Owens calificó el veredicto de “suerte” para el Springbok y tildó el proceso disciplinario como un “desastre total”.
El incidente se produjo en los minutos finales del test match de la semana pasada en el Principality Stadium, cuando Etzebeth fue captado tocando el ojo del galés Alex Mann. Ante la gravedad de la acción, que provocó una tarjeta roja, se esperaba una suspensión prolongada para el segunda línea bicampeón del mundo.
Tras una audiencia disciplinaria que se extendió, el veredicto final fue una suspensión de 12 semanas. Sin embargo, para Nigel Owens, una de las voces más respetadas del referato, la sanción subraya un problema sistémico mucho mayor.
En diálogo con el podcast On The Ball, Owens enfatizó que, si bien no considera a Etzebeth un jugador sucio, su crítica se centra en el marco disciplinario de World Rugby, un tema que ha abordado repetidamente.
“El mayor problema que he tenido son las inconsistencias con el proceso disciplinario, donde algunos jugadores reciben dos semanas, otros seis, otros 12 semanas”, afirmó Owens. “Y un jugador recibe una prohibición y luego, porque levanta la mano y pide perdón, le quitan tres semanas de descanso. Luego va a la escuela de tackle, algo que ha hecho desde los ocho años, y luego tiene otra semana libre. Es un desastre total, total“.
Para el ex árbitro, si el objetivo es cambiar la actitud en el campo y hacer el juego más seguro, debe existir un factor disuasorio claro y firme: “Si te expulsan y te dan seis semanas, pues te dan seis semanas. No deberías acabar con dos semanas y todo el sinsentido que eso conlleva”.
Al analizar el acto en sí —meter el pulgar en el ojo— Owens fue categórico. “Es muy, muy peligroso”. Consideró que la provocación previa es irrelevante y que el incidente debe juzgarse por su gravedad intrínseca.
“Si realmente queremos ser serios y enviar un mensaje claro, la prohibición debe ser firme. Creo que tuvo suerte de conseguir 12 semanas,” sentenció. “Creo que 12 semanas sería el mínimo que debería recibir, así que tiene suerte de no tener el doble o un poco más”.
El mensaje de Owens es contundente: la acción fue grave, la sanción podría haber sido mucho mayor, y la inconsistencia del sistema disciplinario es un “desastre total” que sigue minando la credibilidad de World Rugby.
ruck.co.uk








