El despertar de un gigante

Brasil sueña con ser protagonista en los próximos años. “Queremos llegar a los 500.000 jugadores en 2030”, le dijo a alRugby.com el presidente de la Confederación Brasileña. El primer paso serán los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
“Rugby. Isso ainda vai ser grande no Brasil. Ese fue el slogan de la empresa Topper en una serie de muy premiados avisos televisivos que marca el futuro del gigante dormido del rugby mundial. Es recomendable encontrarlo en internet antes de seguir con esta nota. En uno de ellos, el presentador plantea: En el 2003, Brasil terminó quinto en el Sudamericano y Argentina primero. Este año, Brasil terminó en cuarto lugar mientras que Argentina… se mantuvo prime-ro. Mientras nosotros crecemos, Argentina se estancó en la misma posición. Ironía o futurología…
Queremos llegar a los 500 mil jugadores de rugby para el 2030, explicaba el presidente de la Confederación Brasileña de Rugby (CBRu), Sami Arap Sobrinho, en el muy bien organizado Primer Foro Sudamericano de Rugby en el que participé en Bento Gonçalves los últimos días. Ante un público de rugby, el abogado que conduce hoy los destinos del rugby brasilero expuso durante más de dos horas ideas y conceptos para la implementación de su plan estratégico.
Escuchando una presentación por demás profesional y tras un detallado estudio de situación que realizó para la CBRu la firma Deloitte, no podía dejar de recordar mi primera visita a Brasil como periodista en el 2001. Aquella vez escribí para un medio internacional que el día que se despertaran los brasileros, el mundo se daría cuenta. Si bien lo ponía en el contexto puramente de rugby, el país está creciendo y es la sexta economía del mundo, organizará en dos años el Mundial FIFA y en cuatro los primeros Juego Olímpicos en Sudamérica. Esos Juegos marcarán el regreso del rugby.
Arap describió así la misión del rugby de su país: Convertirse en una potencia en el escenario del rugby mundial y elevarlo al segundo deporte más practicado en Brasil. Los números actuales marcan que para llegar a los objetivos el trabajo será mucho. El envión del seven olímpico ayudará como también es importante la decisión política del International Rugby Board de tomar a Brasil como un país de gran potencial y en consecuencia invertir fuertemente aquí.
En Río Grande do Sul, estado en el que está Bento Gonçalvez, varios argentinos se comprometieron con el rugby local y aparecen clubes nuevos con rápida frecuencia. No son clubes como los que tenemos en Argentina, pero sí equipos con la necesaria representación para establecerse y requerir de asistencia. El país es grande pero quienes son imbuidos con el espíritu del rugby se convierten en agentes multiplicadores. Dos varones y una mujer que participaron del Foro durmieron la primera noche en su auto, ya que querían estar, sabían de la importancia que tenía para el futuro de su club y el dinero no les permitía el lujo de un hotel. El mismo rugby encontró donde pudieran dormir las siguientes tres noches. Se volvieron a su pueblo llenos de rugby.
Con ese tipo de compromiso, el proyecto es sustentable desde lo emocional. La CBRu también lo quiere sostener desde lo estructural y lo económico-financiero.
Los números actuales del rugby brasileño marcan 115 equipos (entre oficiales e informales), con presencia en 23 estados (provincias), con siete federaciones estatales. Con 190 millones de habitantes, el último censo oficial marca más de 10 mil jugadores, incluyendo las mujeres, campeonas sudamericanas ocho veces seguidas. Lo interesante, y uno de tantos desafíos, es que sólo hay ocho campos únicamente de rugby.
Así como el proactivo presidente habló de la visión, las metas pasan por garantizar el retorno a los auspiciantes, asegurar recursos financieros para las selecciones nacionales, crear un sistema nacional de desarrollo. Entre las metas está hacer de Brasil un ejemplo de gestión deportiva. Por de pronto, María das Graças Spirandeli Rodrigues, asistente técnico de la Secretaria Nacional de Deporte de Alto Rendimiento del Ministerio de Deporte, habló en el mismo Foro de cómo el rugby mostraba señales inequívocas. La pasión y las ganas que ví en este Foro no las he visto en otros deportes. Tendrán nuestro apoyo, no lo duden, remarcó.
El rugby brasileño pasó de ser una Unión a una Confederación en enero del 2010 para caer mejor dentro del paraguas deportivo nacional y el acceso que pronto tendrá a través de los fondos para deportes olímpicos, más el creciente apoyo empresarial, los verá crecer rápidamente.
Apostando a eso, la CBRu tendrá el asesoramiento de los Crusaders, la franquicia más exitosa del rugby de los últimos años. El ex All Black Tabai Matson estuvo recorriendo el país; regresó ayer a Christchurch para preparar un plan estratégico. Cuando enfrenten a Argentina en Santiago este mes, tendrán a tres kiwis como entrenadores.
Se está trabajando en la comunicación y el marketing. Hoy el rugby ocupa menos del 1% del espacio televisivo deportivo, menos que los deportes invernales, inexistente en un país sin pistas de esquí.
Un reciente análisis nacional marcó que el rugby crecerá un 17% -el mayor crecimiento-, por encima del fútbol con 11%.
Con inteligencia, el rugby brasileño reconoce sus flaquezas. Anticipación y capacidad son los pilares que alientan a un grupo de influyentes empresarios, comprometidos con la causa del rugby, a buscar un futuro mejor.
Calculan tener para el 2019 al equipo en el Mundial de Japón y contar con 40 mil jugadores federados. Suena una locura pensar en el medio millón que planteaba Arap o que estén para el 2030 en el Tier One. Sonaba a locura imaginarse a Argentina perdiendo con Brasil: les ganaron en esta misma ciudad en enero del 2011 en el Sudamericano de Seven.
Tal vez sean objetivos grandilocuentes pero hay que confiar y apoyar a los brasileños en sus ambiciosos proyectos. Sabiendo que con su crecimiento se crece en la región. Estará el riesgo eventual que con Brasil amenazante, la disputa por el dominio del rugby regional sea lo que hoy no es.
Brasil parece tenerla clara. Es gente que ama el rugby y esa pasión los convierte en apasionados soñadores. Ninguna gesta del ser humano se consiguió sin estos dos elementos.
Por: Frankie Deges
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