El presidente de World Rugby, Brett Robinson, realizó una fuerte autocrítica sobre algunas de las principales herramientas arbitrales del rugby moderno, como el TMO, el Búnker y la tarjeta roja de 20 minutos, y reconoció que varios de estos cambios “no están funcionando” como se esperaba.
Durante una entrevista en el Podcast Rugby Unity, el dirigente australiano analizó el impacto de las modificaciones reglamentarias implementadas tras la Copa del Mundo de Francia 2023, pensadas para agilizar el juego y mejorar la experiencia de los fanáticos. Entre ellas, destacó los relojes para el lanzamiento en formaciones fijas, la eliminación del scrum como opción en los tiros libres y la introducción de la roja temporal, una de las medidas más polémicas.
Si bien Robinson valoró algunos avances, admitió que persisten desafíos importantes. “Escuchamos a los fanáticos y detectamos frustraciones claras: demasiadas patadas sin sentido, exceso de reglas que frenan el ataque y demasiado tiempo muerto. Desde 2023 avanzamos en algunos aspectos, pero en otros no”, explicó.
Uno de los puntos centrales de su análisis fue la división entre hemisferios, que según el presidente de World Rugby dificulta la evolución del juego. Robinson señaló que las uniones del hemisferio norte suelen mostrarse más resistentes a los cambios, a diferencia de lo que ocurre en el Super Rugby Pacific, donde Australia y Nueva Zelanda han demostrado mayor apertura para probar nuevas variantes reglamentarias.
“El TMO es un ejemplo claro. Este año tuvimos dos visiones distintas, una del norte y otra del sur. Se hicieron pruebas y, sinceramente, no creo que estén funcionando”, afirmó Robinson, quien confirmó que World Rugby revisará el sistema durante el período navideño, con el objetivo de redefinir su rol dentro del juego.
Además, reconoció que el uso del Búnker, las tarjetas rojas y la duración excesiva de las revisiones de video generaron una fuerte frustración durante la ventana internacional de noviembre, tanto en aficionados como en analistas.
En ese sentido, el presidente fue contundente al marcar el principio que, a su entender, debe regir el arbitraje: “El árbitro tiene que estar a cargo del juego y administrar los recursos. No siempre ha sido así este año, y eso genera confusión. Creemos que no está funcionando y debemos revisarlo”.
World Rugby se fijó como horizonte mediados de 2026, previo al cierre del actual ciclo rumbo a 2027, para definir de manera definitiva qué cambios reglamentarios y tecnológicos continuarán y cuáles deberán ser ajustados o descartados.









