La falta de compromisos en la Zona Campeonato fue aprovechada para fortalecer el aspecto físico.
La falta de compromisos en la Zona Campeonato fue aprovechada para fortalecer el aspecto físico; San Fernando fue el único que tuvo una singular experiencia: se concentró tres días en Cariló.
“Me siento como un jugador profesional”, fue el comentario de un jugador de San Fernando mientras se mudaba del hidromasaje con agua caliente para sumergirse en otro con temperatura mucho más baja. Es que el plantel Tricolor aprovechó el paréntesis de tres semanas sin compromisos por la Zona Campeonato tampoco participa del Nacional de Clubes para realizar una miniconcentración en Cariló, y allí llevaron una vida dedicada exclusivamente a la preparación física, hábitos a los que los rugbiers del medio local no están acostumbrados.
La novedad resultó sumamente beneficiosa para Sanfer, pues consiguieron juntar a 33 jugadores que, entre el 7 y el 9 del actual se instalaron frente al mar en el confortable hotel Marcin. “Los preparadores físicos nos aconsejaron hacer un trabajo especial en este momento, para llegar bien físicamente al final del torneo. Y las opciones eran dos: hacerlo en el club o aceptar esta invitación para viajar. Nos decidimos por esta última, y la experiencia fue sumamente positiva. No sólo porque nos permitió fortalecer la cuestión atlética, sino que la convivencia ayudó a consolidar el aspecto humano del plantel, un tema al que nosotros le damos mucha importancia”, explicó Pablo Santillán, uno de los entrenadores del conjunto sanfernandino, que a principio de año hizo un viaje similar de cuatro días a Mar del Plata.
Si bien la mayor parte del plantel superior pudo efectuar el viaje, otros 17 jugadores (entre los que estaban Andrés Romagnoli, Mariano Sanguinetti, los hermanos Guillermo y Mariano Spikermann, Nicolás Alamo y Leandro Rodríguez Galanes) no fueron a la costa, pero ejecutaron un programa similar al de sus compañeros estipulado por los preparadores físicos en el club.
La rutina estuvo diseñada con tres estímulos por jornada (una de las tareas más duras fueron los ejercicios por los médanos), con períodos de descanso y recuperación intercalados. “Nos enfocamos en un trabajo específico de sobrecarga; no se hizo nada de tareas técnicas, porque la idea era reforzar la resistencia”, manifestó Alberto Mayer, uno de los preparadores físicos, junto con Germán Wertaimer.
Para San Fernando, que atraviesa un buen momento es uno de los escoltas, junto con el SIC, esta aventura tiene un valor trascendental. Porque el presente del equipo tiene sustento en el sacrificio de los jugadores y los conductores, porque por parte de los dirigentes el apoyo es escaso, el mensaje que queda es empezar a reconstruir las bases para robustecer la estructura del club.
El receso se hizo más holgado para aquellos conjuntos que no integran el cuadro del Nacional de Clubes; de los catorce equipos que están en la Zona Campeonato, sólo seis dispusieron de un intervalo tan prolongado y cada cual lo aprovechó a su gusto. Unos optaron por darles descanso a los jugadores que están golpeados y cansados, mientras que otros no alteraron su actividad. El único que hizo algo diferente fue San Fernando, y los demás hicieron lo siguiente:
Lomas: la primera semana, los entrenadores la dejaron libre, mientras que la segunda hubo prácticas el lunes, martes, jueves y sábado.
San Albano: se entrenó en las jornadas habituales de los martes y jueves, por igual las dos semanas.
Olivos: dos entrenamientos en la primera semana, y una evaluación física. Luego agregaron una tercera sesión y un test individual con una nutricionista.
Atlético del Rosario: durante las dos semanas trabajaron lunes, martes, jueves y sábado.
Newman: la primera semana no hubo entrenamiento, y después efectuaron tres sesiones de prácticas.
El sábado próximo, con la disputa de la sexta fecha, se reanudará la competencia principal de la URBA y nada más habrá otra interrupción (el 10 de septiembre, entre la 8a. y 9a. jornadas) antes de las semifinales. Se viene el segmento decisivo para todos, y la manera en que se aprovechó la pausa puede ser determinante en el destino de los protagonistas.
Por Santiago Roccetti