Cuando se junten los jugadores mañana en el anexo del San Isidro Club, seguramente lo primero que se consulten los unos a los otros será cómo sobrellevaron el famoso jet-lag. Es la cuarta vez que tienen que lidiar con el reloj humano que no se acomoda tan fácilmente.
La diferencia horaria con Sud-áfrica es de cinco horas más. Las quince horas de Nueva Zelanda se bajaron a trece al cruzar el mar de Tasmania pero al regresar al país, el cuerpo no se acomoda rápidamente. Ni cerca. Las noches se hacen eternas, las mañanas arrancan con sueño y la cabeza tiene un momento del día que parece atrapada en un torniquete. Lo bueno es que esa sensación pasa y seguramente el plantel esté totalmente recuperado para el fin de semana.
Para entonces, confían los entrenadores, todos los jugadores estarán recuperados de los golpes y contusiones que vienen juntando desde que arrancó el 1º de julio este camino al que le quedan dos mojones: All Blacks en La Plata el 29 de este mes y losWallabies en Rosario el 6 de octubre.
Como nunca antes, Los Pumas llegan a los dos últimos encuentros del primer Rugby Championship con ganas y posibilidades de ganar. Puede bien darse el caso de que ganen uno o dos partidos; también puede ser que no se gane ninguno. Suena lógico ya que las opciones del deporte son esas, pero a partir de buenas actuaciones en las primeras cuatro fechas de este torneo, será mejor que el público baje el nivel de expectativas. Se jugó bien; el equipo ya está bajo presión: sumarle la carga de la nación rugbística es demasiado peso.
No con esto quiero decir que no haya que confiar en estos Pumas que pelearon muy por encima de su peso en las últimas semanas en las que viajó a Sudáfrica, luego jugó de local en Mendoza (viaje para todos, pues en esa ciudad sólo viven dos jugadores del plantel) y el eterno viaje aWellington (vía Santiago y Auckland), a Gold Coast (vía Auckland y Brisbane) y el eterno regreso a casa vía Brisbane, Auckland, Santiago y para los que no viven en Buenos Aires el resto del viaje a sus ciudades de origen.
A favor queda que no hay que viajar más para completar partidos. Esto, créanme que acompañé a Los Pumas en sus cuatro partidos, es un bonus importante. Con el reen una defensa casi infranqueable deberá agregarle un ataque más ordenado y objetivo.
Nadie podrá argumentar nada en contra de la defensa o el corazón. Steve Hansen, coach All Black, dijo que la defensa de Los Pumas es seguramente la mejor del mundo, y su colega Robbie Deans agregó que pocos equipos juegan con esa pasión y corazón; dan envidia.
La falta de capacidad para gene-rar recursos propios, pelotas para controlar o usar en el ataque, es lo que termina de agotar al equipo más allá de su fuerte preparación física primero en Estados Unidos y después en la preparación hacia el torneo. La ironía es que suele ser en el mismo momento de los partidos en que los rivales finalmente quie-bran la defensa y el tesón de Los Pumas y se convierte en derrota lo que hasta entonces era una actuación promisoria.
Ya lo decía Pato Albacete, con la bronca a flor de piel, en el vestuario del coqueto Skilled Park de Robina: ¿Quién hubiera pensado que estaríamos tan cerca en cada partido?. Tiene razón. Por más optimista que hubiera sido, un empate y dos partidos que con un poco más de suerte y pelotas de calidad podrían haber sido hasta dos triunfos, invitan al positivismo.
Estos Pumas salen a ganar con un convencimiento rayano en la locura. Esa bajada de convencimiento arranca en la cabeza de su capitán Juan Martín Fernández Lobbe, sus tenientes Pato Albacete, Juani Hernández y Nicolás Vergallo y se hace cuerpo en todo el equipo. Saben a lo que juegan y entienden que se necesita más generación de balón. Cuesta creer que en poco más de una semana, en la que se apuntará a recuperar el cuerpo más que proponer nuevas cosas, se puedan encontrar grandes variantes tácticas.
El ADN de estos Pumas está claro.Ya lo expusieron a piel viva en cuatro partidos del más alto nivel. Como así su formación base, la que no debería presentar cambios más allá de los golpes y lesiones.
La salida de Gonzalo Camacho el sábado pasado -con una dolorosa luxación expuesta de un dedo de su mano derecha- podría significar el ingreso desde el arranque de Juan Imhoff. Lo que hizo con la pelota en la mano en Australia fue fantástico. Todavía lo está buscando el 9 contrario. Su defensa no es la misma que la del ex Biei, pero si se busca atacar, entonces habrá que usarlo.
Quedan 10 días para el partido del año. Los All Blacks son atractivos por lo que ofrecen y a eso se suma la sensación de que Los Pumas están ahí nomás de llevarse su primer triunfo en el Rugby Championship.
Por: Frankie Deges
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