Ya pasó la adrenalina del debut en el Rugby Championship. Ya quedó atrás la visita a las tierras de los campeones del mundo neozelandeces y el gran partido con un “casi” triunfo en Australia.
Pero éste, el del sábado, es el partido más esperado por todos. Los All Blacks visitan Argentina para enfrentar a Los Pumas. Será el sábado, en La Plata. Un estadio que va a explotar de gente y de pasión, dándole un marco adecuado a tamaño partido.
La estadística es lapidaria con el elenco nacional. No hubo ningún triunfo argentino en 15 partidos. Apenas aquel recordado empate en Vélez, en 1985, como para sacar pecho. Todos los demás fueron derrotas. La posibilidad del primer triunfo hace aún más atractivo el duelo. La cita no tan sólo es contra los All Blacks por la quinta fecha del torneo, sino que también es un compromiso con la historia. Si Los Pumas ganan, escribirán su página más gloriosa. Vaya responsabilidad… Pero, ¿cómo doblegar al actual campeón del mundo, puntero e invicto en el presente campeonato y que hace 15 partidos que no pierde? Pare-ce una empresa casi imposible. Aun así, aunque los All Blacks asusten con ese palmarés, se les puede ganar.
Los momentos de mayor duda de los neozelandeces como equipo son cuando el rival logra bajarle el ritmo al partido. Algo que lograron Los Pumas en el primer tiempo jugado en Wellington y los sudafricanos en la fecha pasada. No se puede sostener el ritmo de los kiwis a puro tackle. El desgaste termina pasando factura, tal como le pasó al equipo argentino en la ida. Otra cosa: habrá que tener mucha decisión y precisión con los kicks, sobre todo los que son a cargar. Rifar la pelota puede llegar a ser un suicidio contra un equipo que tiene una dinámica difícil de controlar. Un ítem que tampoco se debe descuidar es la patada a los palos. Si se da un partido cerrado, que de hecho favorecería a Los Pumas, no se puede desperdiciar la chance de sumar puntos con el pie. Ya lo sufrió en las cuatro fechas anteriores y, con rivales de esta envergadura, no se puede desaprovechar ninguna posibilidad.
Hay otra ventaja: perder está dentro de las posibilidades. Ganar significaría la gloria. Y si a ello le sumamos un ambiente caliente como el que seguramente habrá en el único de La Plata, entonces permite pensar que sí se puede.
Habrá que ver si el sábado 29 pasa a marcarse con rojo en el calendario de efemérides del rugby y del deporte nacional. En cada maul, en cada corrida hacia los palos, habrá 40 millones empujando ¡Vamos Pumas!
Por: Juan Urchevich
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