El medio-scrum de Chile, Nicolás Arancibia, se recuperó de un cáncer testicular y mañana jugará, ante los Pumas, su primer test-match en plenitud.
SANTIAGO, Chile.- Por antecedentes, categoría y experiencia, Nicolás Arancibia es el mejor exponente del rugby chileno. El medio-scrum de Los Cóndores, de 29 años, surgió en Universidad Católica, sobresalió en el seven y forjó su más prolífera etapa deportiva en el exterior. Paseó su clase por Canadá, Italia, Sudáfrica (jugó para el segundo equipo de Natal), Australia (representó a Parramatta Two Blues) y Nueva Zelanda, pero su carrera sufrió un largo paréntesis.
En la tierra de los All Blacks tuvo buenos desempeños en el Club Waipu, lo que le abrió la oportunidad para integrar el plantel de Northlands para el prestigioso NPC. Pero el sueño se truncó por un cáncer de testículo, enfermedad que le diagnosticaron justo unos pocos días después de haber empezado a leer la autobiografía del ciclista norteamericano Lance Armstrong, que también se repuso del mismo mal antes de ganar en siete ocasiones consecutivas el prestigioso Tour de Francia.
Siete meses le llevó a Arancibia vencer al cáncer, pero con entereza y una fuerza de voluntad inquebrantable lo logró. El 22 de diciembre de 2005 obtuvo el alta de los médicos, y en el Seven de Reñaca, durante el último verano, volvió a jugar. “Eso fue una imprudencia, aunque sólo entré tres o cuatro minutos. Ya estoy bien, lo de la enfermedad quedó atrás. Desde abril estoy entrenándome fuerte”, cuenta con su natural frescura Yuma, como todos lo conocen al otro lado de la Cordillera.
Será rival de la Argentina, mañana, en el primer encuentro de las eliminatorias para el Mundial de 2007, aunque tiene lazos sanguíneos con nuestro país: su abuelo materno era Roberto Irañeta, que actuó para la selección argentina de fútbol en la Copa del Mundo de Italia 1934, y es primo de los rugbiers mendocinos Leopoldo y Alfonso Villanueva.
Para Chile, el duelo con los Pumas es valioso desde el aprendizaje, y Arancibia lo explica: “Este es un partido muy importante, pero nuestra mente está puesta en el choque con Uruguay, porque ahí nos jugamos la posibilidad de ir al Mundial, y queremos la revancha de la derrota de 2002.
“Jugar con los mejores nos sirve, aprendemos de estas experiencias con los Pumas, aunque cuando vemos que perdieron con los All Blacks por seis puntos y decimos: ´Ahora nos toca a nosotros jugar con ellos , nos pone un poco nerviosos. Nerviosos por cómo será el rendimiento colectivo. Ganar es muy difícil, pero esperamos jugar lo mejor posible. Esperamos hacer un partido digno”, cuenta.
Como preparación para estas eliminatorias, la selección trasandina, que desde 2002 es dirigida por el mendocino Jorge Navesi, disputó tres amistosos y no cosechó triunfos: cayó dos veces con Tucumán (41-24 y 30-16) y una con Buenos Aires (24-11).
Sin embargo, los resultados no desmoronan la confianza de Arancibia: “Nosotros estamos acostumbrados a un ritmo de juego más lento; entonces, cuando nos enfrentamos con rivales que están en otro nivel, se nota. También se ve en el aspecto físico, en la potencia, y por esas cosas tenemos problemas para conservar la posesión de la pelota. En estos partidos hemos mejorado, y queremos seguir haciéndolo para llegar al pico más alto ante los uruguayos.
“Corregimos bastante -agrega- el aspecto defensivo en fases, y nos falta controlarnos, porque cuando las cosas no nos salen, entramos a desesperarnos”, puntualizó Arancibia, a la vez que comparte su ansiedad por tener que encontrarse con Agustín Pichot, en el que será su primer encuentro oficial y test-match en su vuelta a la selección chilena tras cuatro años de ausencia y después de haberle ganado la batalla al cáncer.
Por Santiago Roccetti