Con la reacción del Leicester al no renovarle contra a Horacio Agulla por el nuevo calendario de Los Pumas y el ingreso al Rugby Championship como disparador, Jorge Búsico analiza cuál será el futuro de los jugadores argentinos que despliegan su talento en Europa.
“Empezaron a mostrar los dientes los clubes de Europa. Va a ser un año de muchas idas y vueltas. La camiseta de Los Pumas no se mancha. Y para los jugadores el seleccionado es lo más importante, siempre”. Agustín Pichot escribió esto en Twitter no bien se conoció la decisión del Leicester Tigers de Inglaterra de no renovarle el contrato, que vence en junio, a Horacio Agulla. ¿El motivo? No iba a poder contar con el wing durante varios meses a raíz de la incursión de Los Pumas en el Rugby Championship. Cuando el ex capitán y actual dirigente recurre a la red social de 140 caracteres de este modo, es porque anuncia el comienzo de una nueva batalla. Que se la esperaba, pero que ahora se la tiene cara a cara. Se trata, nada menos, que de otro escenario que se abre de aquí al futuro, y que requerirá del rugby argentino ya no sólo muñeca para negociar en el ámbito internacional, sino de agilidad para adelantarse a situaciones que pueden resultar traumáticas en el corto plazo.
Agulla, como cualquier Puma, quiere jugar en Los Pumas. Así se lo manifestó a los dirigentes del Leicester cuando se sentó a renovar su vínculo con el club inglés, uno de los más súper profesionales de Europa. La secuencia lo dejó sin club a mitad de este año, por lo cual deberá buscarse otro. Su calidad y pasión a la hora de jugar seguramente encontrará ofertas, pero todavía no lo sabemos, como tampoco si este caso significará un efecto cascada que alcanzará a otros Pumas que actúan en Francia e Inglaterra.
Un contingente de la UAR viajará en los próximos días a Europa para charlar con los clubes sobre esta nueva situación, generada a partir del ingreso de Los Pumas al Rugby Championship, que sumado a las ventanas de junio y noviembre tendrán al seleccionado argentino activo durante 12 partidos y cinco meses.
Si bien la ampliación de la Regla 9 del IRB –gran triunfo argentino; el que abrió el camino a la Sanzar- la pone a la UAR en una situación de privilegio ante los clubes de Francia e Inglaterra, deberá negociar. La moneda de cambio será no citar a los jugadores durante la ventana de junio, que se jugará acá, con dos tests ante Francia y uno con Italia. Para noviembre, en Europa, quizá haya menos elasticidad. Santiago Phelan quiere contar ahí –duelos frente a Gales, Francia e Irlanda- con la mayoría de los titulares, que no son otros que los que están en el exterior.
“Ahí se analizará el macro”, me dijo Pichot, en referencia a que nada se podrá hacer con el vínculo futuro de los jugadores en sus respectivos clubes. Está claro: la UAR puede ponerse dura o negociar con respecto al cumplimiento de la Regla 9, pero los clubes son los dueños de los jugadores y están en su derecho de decidir si quieren contar o no con ellos.
Agulla manifestó en declaraciones periodísticas que los jugadores confían en la UAR, pero también advirtió que no quieren quedar entre la espada y la pared, situación que ya vivieron varios con el conflicto doméstico alrededor del Plar. Nada más que los que juegan afuera son profesionales por elección y tendrán también que medir consecuencias si es que a esto no se le encuentra una salida rápida. Como en el camino de éstos últimos años, habrá que armarse de paciencia, pero contemplando un Plan B y hasta un C.
Si los clubes europeos empiezan a prescindir de los argentinos –indiscutibles como Albacete, Contepomi, Leguizamón y Fernández Lobbe ya arreglaron, al igual que Ayerza, compañero de Agulla en el Leicester y en un puesto donde los buenos pilares no abundan- Los Pumas estarán en problemas para afrontar los durísimos calendarios que les aguardan al menos hasta 2015.
En ese abanico, pueden imaginarse algunos otros escenarios, no explorados hasta aquí. Uno, por ahora poco probable, es que esos jugadores vuelvan a la Argentina contratados por la UAR. Pero para ello hay dos obstáculos: el económico (es muy difícil que aquí se pueda aproximar a los salarios que se pagan en Europa) y el del juego, porque no habría un equipo para que puedan sumar minutos en cancha. No existiría otra forma que creando aquí una Liga Profesional, que, vale decirlo, está en la cabeza de algunos, aunque no lo digan.
Pero hay otro quizá más probable y hasta más beneficios para Los Pumas, y que es que, de a poco, los argentinos vayan mudándose al territorio de la Sanzar, aunque esto llevaría su buen tiempo.
Se sabía que no iba a ser todo de colores después de la confirmación del ingreso al RCh. El rugby argentino deberá seguir peleándola en distintos ámbitos. Y, parafraseando a Pichot, mostrando también sus dientes.
Por Jorge Búsico (Rugbyfun.com.ar)
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