Ricardo Bordcoch, le escribe al rugby de Córdoba, posteriormente al resultado de la última elección de renovación de las autoridades en la Unión Cordobesa de Rugby. Aquí te mostramos la carta enviada por el mandatario de Universitario. Estoy vivo.
Luego de la Asamblea Ordinaria del 26 de diciembre ppdo., en la que la lista presentada para la renovación de autoridades que encabecé resultó perdidosa, algunos amigos se consideraron con el deber de hacerme llegar sus puntos de vista.
Unos dijeron, te felicitamos, moriste con las botas puestas, otros en cambio me señalaron su extrañeza por haber sufrido semejante derrota política. Ni lo uno ni lo otro.
En primer lugar quiero señalar que la lista que armamos con mi club, Urú Curé de Río IV, Jockey y San Martín de Villa María, tuvo principalmente en mira el interés general y el bien común, ya que al constituirnos en alternativa dejábamos intactas las chances de una lista de consenso. De otro modo simplemente habría habido una sola lista.
También quiero dejar en claro, que realicé cuantas gestiones estuvieron a mi alcance para lograr un entendimiento que superara el trance al que finalmente nos condujo este enfrentamiento. En cada oportunidad ofrecí mi resignación como instrumento de negociación. La respuesta, invariablemente fue negativa.
Los avatares políticos provocaron que lo que parecía imposible, asumiera visos de realidad cuando supimos que La Tablada, si bien tenía una postura abstencionista, daría sus votos para permitir mi triunfo, con el compromiso que extendí por escrito, que llamaría a elecciones nuevamente en un plazo de 120 días, previa modificación del mecanismo de elección, que suprimiría la lista sábana.
En los hechos esto implicaba un fácil triunfo de la lista que yo encabezaba, lo cual ameritaba que si hubiera habido una vocación acuerdista, se arrancara desde esta situación de facto. Sin embargo los clubes que decidieron abandonar mi lista no repararon en este punto y prefirieron seguir el camino que es de público conocimiento.
Esta decisión cambió por completo el panorama, pero no cejé en mi empeño de procurar un acuerdo, siguiendo el principio que todo acuerdo implica concesiones recíprocas, de otro modo, si uno de los bandos en pugna impone todas sus condiciones, se trataría de un sometimiento, una rendición, a lo cual obviamente no estaba dispuesto.
Es que nunca aprendí a caminar a favor del viento.
A los clubes Urú Curé y Jockey Club de Villa María, les digo que de mi parte no quedan cuentas pendientes, son mayoría las cosas que nos unen que las que nos separan, por lo tanto no seré yo quien desconozca el largo historial que tradicionalmente nos unió.
A San Martín de Villa María sólo puedo darle las gracias, aunque entre amigos no haga falta, por acompañarme hasta el final. Estas cosas jamás se olvidan y siempre estaré en deuda con ellos.
El acuerdo estuvo al alcance de la mano, pero hubo quienes con su intransigencia lo impidieron, ya que sus representantes expresaron una cerrada negativa a conceder el botín que habían obtenido en las negociaciones que los llevó a confeccionar la lista que resultó ganadora.
Esa posición en nada se compadece con el bien común y el interés general que se declama, pero no se ejerce, ya que el rugby de Córdoba bien sabe que el candidato finalmente triunfador, no representa lo mejor para Córdoba, por muchas razones que prefiero dejar libradas al juicio de cada uno.
La debilidad del argumento quedó expresada en la votación de la asamblea, que por segunda vez consecutiva consagra para representarnos en el Consejo Directivo de la UAR a quien no reúne la mayoría de los votos (55 a favor con 66 abstenciones).
Pero eso no es lo peor. El Consejo Directivo de la Unión Cordobesa de Rugby elegido el 26 de diciembre, a mi juicio carece de legitimidad, aunque tenga los votos, eso último nadie lo niega. Se me podrá decir que en democracia la única fuente de legitimidad son los votos, cantinela que nuestros políticos nos repiten a diario, pero no me voy a dejar convencer tan fácilmente.
La legitimidad, en nuestro ámbito, requiere de algo más que votos.
A mis amigos les quiero decir que no perdí, en términos filosóficos gané. No me fui triste de la Unión el 26 de diciembre a la noche, es más me fui con una sonrisa, a tomar una cerveza con mis amigos en el bar del frente.
La sonrisa no se debía a otra cosa que la satisfacción del deber cumplido. Y que gracias a esta contienda electoral tengo nuevos amigos que antes no lo eran. La lucha codo a codo nos permitió conocernos, de otro modo jamás hubiera ocurrido. Y perder juntos, algo que los que pudimos practicar rugby en serio sabemos de que se trata, les demostró a muchos como era la realidad de las cosas.
En 1980, tuve el orgullo de defender en Cipolletti los colores de Córdoba en la final del Campeonato Argentino ante Buenos Aires. Perdimos 56 a 3. Pero los que jugamos para Córdoba esa tarde no nos sentimos deshonrados, sabíamos que dimos lo mejor de sí y nuestros adversarios así lo reconocieron. Fue una derrota en los números. Ese mismo equipo de Buenos Aires, jugando como Sudamérica XV, le ganó quince días después a los Springboks en Montevideo.
El paralelismo, es inevitable.
Entonces, queridos amigos, sepan que todo está igual, mis pensamientos están intactos al igual que mi vocación de servicio. El destino dirá donde terminaremos, pero seguro que no será arriando la bandera que defendí.
Los que me conocen saben que me crié peleando, literalmente, y que mi estado natural es el de la pelea, por lo tanto en este caso nada me parece más adecuado que citar la remanida frase de Friedrich Nietzche: Lo que no te mata te fortalece.
Ricardo Bordcoch
Córdoba, 31 de diciembre de 2007.-