Los All Blacks son sin lugar a dudas el mejor seleccionado de la historia de este deporte. Un repaso desde su creación, allá por 1903 a la fecha.
New Zealand All Blacks. Marca registrada del deporte mundial si las hay. Buscando el significado de negro, se explica que en las sociedades occidentales el negro es utilizado casi siempre con connotaciones negativas. Existen varias razones para ello, pero la más ampliamente aceptada es que la noche a lo largo de la historia ha sido una experiencia humana negativa y peligrosa. Otra posible explicación es que las manchas son más visibles sobre un fondo pálido, y contrastan con un concepto cultural de pureza.
Podría decirse entonces que quien enfrenta a los All Blacks se las ve bien negras. La razón del porqué se eligió ese particular color para vestir al seleccionado. Cuenta la leyenda que el color negro es más fácil con las manchas (en épocas de poco dinero, era más sencillo jugar varios partidos con la ropa negra sin la necesidad de lavarla). Tras intercambiar giras con NSW y Queensland a partir de 1884, recién en 1903 Nueva Zelanda jugaba su primer test-match. El 15 de agosto de ese año, en Sydney, le ganaba 22 a 3 la primera de muchas batallas.
Arrancaba así una historia de éxitos sin par. El apodo, casi nombre propio hoy, llegaría recién en su gira por las Islas Británicas, Francia y Norteamérica en 1905/06. El eterno viaje en barco, a través del Cabo de Hornos, tuvo una escala en Montevideo. El día del debut en Inglaterra, un periodista dictó por teléfono que era un equipo con all backs (todos backs); quien luego editó aquella crónica supuso que había dicho blacks por el color de su ropa, agregó un L y fueron desde entonces All Blacks.
Remontarse tan atrás en su historia es parte de lo que los hace tan fuerte en la actualidad. Es seguramente el país, y el equipo, que más aprecia, respeta, valora y enaltece esa historia de quienes precedieron a los que les toca hoy ser dueños temporales de un lugar en el equipo.
Somos parte de un legado; tan solo un eslabón en una historia que nos precede y que debemos respetar para el futuro, dijo hace poco Richie McCaw, el capitán maravilla que, recuperándose de una lesión sufrida frente a Los Pumas en el partido jugado hace tres semanas en Hamilton, no jugará este sábado. No caben dudas de que McCaw será nombrado tan pronto como deje de jugar Caballero de la Corona. No aceptó ser Sir Richie cuando se mencionó esa posibilidad tras ganar el Mundial de 2011. Sigo siendo jugador; tengo muchas mas cosas por conseguir, explicó con su habitual humildad. Bien kiwi: nunca alcanza el logro obtenido, siempre van por más.
Quien sí fue nombrado Sir fue Graham Henry. Que el rugby tenga varios caballeros en Nueva Zelanda marca la importancia del rugby en una sociedad de tan solo 4,5 millones de habitantes. Nombres como Sir Brian Lochore, Sir Colin Meads, Sir Wilson Whineray, Sir John Kirwan y recientemente el infatigable entrenador del seven neozelandés Sir Gordon Tiejtens marca la importancia del deporte ovalado en ese país.
Mejor lo explicó la multi premiada soprano Dame Kiri Te Kanawa: En mi país, el rugby viene primero; después está el rugby, tercero tenemos el rugby y ese deporte ocupa el cuarto y quinto puesto en el interés de mi gente. La neozelandesa, que cantó la versión original del himno del rugby World in Union, representa al ejército de fieles seguidores de los All Blacks.
La neozelandesa es una sociedad multinacional y multicultural: maorís (el pueblo originario), los europeos, los inmigrantes llegados de Samoa, Tonga, Islas Cook (estos países tienen una diáspora tan grande que hay más originarios de esos países en Nueva Zelanda que en sus propias islas), Fiji y la creciente inmigración asiática, coinciden en la pasión que despiertan los All Blacks. Algo que tiene este país que no he visto en otros es la aceptación y la forma en que se recibe al inmigrante. Por eso, cuando por ejemplo un Ma’a Nonu, de origen samoano, un Jonah Lomu, de Tonga, o un Sitiveni Sivivatu, fijiano, se ponen la camiseta negra, no pasa por armar un seleccionado regional. Son kiwis con raíces en otros países, orgullosos en partes iguales de su historia.
Lo decía el ex capitán Sir Wilson Whineray, fallecido el año pasado: Una vez que te ponés la camiseta negra, tu vida cambia para siempre. Esto sigue siendo tan real hoy como cuando debutó en 1957.
Entrar a una tienda de libros en cualquier pueblo perdido de Taranaki, Masterton, Port Douglas o Queenstown es contar decenas de publicaciones de rugby a la venta, relatando la vida de jugadores, equipos, giras, provincias. La historia la han respetado al punto de dejarla por escrito. Es también el país que mejor ha trabajado los documentales de su equipo. Y ni siquiera empezamos a rozar lo bien que manejan la comunicación y el marketing.
Nada de esto sería posible sin un equipo vencedor. Y vaya si Nueva Zelanda lo es. Desde aquel primer partido de hace 110 años, el equipo de negro jugó 505 internacionales, ganó 383, empató 18 y perdió 104, con un porcentaje de victorias del 75,84. En esos partidos marcó poco más del doble de puntos que sus rivales: 13.242 frente a 6.416. Por caso, el récord con Los Pumas es muy superior a su media: 16 ganados, 1 empatado y ninguno perdido (94,12%), con 721 puntos a favor y 223 en contra.
En los 21 partidos bajo el mandato del entrenador Steve Hansen, tan sólo perdieron una vez y empataron en otra ocasión. Los Pumas enfrentan este sábado en el estadio Único de La Plata al mejor equipo de la historia por su pasado, por su futuro y por sobre todo, por su presente.
Como equipo, hermandad que dicen ser, juegan por el hoy, por el ayer, por el mañana. Ese negro que marca una experiencia humana negativa y peligrosa lo ha sido desde 1884 para todo aquel que se ha parado frente a los All Blacks.
Por: Frankie Deges
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