La tragedia ha golpeado durísimamente al modesto Motherwell Rugby Football Club sudafricano. Se creó en 1992, en el township del mismo nombre, de la localidad de Port Elizabeth, con dos objetivos.
El primero, ayudar al desarrollo humano de la población juvenil de esa villa miseria por medio del deporte, y paliar en lo posible la maldita herencia del apartheid, recién abolido entonces.
El segundo objetivo era introducir a la población negra en el rugby, un deporte emblemático en el país, pero del que estaban excluidos por culpa precisamente del mismo apartheid. Es decir, la historia de la novela y película Invictus, y una lucha en la que el presidente Nelson Mandela se involucró personalmente para reconciliar a ambas etnias después del fin de la segregación racial. Ayer, seis miembros de su plantilla murieron arrastrados por el mar tras un entrenamiento. De momento sólo se ha recuperado un cadáver.
La tragedia ocurrió después de un entrenamiento que una veintena de jugadores había realizado en la playa de Bluewater Bay, para un torneo que se disputaría en Ciudad del Cabo durante la Semana Santa. Tras el mismo, algunos de los jugadores decidieron ducharse y otros tomar un baño en el mar. Poco después, una fuerte corriente arrastró a los jugadores y a otros bañistas.
Según el entrenador del equipo, Mncedisi Mazomba: “Avisamos inmediatamente a los socorristas, pero no pudieron enviar el bote salvavidas porque estaba deshinchado. Entonces el resto de los jugadores se lanzaron a ayudar a la gente, pero fueron arrastrados también”.
Finalmente, ocho miembros de los equipos de rescate actuaron a nado y lograron salvar a 16 personas. Cinco siguen desaparecidas y pudo ser rescatado el cadáver de Zola Mbambani, uno de los jugadores más veteranos del equipo. El socorrista Brendon Helm afirmó que “el mar estaba en calma y un momento más tarde todos pedían socorro. Éramos ocho socorristas y 21 personas en peligro. Algunos sacamos a dos o tres personas a la vez y tuvimos dificultades para volver a la orilla”. Ninguno de los rescatados debió ser trasladado a un hospital, pero todos requirieron asistencia psicológica en la misma playa.
Después de la tragedia, el servicio de rescate desplazó helicópteros y embarcaciones para la búsqueda de los desaparecidos. Sin embargo, hay pocas esperanzas de encontrarles todavía con vida.
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