Por cuarto año consecutivo, el conjunto sanisidrense accedió a la definición; dejaron en el camino a Alumni por 25-16 y van en busca del tetracampeonato.
Parece una película repetida, al menos porque uno de los protagonistas se repite como por inercia. La hegemonía del SIC es implacable: nuevamente está en la final del certamen bonaerense. Las coincidencias incluyen a Alumni, que otra vez claudicó, como en la final de 2004. En una exhibición de su fortaleza mental y sapiencia para este tipo de compromisos, los Zanjeros pasaron sin demasiados sobresaltos el desafío de dar el penúltimo paso para retener la corona, al imponerse en el primer turno de las semifinales por 25-16 (el parcial lo perdió 6-3).
No tuvo un rendimiento descollante el SIC, pero sí absolutamente convincente. Nunca perdió la línea, no se desesperó y supo aguardar su oportunidad para desbordar a un oponente que se mostró como reprimido, sin determinación para dar el zarpazo cuando el marcador estaba en su favor. El conjunto de Tortuguitas respetó en demasía al defensor del título, y cuando se animó, Serra ya había dictado la sentencia. Resultado: otra decepción para el conjunto rojiblanco, pues por tercera temporada seguida se quedó sin nada: en 2003 cayó en las semifinales ante el CASI (31-7) y el año último tropezó en el cotejo decisivo con el SIC (36-16).
Como se presumía entre dos formaciones con forwards batalladores, las acciones se dieron bastante cerradas durante gran parte del encuentro. En el primer parcial, los vencedores alcanzaron cierto control territorial, pero no pudieron sortear la defensa adversaria (Freixas estuvo cerca de apoyar). Alumni buscó el in-goal, y la situación más peligrosa se dio con una arremetida de Caratti, sacado de la cancha con lo justo por Vitale. En esa escena de lucha y fricción, sólo los pateadores, a pesar del viento arremolinado, agitaron el tanteador. Van der Ghote acertó dos de sus tres intentos, mientras que Serra convirtió uno de tres.
Pese a esa leve ventaja -no desde el juego-, Alumni no consolidó su estabilidad, careció de capacidad de resolución. Además, cometió demasiadas infracciones, y eso lo dejó en dos oportunidades con un hombre de menos, por las amonestaciones de Neyra y de Mazzoni (su rival se quedó sin Artese).
Mientras los de Tortuguitas no encontraban el rumbo, el SIC jamás resignó su aplomo, su oficio. La segunda etapa arrancó a puro try: primero con una intervención fulgurante de Freixas -desde un scrum robado-, y luego Moresco, también a partir de un fijo. Hasta casi la media hora, los de Tortuguitas vencían por la mínima diferencia (11-10), aunque en ese lapso les faltó convicción, actitud para aferrarse a la victoria.
Ante la indecisión de su oponente, el SIC recobró fuerzas. En una réplica elaborada entre Roldán y Cilley, Serra apoyó su primera conquista, y después de un error de Van der Ghote -le interceptaron un pase a metros de su in-goal-, el fullback sanisidrense marcó por segunda vez. En nueve minutos, los Zanjeros dieron esas dos estocadas letales para lanzarse a la caza del tetracampeonato, nada menos que ante su clásico rival. Se viene una final electrizante.
Por Santiago Roccetti
De la Redacción de LA NACION
FEDERICO SERRA
Un as que siempre cumple
Uno de los puntales de la solvencia estructural del SIC se advierte en la seguridad que da desde el fondo su fullback. Federico Serra es garantía en varios aspectos: defensivamente, en ataque y como pateador (función en la que se afirmó). Ayer, el N° 15 sanisidrense resultó desequilibrante para dejar en el camino a Alumni; a pesar de que falló en dos intentos a los palos, marcó 20 puntos de su equipo (dos tries, dos penales y dos goles).