El lugar de David Kirk en la historia de la Copa del Mundo de Rugby está asegurado ya que nadie nunca le podrá sacar su título de primer capitán en levantar la Copa Webb Ellis en el Eden Park. El lugar de David Kirk en la historia de la Copa del Mundo de Rugby está asegurado ya que nadie nunca le podrá sacar su título de primer capitán en levantar la Copa Webb Ellis en el Eden Park de su país en Auckland el 20 de junio de 1987 después de que los All Blacks derrotaran a Francia 29-9.
Sin embargo el medio scrum, el más pequeño y liviano de los capitanes ganadores de la Copa del Mundo que posteriormente siguieron sus huellas, originalmente no iba a ser el capitán de Nueva Zelanda en el torneo inaugural: el que iba a ser era el hooker Andy Dalton
hasta que el destino intervino en el último minuto.
Estábamos entrenando el día antes de nuestro partido contra Italia que iba a ser el partido inaugural del torneo y Andy, que había estado lesionado desde el comienzo, luchaba contra una lesión de izquiotibiales y fue con el equipo sin saber si podría superarla, le dijo Kirk a Total Rugby.
A los cinco minutos de comenzado el entrenamiento Andy se agarró los izquiotibiales, se los frotó y se dirigió a Brian Lochore [coach] y le dijo No puedo, y Brian se dio vuelta y me dijo ¡tú eres el capitán!
Kirk sólo tenía 25 años en ese momento, pero la dramática perspectiva de capitanear a su país en su patria en la primera Copa del Mundo de Rugby resultó suavizada por la presencia de leyendas de los All Black en el equipo, incluidos los forwards Buck Shelford y Michael Jones, el apertura Grant Fox y el wing John Kirwan.
Simplemente el mejor
Creo que desde el primer partido contra Italia me di cuenta que este equipo era el de mayor talento de todos en los que yo había participado en los All Blacks, admitió Kirk, que marcó la mayor cantidad de tries en el triunfo de Nueva Zelanda por 70-6 sobre Italia que con frecuencia se recuerda por la brillante jugada individual del try de Kirwan.
Fiji [74-13] y Argentina [46-15] también fueron implacablemente despachados por los All Blacks y Kirk apoyó un try en cada uno de esos partidos para llevar su cuenta personal a cuatro en el torneo, pero con el amplio margen de las victorias, la presión de las expectativas se instaló en el grupo.
No podías ir a ningún lado, no podías hacer nada sin que hubiera neocelandeses mirándote y diciendo no nos fallen. Podían no decirlo pero era lo que pensaban y lo que el equipo sentía, recuerda Kirk. Todo el país decía no nos defrauden, tienen que ganar, tienen que ganar, esto significa mucho para nosotros.
La próxima valla por superar para Kirk y los All Blacks era Escocia en cuartos de final, y lo lograron sobreponiéndose de un primer tiempo duro para triunfar 30-3 en Christchurch, partido que el ex medio scrum recuerda muy bien por el significado que tuvo en el torneo.
Alegría de vivir
Para mí ese fue el partido más duro del torneo, el partido emocionalmente más difícil del torneo. Yo sabía que después de la Copa del Mundo mi carrera en los All Black terminaba. Esta era mi única oportunidad de ser campeón mundial. No nos habían probado en los partidos de zona, no sabíamos si éramos buenos y si hubiéramos perdido en cuartos de final en nuestra patria hubiera sido una verdadera tragedia.
Con la tragedia evitada, los All Blacks fueron a jugar la semifinal con Gales en Brisbane sabiendo que Francia los esperaba en la final, ya que el último esfuerzo de Serge Blanco para apoyar su try en Sydney les permitió a Les Bleus vencer a Australia por 30-24. El partido tuvo un solo equipo y los All Blacks ganaron 49-6.
Descubrí que con Gales fue completamente diferente. Desde el principio destruimos su scrum y recuerdo que a partir de entonces pensé que era muy divertido, que me iba a divertir con esto y jugamos con la alegría de vivir. Era una semifinal de Copa del Mundo pero sabíamos que íbamos a ganarla y estábamos jugando muy bien al rugby y sólo nos queríamos quedar allí jugando el mayor tiempo posible para poder jugar al rugby.
De modo que llegó la final en el Eden Park, con todo el peso de las expectativas de todos los neocelandeses sobre los hombros de los All Blacks, una oportunidad que se presenta una vez en la vida, de escribir sus nombres en los libros que relatan la historia de la Copa del Mundo, una oportunidad que se les presentaba contra un equipo que ya había ganado su final… contra Australia.
Ahora o nunca
Sabíamos que era el momento, probablemente tendríamos una única oportunidad en nuestras carreras deportivas de ser campeones del mundo y la debíamos aprovechar. Había una sensación de destino, ¿puedes asumir tu destino? Esa era la sensación.
El quinto try de Kirk en el torneo, sólo lo superaron sus compañeros Kirwan y Craig Green con seis, en el segundo tiempo resultó ser el golpe de muerte. Un try que este hombre que ahora tiene 45 años recuerda como si fuera ayer y no 20 años atrás.
Cuando pasé sobre la línea de goal tuve este hermoso sentimiento. Recuerdo que golpeaba el puño en el suelo y pensaba somos campeones mundiales.
En ese momento Kirk ni se imaginaba que cuando se aproximara Francia 2007 él seguiría siendo considerado el único capitán de los All Black que ganó la Copa del Mundo, una expresión que todos los neocelandeses del mundo piensan que ya no será válida cuando suene el silbato final en el Stade de France el 20 de octubre.
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