Hernán Rouco Oliva volvió a la Unión Argentina de Rugby y encara un plan de trabajo (Pumas 7´s) de cara a los Juegos de Río de Janeiro.
De ser un divertimento de fin de temporada y como excusa para seguir jugando en el verano como era hace unos años a la actualidad del seven, es fácil encontrar el momento en que el rugby se convirtió en un juego casi independiente del rugby de quince.
El nacimiento del seven se remonta a 1873 en las altiplanicies de Escocia y pocos saben que en Buenos Aires se jugó el primer torneo de rugby reducido fuera de Gran Bretaña. Fue en 1921 donde hoy está el Planetario, en el que hoy es el Buenos Aires Cricket & Rugby Club.
No fue hasta que un equipo Puma, con Hugo Porta a la cabeza y Lino Pérez de mánager, viajó a Hong Kong en 1981 que el seven se hizo provincial. Al volver, Pérez empujó para que se jugara el primer Seven de la República. Sigue jugándose todos los fines de año en Estudiantes de Paraná.
Surgieron otras invitaciones para jugar sevens internacionales y en 1993 el International Rugby Board organizó su primer Mundial de la especialidad en una gélida Edimburgo.
Un año más tarde, el galés Vernon Pugh volvía a entablar relaciones con el Comité Olímpico Internacional convencido de que por allí venía el futuro. No pudo ver finalizada su obra, pero mucho se le debe al ex consejero de la reina.
Los dispersos torneos de seven se agruparon en el circuito del IRB y después de rebotar un par de veces, el rugby volvió a ser abrazado por el movimiento olímpico. Allí cambió todo para el rugby reducido.
Los estados comenzaron a encontrar fondos para este deporte ahora olímpico -no sólo aquí, en muchos países- y la UAR pudo recuperar a Hernán Rouco Oliva. Un estudioso del juego como pocos, llegó casi de casualidad al seven después de un primer paso en Malasia con el poco conocido seleccionado de Rugby 10 en el 2000.
Sumado al staff de seven en una época de entrenadores rotativos, fue el primero que completó un ciclo entero y eso rindió frutos. En febrero del 2004 se ganó por primera vez un torneo en el competitivo IRB Sevens (Los Ángeles), se llegó a otras dos finales y se le ganó tres veces al eventual campeón del circuito, Nueva Zelanda.
Razones tan típicas de nuestro rugby terminaron con Rouco Oliva dejando el seleccionado y durante un período representando al International Rugby Board como Gerente General de la región CONSUR.
El rugby olímpico trae nuevas condiciones y exigencias por lo que la UAR le pidió a Rouco Oliva que preparara un plan. Hizo uno a cinco años que finaliza con los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, con objetivos a corto, mediano y largo plazo. Siendo quien tal vez más conoce las entrañas del seven, la UAR no dudó y el viernes pasado fue anunciada su contratación formal como Secretario Técnico de Seven.
“Estoy muy contento; ahora hay que poner la rueda a andar”, le dice a alRugby.com. Horas después tuvo su primera reunión con los entrenadores Nicolás Fernández Lobbe y Andrés Romagnoli. “Los entrené a los dos y son muy capaces y vamos a trabajar muy bien juntos. Haremos un buen mix y nos ensamblaremos enseguida”.
Su función será la de dirigir el programa de seven desde todo los aspectos: técnico, logístico, planificación y la relación con el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo).
Entre los objetivos a corto plazo están los Panamericanos en octubre para lo que hay planificada una gira a Europa, un posible torneo preparatorio en el país y una adaptación a la altura de Guadalajara, sede del debut del rugby en un evento multideportivo continental.
“No es un torneo para tomar con liviandad. Estados Unidos y Canadá están trabajando duro, con mucha inversión; Chile y Brasil estuvieron de gira en Europa. Queremos salir campeones”, cuenta Rouco Oliva.
“Argentina decreció en el juego y ya empezamos a plantear esto. Hay que trabajar en la parte física con Martín Mackey en la detección y preparación de jugadores, en sus destrezas individuales. Tenemos que tener objetivos técnicos claros e individuales; es la mejor manera de intentar ganarle a los mejores del mundo”.
En sus palabras, Rouco Oliva se encargará de hacer el delivery y follow up del plan. “Me reportan el entrenador y sus asistentes y el resto del equipo de colaboradores. Estaré muy activo en el análisis de juego y de los jugadores pero el entrenador es quien tiene la última palabra en la formación y como juega el equipo”.
Rouco Oliva viajará con el plantel. “Me genera mucha adrenalina volver al circuito, tengo mucho entusiasmo y creo que le puedo aportar a entrenadores jóvenes. Argentina debe recuperar algunas posiciones en el rugby internacional de seven”.
“Parte del trabajo será hacer con los coaches lo que recibí en su momento de Ricardo Paganini, un tipo que sabe un montón del seven. Esa es la formula que la UAR está buscando, que no se pierda nada del knowhow”.
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
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