrar la competencia de local, con los hinchas en unas tribunas que exploten apoyando a Los Pumas e intimidando a los visitantes, es un plus innegable. No hay jugador extranjero que haya jugado un test en nuestro país que no recuerde la presencia de los simpatizantes.
Faltan poco más de 100 días para esos partidos de local, pero vayan preparando gargantas, banderas y el espíritu de empujar desde las tribunas en cada scrum, ruck y maul. Los Pumas necesitan, merecen, todo el apoyo del rugby argentino.
Será La Plata donde jueguen los All Blacks, sin dudas el partido más atractivo de los seis que jugarán Los Pumas entre agosto y octubre. Por historia, por tradición, por actualidad, por lo que son y representan los de negro. Dichosos los que vayan a estar en el Único de La Plata porque será un evento para recordar siempre.
No por eso, cuando se abran las puertas del Gigante de Arroyito, en Rosario, no vaya a ser un partido de aquellos con Australia. Quizás en ese cierre del primer Rugby Championship podamos ver a Los Pumas acomodados a un rugby que a priori desconocen. Quizás sea ese el partido que puedan ganar. No lo sabremos hasta que el día a día del torneo marque dónde están parados.
Faltan 101 días. Mañana serán 100 y poco faltará para que sean 30, 20, diez y estén Los Pumas en el pequeño y poco cómodo vestuario de Newlands, con el corazón latiendo y la emoción a flor de piel. Les avisarán que deben salir. Se darán el último abrazo. Escucharán la última arenga del capitán. Se mirarán a los ojos. No habrá más nada por decir. Empezará la batalla que marcará un antes y un después en el rugby argentino. 101 días. Que sea mañana…
Por: Frankie Deges
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