Cardenales, con el corazón

Cardenales abrazó una clasificación que estaba a merced de su rival y de Tucumán Rugby, el tercer equipo tucumano en lucha.
Consciente de que sólo le servía ganar para no depender de otro resultado, el Purpurado jugó con alma y vida en el sur. Y con mucho rugby y autoridad también se dio el gusto de cortar una racha negativa de muchos años. Huirapuca lo venció en las finales de las tres veces que fue campe-ón en su historia (1999, 2001 y 2003) y le ganó los dos partidos del regional pasado. O sea que, si había un partido que Cardenales quería ganar, era éste. Ya que Huirapuca tenía su paternidad bien consolidada.
El partido se jugó como una final. Fue muy intenso, disputado y con muchas imprecisiones. Claro, se jugaban mucho y cada decisión era fundamental. Abundaron los knockones y los errores. Por lo que cada penal, cada oportunidad a los palos, fue determinante. Y ahí sacó ventajas Cardenales. Juan Pablo Rodríguez estuvo acertado en cada envío. Mientras que Ezequiel Faralle falló en la última patada de la tarde. Huirapuca dio batalla hasta el final. A pesar de que nunca pudo consolidar su juego (en la previa era favorito en el juego corto), y casi lo termina ganando. Pero la conversión del Chuqui Faralle tras el try de Macario Villaluenga quedó corta y el visitante empezó a cantar victoria. Y Tucumán Rugby a masticar bronca, porque esa conversión lo hubiese clasificado tras su empate en 35 con La Tablada en La Docta. Huirapuca y Tucumán se quedaron con las ganas. Y Cardenales con la clasificación.
Por su parte, Tucumán Rugby se quedó con las manos vacías. Jugó un partidazo en Córdoba pero no pudo doblegar a La Tablada. Con un Ignacio Rodríguez Muedra intratable, se le animó al subcampeón cordobés. Un penal de Ramiro Pez sobre el tiempo adicionado frustró a los Verdinegros, quienes soñaron y vieron de cerca la clasificación, pero se quedaron, otra vez, en las puertas de la gloria.
Fuente: ambito.com