En el corazón del Complejo Carcelario N° 1 “Francisco Luchesse”, se celebró el Tercer Torneo de Rugby Penitenciario. Más de 100 internos de Bouwer, San Francisco, Río Cuarto y Cruz del Eje compitieron en un evento que va más allá del deporte, demostrando el poder de la disciplina y los valores para la reinserción social.
En un escenario poco convencional, el patio del Módulo 2 de la cárcel de Bouwer se transformó en una cancha de rugby para celebrar la tercera edición del Torneo de Rugby en Establecimientos Penitenciarios de Córdoba. El evento, que reunió a alrededor de 100 internos, demostró ser una poderosa herramienta de resocialización, con un objetivo claro: ofrecer una nueva oportunidad a quienes buscan reinsertarse en la sociedad.
El certamen contó con la participación de cuatro equipos, cada uno representando a una de las cárceles de la provincia: Ruaj (Bouwer), Los Caranchos (San Francisco), Águilas (Río Cuarto) y Leones de Judá (Cruz del Eje). Antes de iniciar el juego, los jugadores, tomados de la mano, compartieron una oración que encapsulaba el espíritu del encuentro: “En el rugby vamos todos para adelante. Dejamos atrás los errores del pasado y buscamos esa H que significan ‘humildad’ y ‘honestidad’”.

Una baja histórica en la reincidencia
Las estadísticas hablan por sí solas. Según Julián López, Ministro de Justicia y Trabajo de Córdoba, en los centros penitenciarios donde los internos practican rugby, la reincidencia ha disminuido drásticamente del 70% al 5%. Este impactante dato subraya la efectividad del proyecto, que se apoya en cuatro pilares fundamentales: espiritualidad, deporte, estudio y trabajo. El pabellón de San Francisco, por ejemplo, se ha convertido en un modelo a seguir al albergar a los jugadores en un mismo lugar, sin importar su historial, fomentando así la unidad y el compañerismo.
El testimonio de un capitán
“Metal”, capitán del equipo Ruaj y un interno con más de 31 años de condena, compartió su conmovedor testimonio. Para él, el proyecto de rugby significó una transformación personal: “Hoy día no me encuentro en una prisión. Soy libre, me siento libre, mi espíritu, mi mente y mi cuerpo también. Soy un jugador de rugby”. “Metal” destacó cómo la disciplina del deporte, el respeto y la humildad se trasladaron del campo a su vida diaria en el pabellón, ayudándolo a recuperar la dignidad y a sentirse “una persona”.
El capitán de Ruaj, quien lleva más de tres años en el proyecto, concluyó su intervención con una frase que resonó en todos los presentes: “La vida te golpea, te taclea, pero te tenés que levantar por tu equipo”.
Más que un juego
El encuentro en Bouwer contó con la presencia de voluntarios, exjugadores, funcionarios del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y de la Unión Cordobesa de Rugby, cuyo presidente, Pablo Carballo, enfatizó el objetivo final del proyecto: “Buscamos que el día que salgan, los clubes de todo el país los reciban de brazos abiertos”.
Este torneo no fue solo una competencia, sino una manifestación de fe, de superación y de esperanza. Un evento que demuestra que, a través de los valores del rugby, la reinserción social no es una utopía, sino una meta alcanzable.
Por Lucía Cetti/Javier Colomer/Matías Calderón
Diario La Voz Del Interior