Como sucedió en los últimos superclásicos, los Zanjeros fueron superiores; en el choque N° 106 ante el CASI ganaron por 23-7 y lograron la tercera victoria consecutiva.
Todos corren y se colocan de cara a su fiel hinchada. Serra, Galves, Franzini agita su camiseta, Roldán, González Bonorino bastante emocionado Soiza, Artese y Cía. saltan y cantan: “…soy Zanjero, es un sentimiento, no puedo parar…” La fiesta se tiñó con los colores SIC, en la Catedral, donde no celebraba desde 2001. Era la ceremonia más reconfortante, luego de conseguir la tercera victoria consecutiva (23-7) ante su principal rival y reacomodarse en la tabla de posiciones.
Tal como ocurrió en los últimos capítulos del superclásico, no hubo novedades con respecto a las condiciones que cada uno podía ofrecer para el espectáculo. La diferencia de atributos nuevamente quedó expuesta: el SIC se apoyó en sus mejores recursos, mientras que el CASI apeló a su distintiva inclinación para dejar el corazón, sin reservarse nada. Fue un pulseada entre virtudes técnicas y sacrificio, con sutiles pretensiones de practicar un juego atrevido. En esa confrontación se impuso la homogeneidad de los Zanjeros.
Pese a que los dos venían de sendas derrotas, y eso los podía en igualdad, desde el kick-off los ganadores marcaron su dominante tendencia. El SIC tomó rápidamente el control de la situación, a partir de estos preceptos: usando el scrum como estandarte, descansando en la clase conductiva de una pareja de medios (Cilley y Vitale) que rinde de manera impecable para llevar al equipo por los mejores caminos, y con los forwards estableciendo una singular supremacía en las formaciones fijas robó un fijo y dos lines. El primer período mostró los visitantes absolutamente firmes, mientras que su oponente, con escasa posesión de calidad, debió ocuparse en defender más que en atacar con profundidad. Sólo un par de ocasiones dispuso la Academia, a partir de la creación de Thomann. Pero tan poco no alcanzó para inquietar al defensor del título.
La primera estocada la dio a pura potencia De Vedia su primer try en el clásico, luego de una acción de un par de fases, iniciada desde un line ganado por Artese. Después, Cilley, que no anduvo tan derecho con el pie, erró un penal de frente a los palos. La oportunidad desperdiciada no repercutió en las ínfulas del SIC, porque una lúcida asistencia de Vitale, buscando con un kick a López Fleming a las espaldas de los defensores, le permitió al salteño explotar su velocidad para anticiparse a Fasano y apoyar pegadito a la bandera izquierda.
Al promediar la etapa inicial, el SIC ganaba 10-0 y no había indicios de que el Atlético pudiera revertir ese sometimiento. Incluso, sobre el cierre, con una sucesión de scrums en cinco yardas, los vencedores salieron beneficiados con un try-penal. Además de que su in-goal fue vulnerado por tercera vez, los dueños de casa tuvieron otra negativa consecuencia: la amonestación de Guerrero. El telón del parcial bajó con el incontrastable predominio de los triunfadores (17-0); al menos desde le jugo, y no tanto por el marcador.
El intervalo le sirvió al CASI para recomponerse, aunque Cilley corrigió un poco su puntería y estiró los números (23-0). El resurgimiento de los perdedores se notó en el terreno combativo el clima se puso más caliente y hubo algunos roces fuera de lugar; al mismo tiempo, el rendimiento del SIC declinó estaba para ganar por un margen superior y la fricción tomó mayor protagonismo.
En ese contexto, el anfitrión obtuvo los mejores dividendos. Con su encomiable entrega logró pelear la obtención, fundamentalmente en el line (formación en la que capturó tres lanzamientos de Pietranera), y así sus intentos ofensivos dispusieron de otro respaldo. Pero, la disposición defensiva de los Zanjeros respondió y las buenas maniobras no llegaron a destino: una cortada de Thomann lo tackleó de atrás Soiza y Berges pisó la línea de touch antes de apoyar. En el único desacople, Coronel perforó por el andarivel cercano a Thomann y sacó a su equipo del cero.
Pasó otra versión del derby y las conclusiones no cambiaron: el SIC sigue siendo más que un CASI que, a fuerza de coraje y amor propio, da muestras de crecimiento, pero aún está lejos de su máximo rival.
Fuente: Diario La Nacion
Nota Por Santiago Roccetti – De la Redacción de LA NACION
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