Urú Curé termino en el séptimo puesto después de haber jugado una buena temporada que abre un gran futuro para el 2006.
Esta claro que el conjunto de Río Cuarto tuvo un buen desempeño durante la temporada 2006; y el premio a su crecimiento en el volumen de juego estuvo dado por un séptimo puesto que es mucho más que meritorio. Alterno bueno y malos partidos, su gran pecado fue decaer en el segundo tiempo y permitir las remontadas de sus rivales, pero este defecto que viene arrastrando de temporadas pasadas esta siendo mejorando con la conducción de Diego Giglhione que de a poco esta formando un equipo que para muchos la temporada 2007 dará el batacazo y se colará entre los primeros seis y hasta existe la posibilidad de luchar por un pase a las semifinales.
Este año dejo en claro que jugar en la ciudad de Río Cuarto no es tarea fácil, ningún rival tuvo victorias claras y contundentes, y si bien cayo en cuatro oportunidades en cada uno de esos encuentros estuvo siempre a tiro de lograr la victoria, algo que hubiera sido justo si eso sucedía. Todos los jugadores saben que hay que ajustar algunos detalles para poder encarar una temporada 2007 que será más pareja que la actual y que se definirá por muy poco margen. Pero un claro síntoma de que va por buen camino es que su intermedia logro entrar a semifinales; por lo tanto se puede concluir que el semillero viene cargado con muy buenos jugadores.
Hubo buenas individualidades, un Santiago Isern que logro transformarse en un pilar del equipo, el octavo fue desequilibrante y tiene muchas chances de ser jugador de los Dogos, Federico Boheler fue una pieza clave a la hora de aprovechar las oportunidades a los palos, Ezequiel Battú esta tomándole el gustito a su posición y que cada día va mejorando. La primera línea es una muralla a la hora de defender y tiene mucha potencia a la hora de cumplir su rol de atacantes, son empujadores y tiene la capacidad de liberar la ovalada para que los tres cuartos haga circular la ovalada.
Al equipo le falto mas juego en conjunto, le falto continuidad en el traslado de la guinda y por sobre todas las cosas mantener el nivel durante los ochenta minutos, sus altibajos y la falta de concentración durante todo el juego es su peor arma. Pero esta claro que el equipo tiene mucha capacidad para revertir esa situación y aspirar a mayores logros, hay carne para hacerlo y tienen toda una temporada para demostrarlo.
El séptimo puesto obtenido en esta temporada fue el premio a un equipo que lucha hasta el último partido la posibilidad de seguir superándose, jamás cruzo los brazos y se dejo estar; el solo hecho de terminar la temporada jugando como el primer partido mostro el hambre de gloria de un equipo que le gusta batallar los partidos y por sobre todas las cosas encarar de manera seria los compromisos a pesar de ser un torneo muy accidentado en el aspecto organizativo, y con el plus de ser el equipo que mas kilómetros viaja para seguir vigente en el torneo. Ese esfuerzo que invierten en cada partido para buscar mejores logros es a la larga el premio mas gratificante de un equipo que espera dar el zarpazo.
Los festejos del último partido cuando derroto como visitante al Palermo Bajo fue el corolario de un temporada floja en número pero muy buena en rendimiento; el peso de mantener y seguir creciendo para la temporada venidera será el gran desafió para el conjunto del imperio; que por ahí dejan de ser lechuzas para convertirse en tiburones; es que la intermedia se autobautizó de esa manera y son el semillero de la primera. ¿Volarán alto o serán voraces como un tiburón? La respuesta se concretará en la próxima edición del torneo cordobés.
Informe: Luis Oviedo Ortiz