Una historia que parece sacada de una película. El ex All Blacks Lima Sopoaga, de 34 años, ha regresado al rugby de Nueva Zelanda de la manera más inesperada: con un “contrato de $1” tras un encuentro casual en un pub de Hamilton.
Después de siete años en el extranjero (jugando en Inglaterra, Francia y Japón), el destino lo puso frente al entrenador de Waikato, Ross Filipo, en un bar. “Me dijo ‘te llamo’. Unos días después, estaba firmando un contrato de $1”, cuenta Sopoaga.
El regreso no podría haber sido mejor: en su debut con Waikato ante Auckland, entró desde el banco y anotó el try decisivo que selló una épica remontada de 20 puntos, demostrando que su magia sigue intacta.
Ahora, como “jugador por necesidad”, Sopoaga prioriza a su familia en Hamilton, el pueblo natal de su esposa. Aunque el futuro es incierto, su pasión por el rugby y la vida familiar se siente en cada una de sus palabras: “El rugby no lo es todo para mí. Es lo que hago, pero no lo que soy como persona.”
Una historia inspiradora de un talentoso jugador que, en el ocaso de su carrera, sigue dejando su huella en la cancha.
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