Los días siguen pasando en Stellenbosch, ciudad donde los Pampas XV hicieron base hace más de una semana y construyeron su fortaleza para prepararse para cada desafío de la Vodacom Cup. Y como toda semana de entrenamiento, también están los días de descanso, en donde los jugadores suelen rendirse ante los pies de los más apasionados hobbies, en este caso el tejo.
Por la mañana, luego de que cada jugador se fuera levantando sin horario fijo, los programas se comenzaron a proponer en este día dominical que se utilizó para calmar las aguas y recuperar fuerzas. Entre ruidos de platos, cubiertos y copas, los programas que más resonaron fueron ir a recorrer Ciudad del Cabo, playas al noroeste de Stellenbosch, sobre el Océano Atlántico, ir a un paseo de compras o trasladarse a la cercana ciudad de Strand para también disfrutar de las playas.
Finalmente, luego de una larga charla, y una vez que el postre entraba en escena en el comedor, se decidió por este último programa mencionado, ir a las playas de Strand. Lo llamativo de esta ciudad es que el significado del nombre es “playa” en el dialecto afrikaan. Está ubicada al pie de las montañas Hottentots Holland y sobre el extremo este de Flase Bay.
En una ciudad donde abunda el turismo local, algunos viven de la pesca y otros de las artesanías y objetos que se pueden vender en las ferias que se suelen armar sobre la vereda que bordea la costa, un grupo de argentinos llevó a la playa uno de los hobbies con más tradición veraniega, el tejo.
Tras un baño refrescante en el mar color turquesa, los jugadores se juntaron y empezaron a diagramar el “El Campeonato Mundial de Tejo”. Mientras Belisario Agulla fue en busca del juego, el cual es como un deporte nacional en las playas de la costa atlántica argentina, Miguel de Achával tomó la voz cantante y armó las llaves del torneo, con ronda de ganadores y perdedores.
Las parejas comenzaron a pasar, con victorias y derrotas, las gastadas empezaron a tomar vuelo para que el certamen fuera una gran atracción, en una playa en donde los niños locales solían corretear ida y vuelta al mar, y ahora se aglomeraban alrededor de la cancha, la cual fue delineada con el talón de algún firme pilar.
El sol fue bajando, algunos se retiraron cabizbajos a seguir disfrutando del mar. Otros, en cambio, se llenaban de gloría y continuaron avanzando por la llave. La puntería de las parejas, la cual es ejercida por un movimiento técnico entre el codo y la muñeca, se fue afinando cada vez más, sobre todo en aquellos jugadores que se acercaban a la gran final.
La pareja de Asociación Alumni, conformada por Miguel de Achával y Santiago González Iglesias, se llegó todos los laureles. Sus víctimas de la gran final fueron dos férreos jugadores formados en La Plata, el medioscrum Francisco Albarracín y el capitán Agustín Creevy.
Fue una tarde distinta, en donde la pelota de rugby, deporte oriundo de Inglaterra, se cambió por el tejo, juego con mucha tradición en las costas argentinas y que tiene varias similitudes con las bochas. A más de 6 mil kilómetros de distancia de su país, los jugadores se sintieron como en casa al practicar este hobbie.
UAR
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