Al galés, encargado de impartir justicia entre Nueva Zelanda-Australia, le gusta emplear la palabra tanto o más que el silbato.
Los fans estarán muy atentos al árbitro este sábado, al ser Nigel Owens quien se encargue de la final de la Copa Mundial de Rugby en Twickenham.
Además de gozar de la reputación de mejor árbitro del mundo, el galés de 44 años se ha ganado también la de ingenioso por sus comentarios irónicos, valorados tanto por los jugadores como el público, y comentaristas de televisión. Por lo que Australia y Nueva Zelanda deberán prestar atención.
En el partido entre Escocia y Sudáfrica disputado por la fase de grupos el 3 de octubre, lo que le dijo el referee a Stuart Hogg tras tirarse éste fue casi tan debatido como el triunfo por 34-16 de los Springboks en el St. James’ Park, la casa del club inglés Newcastle United.
“Vuelve a intentarlo y volverás a jugar dentro de dos semanas”, dijo Owens (foto) al avergonzado Hogg.
No es fútbol
La caricatura de Owens adorna la portada de un calendario de rugby de 2016 y se venden tazas con su famosa frase “This is not football” (Esto no es fútbol).
Sus palabras puede que sean memorables, pero sus acciones consisten en dejar seguir el juego: “Un buen árbitro no puede mejorar un partido malo, pero un árbitro malo puede empeorar un partido bueno”.
Y tampoco escatima en elogios a los jugadores que merecen de ellos. En un encuentro entre Bath (Inglaterra) y Stade Français (Francia), el octavo del conjunto francés, Sergio Parisse buscó el touch con una patada de la que estaría orgulloso cualquier apertura. Poco después, el equipo parisino obtuvo un penal y, al hacer un gesto hacia los palos Parisse, Owens le preguntó: “¿Quieres patearlo tú después de ese kick?”
Owens es abiertamente homosexual y ha sido elogiado por su valiente decisión de declararse como tal; también patrocina BulliesOut, una organización benéfica dedicada a luchar contra el acoso en todas sus facetas.
Con su sentido del humor y su imparcialidad se ha ganado el respeto de los jugadores y el afecto del público del rugby. Una vez cuando se enfrentaban Sudáfrica y Nueva Zelanda, Owens de repente se halló en el medio de un choque entre Schalk Burger y Jimmy Cowans. De inmediato, los jugadores inquirieron por su estado pero se despreocuparon al ver que Owens se levantó con algo de cautelo y señaló que estaba bien para luego tirar: “La próxima vez, no me pasen la pelota a mí”.
No se queda callado a la hora de poner las reglas claras, pero lo hace a su manera, un estilo inimitable. Cuando se avecinaba un altercado entre Scarlets (Gales) y Leinster (Irlanda) por la Liga Celta, Owens juntó a los 30 jugadores a su alrededor y les advirtió: “Son adultos. Serán tratados como tales mientras se comporten como tales”.
Las palabras justas
En el Seis Naciones de 2014, Owens llamó al inglés Tom Wood y al francés Louis Picamoles tras un altercado acalorado entre ambos y les dijo: “Esto no queda nada bien, ni está bien tampoco. Ahora sigan jugando”. Sabe exactamente cuándo advertir con fuerza o emplear unas palabras justas. Cuando se enzarzaban el segunda línea de los Harlequins, Bradley Davies y George Robson de los Wasps, Owens les dijo: “Si quieren abrazarse, háganlo después del partido”.
La última palabra es de una entrevista que dio en 2014 y con su particular manera de declarar nos recuerda que la final de la Copa Mundial de Rugby está en buenas manos.
“No soy como algunos árbitros que pueden citar las leyes del juego al pie de la letra”, dijo. “Por supuesto que me las sé. Pero el conocimiento demasiado técnico de las leyes y la aplicación de las mismas no te dan un partido de rugby. Hay que saber mostrar un poco de empatía también”.
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