El Federalismo necesita de Buenos Aires

Jorge Búsico analiza en su columna el progresivo federalismo en el rugby argentino y, a su vez, el debilitamiento de Buenos Aires, una Unión que “necesita su reconstrucción”.
El rugby argentino ha brindado noticias trascendentes en estos últimos años que han, de alguna manera, revolucionado un deporte poco acostumbrado a los cambios durante más de un siglo. El quiebre se empezó a generar en el 2007, tras Los Pumas de Bronce, y a partir de ahí todo viene sucediendo de modo veloz, sobre todo en lo que se refiere al plan para la alta competencia, con repercusión no sólo en el exterior, sino también en lo doméstico.
Sin embargo, dentro de ese escenario, se vino dando un proceso que si bien acompañó al mencionado en el comienzo de esta nota, no tiene tanta vidriera. Se trata de la federalización que se vive y que va en aumento, con todo el país integrado más allá del poder histórico de Buenos Aires.
Esta amplitud, positiva, se da en todos los frentes. En los escritorios, la composición del Consejo de la UAR representa a casi todas las Uniones del país, con voz y voto. De hecho, el tucumano Luis Castillo acaba de ser reelecto por un período de otros dos años. Pero esto también se vislumbra en el juego.
Por un lado, las Uniones del mal llamado Interior reciben más partidas de dinero para su desarrollo y están, de algún modo, más integradas a un proyecto general. Pero hay otros datos esenciales, que también tienen que ver con la difusión, especialmente porque Los Pumas empezaron a recorrer buena parte de la Argentina. Un ejemplo claro está en este 2012: de los seis tests que jugará el seleccionado como local, sólo uno será en Buenos Aires. Después, el recorrido irá por San Juan, Córdoba, Tucumán, Mendoza y Rosario.
Esa apertura se repite en la cancha. Buenos Aires no gana el Argentino desde el 2007 y esta vez se quedó afuera cuando restan aún dos partidos. Córdoba está otra vez en la final y para la otra plaza tiene casi todos los boletos Rosario, aunque aún pueden tener chances Salta y Tucumán.
Lo mismo con el Nacional de Clubes o con los Campeonatos Argentinos de Juveniles. Ya no son propiedad de Buenos Aires, por las causas que fueran.
¿Y en Los Pumas? Al Mundial de 2007 viajó un solo jugador surgido de un club por fuera de Buenos Aires: el tucumano Omar Hasán. En Nueva Zelandia 2011 estuvieron tucumanos, cordobeses, santafesinos, rosarinos y salteños.
Ahora bien, ¿es positivo que Buenos Aires haya perdido tanto peso? No. La URBA sigue siendo la Unión más grande de la Argentina, por cantidad de jugadores y de clubes. Representa a casi el 50 por ciento del país. Entonces, debe refundarse, buscar la manera de empujar para el mismo lado, de encontrar coincidencias más que diferencias.
A esta conducción de la URBA se la ha demonizado injustamente. Es verdad que careció de tacto y que pronto no pudo sostener sus postulados, pero también es cierto que resultó bombardeada desde todos los sectores. Más incluso desde adentro mismo.
Habrá que apelar al compromiso mayor dentro de los clubes que, como todos en el país, tienen sus propias urgencias diarias (ejemplo: los varios que quedaron destruidos a raíz de la tormenta del miércoles), pero se necesita un grado de representatividad más genuino y no que la opinión de cada club cambie según quién es el presidente de turno.
Sin una URBA poderosa, al rugby argentino le costará más transitar este período de transición. Por eso, Buenos Aires necesita su reconstrucción, que no pasa, como muchos creen, por un cambio del Consejo, porque lo cierto es que el declive ya venía de antes.
Por eso, dentro de lo positivo y auspicioso que significa que el rugby argentino no quede encerrado dentro de las decisiones de Buenos Aires, como ocurrió hasta el 2009, también hay que fortalecer el sector del país donde más jugadores y clubes de rugby existen. Será cuestión de encontrar el equilibrio, el mismo al que se está apelando para jugar en las grandes ligas.
Gentileza Rugbyfun.com.ar